Cómo piensa el mundo y cómo pensamos nosotros
El filósofo Julian Baggini establece un interesante recorrido por las distintas escuelas de pensamiento y constata la necesidad de abrir la mirada occidental a otras culturas y tradiciones para completar la visión de nuestro mundo
Han sido muchos los que, desde el mundo político y cultural, han pedido dejar atrás la suficiencia intelectual occidental con respecto a otras culturas. La fuerza de la razón y la Ilustración que han definido el mundo occidental se percibe, por los más críticos, como errónea para seguir respondiendo a la pregunta sobre cómo debemos estar en el mundo. Sin embargo, esta autocrítica no puede obviar la capacidad que ha tenido la cultura occidental de liderar en distintos campos, como son la filosofía, el arte, la ciencia, la astronomía, las matemáticas o la arquitectura, a lo largo de la historia.
En su ensayo La ética protestante y el espíritu del capitalismo, el filósofo alemán Max Weber se pregunta ¿qué serie de circunstancias han determinado que precisamente y sólo en Occidente hayan nacido ciertos fenómenos culturales, que al menos, tal como solemos representárnoslos, parecen marcar una dirección evolutiva de universal alcance y validez? En su introducción, Weber señala, a modo de ejemplo: “En China hubo productos del arte tipográfico; pero sólo en Occidente ha nacido una literatura impresa, destinada a la impresión y sólo viable por ella...”. Este hecho se repite en muchos ámbitos, entre otros, en las matemáticas, en la geometría, en la química, en el derecho, en la política, en la arquitectura o en la economía. En todos ellos, el impulso inicial nació en Babilonia, India, China, Japón o el islam, pero fue Occidente el único capaz de culminarlas y hacérselas suyas.
Tanto la visión crítica sobre la aportación de Occidente al mundo como la que destaca sus aspectos positivos ponen sobre la mesa una pregunta clave, que es determinar si hoy es posible explicar el mundo desde una sola tradición cultural y filosófica. La respuesta nos la ofrece el ensayo Cómo piensa el mundo del filósofo Julian Baggini. En él, Baggini, situado en el campo de los filósofos divulgativos y fundador de The Philosophers’ Magazine, establece un interesante recorrido por las distintas tradiciones culturales que permita orientar mejor las enseñanzas de las distintas escuelas de pensamiento.
El ensayo se estructura en cinco partes: la primera es preguntarse “¿cómo conoce el mundo?”; en ella, nos lleva a analizar distintas tradiciones culturales, que van desde la India, China, Japón, el Islam y Occidente, para establecer un punto de partida y tener así una visión del mundo que nos permita enfrentarnos a él. La segunda es “¿cómo es el mundo?”; a partir de ella, nos hace avanzar en conceptos que se han consolidado en nuestra forma de comprender la realidad y el plano de la percepción, como son el tiempo, el karma, el vacío, el naturalismo El autor plasma las positivas consecuencias que supone abrir la mentalidad occidental a otras culturas para completar su visión del mundo o la unidad. La tercera es “¿quiénes somos en el mundo?”; aquí contrapone los distintos yo que se expresan en diversas culturas; en Occidente ha primado un yo individual y en Oriente un yo colectivo. La cuarta pregunta, “¿cómo vive el mundo?”, muestra cómo desde las diversas tradiciones se han forjado valores que definen nuestra visión de las cosas; valores como la virtud, la armonía, la liberación o la imparcialidad. En el quinto apartado, el autor señala las positivas consecuencias que supone abrir la mentalidad occidental a otras culturas para completar su visión del mundo.
Estas cinco partes se reducen a una constatación: necesitamos abrir nuestra mirada occidental a la percepción intuitiva, la revelación y la religión. Julian Baggini nos lleva a advertir que el factor clave de desarrollo en China, Japón y Corea se basa en la armonía, en “la creencia de que el bien supremo es un mundo ordenado en el que las familias, las aldeas y los estados mantienen unos con otros la relación adecuada”. Tanto el budismo, como el taoísmo o el confucionismo se orientan hacia una búsqueda de perfección del gesto, de la armonía, la belleza y el tiempo. La filosofía india se centra en alcanzar la salvación. Tan importante es el control del cuerpo como el intelecto: “La postura y la respiración son de suma importancia si queremos ingresar en el estado mental adecuado para ver a través de la ilusión”. Es una cultura que busca desprenderse de lo material para alcanzar el nirvana.
El Corán es el lugar donde se muestra la experiencia de pensar y de interpretar la religión del islam. Es un sistema donde “ha sido imposible divorciar la filosofía islámica de la teología”. La legibilidad del mundo está basada en buscar el camino más adecuado para vivir y enfrentarse con la muerte, más que en alcanzar la verdad. La filosofía occidental, en cambio, “está orientada a la búsqueda de la verdad” y a intentar vivir con ella.
La búsqueda de la verdad marca la diferencia entre Occidente y otras tradiciones filosóficas. En la filosofía occidental lo sustancial son “los buscadores de la verdad”; encontrar la medida, el sistema, el cálculo para dotarnos de elementos que nos orienten hacia el rigor y la objetividad para conocer el universo. Al preguntarse Baggini ¿consiste fundamentalmente la filosofía en definir el mundo o en tratar de navegar por él? Responde: ambos objetivos están relacionados.
La tradición oriental se centra en buscar la perfección del gesto, de la armonía, la belleza y el tiempo