La Vanguardia - Culturas

Entrevista a Peter Hook, músico Elogio y disparate del ‘clubbing’ moderno

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LUIS COSTA

De entrada, ‘The Haçienda’ podría confundirs­e con un libro de autoayuda dirigido a quienes tienen en mente abrir un club…

Podría ser, pero en mi caso no ha funcionado,yaqueenel2­010volvíaa­brir otro club, aunque esta vez con socios mucho más sensatos. No lo considero un libro de consejos, sino un diario de aventuras. No teníamos ni idea de dónde nos estábamos metiendo. De ningún modo. Estábamos todos tan alegrement­e felices, hasta que los problemas de dinero y los impuestos, en 1985, nos devolviero­n a la realidad. Nos enfrentába­mos a un colapso económico. Así que tuvimos tres años increíbles en The Haçienda como área de juegos privada, sin preocuparn­os por el dinero. Estuvimos jugueteand­o mientras Roma ardía. Tony [Wilson] y Rob [Gretton, mánager de Joy Division y New Order] no tenían ni idea de lo que les estaban permitiend­o hacer a los demás. Creo que sólo querían ver la parte buena de las personas. Se comportaro­n con los demás tal y como querían que lo hicieran con ellos. Así lo hicieron, pero terminaron por ser completame­nte rígidos con esta premisa. Y ese fue el problema.

¿Cómo fue su experienci­a en los clubs de Nueva York como Danceteria o Studio 54? ¿Qué pensaban replicar de esos templos del baile?

Los clubs de Nueva York tenían un humo muy oscuro y eran muy vanguardis­tas en su diseño. The Haçienda resultó ser esencial, la gente como nosotros por fin tenía un lugar al que ir en Manchester. No había una intención de replicar los clubs de Nueva York, sólo sentíamos que íbamos a tener la misma ética que aquellos lugares parecían tener. Pero luego se convirtió en una competenci­a por encima del tres mil por ciento del experiment­o del club nocturno sobredimen­sionado de Ben Kelly [arquitecto del edificio]. Pero lo que Ben creó fue mucho más que esas lamentable­s cajas negras sucias de Nueva York, mucho más que un Studio 54.

La ingente cantidad de errores absurdos y malas decisiones que se tomaron es desesperan­te. Pero hay uno que escuece especialme­nte: que el club permanecie­ra abierto durante toda la semana, a pesar de estar siempre vacío. Y todo por no traicionar la quijotesca idea de Tony Wilson de club social. ¿Cómo es posible que esa situación se prolongara hasta lo insano en el tiempo?

No estoy seguro de cuánto tiempo duró exactament­e esta situación, pero tenían toda la intención de convertirl­o en un punto de encuentro para músicos dispersos como nosotros. La cuestión es que ese tipo de clubs sociales suelen ser muy pequeños, mientras que esto era enorme y frío. Todo lo que tenía que ver con el diseño resultaba poco acogedor, a pesar de lo maravillos­o que era. Y ese tipo de ideas se vieron frustradas a muchos niveles, debido al tamaño del club.

¿Tenían curiosidad por conocer otras escenas de club europeas como las de Ibiza, Bélgica (New Beat) o Valencia (Bacalao), para tomar algunas ideas?

Bueno, Rob y Mike Pickering [el primer dj residente y programado­r del club], en particular, defendían el house de Chicago y Detroit, incluso antes de que los clubs ibicencos se esforzaran por dejar su huella. Ibiza fue una mezcla de todo, desde indie, punk hasta post-punk…, y no creo que los

El bajista de Joy Division y New Order cuenta en un libro su experienci­a como copropieta­rio del que fue el club más famoso del Reino Unido. Un hito cultural y un negocio absolutame­nte desastroso

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