Entre el amor y la lucha
Novela Ángela Becerra da voz y figura a Betsabé Espinal, la joven colombiana que lideró con 23 años la primera huelga de obreras en Latinoamérica
INÉS MACPHERSON
Hay mujeres que merecen una historia, y eso es lo que le ha ofrecido Ángela Becerra (Cali, 1957) a Betsabé Espinal, una joven colombiana que, con tan sólo veintitrés años, lideró la primera huelga de obreras en Latinoamérica, a principios del siglo XX. Como ocurrió con tantas otras mujeres de esa y otras épocas, su vida se esfumó en la tierra y más allá de su fecha de nacimiento y de su muerte, poco más se sabía. Por eso Becerra quiso darle voz a su figura y le imaginó una historia de amor, amistad y lucha que le ha valido el premio de novela Fernando Lara 2019 y que se suma a los otros galardones que esta veterana autora ha conseguido en los últimos años.
A partir de los escasos datos que tenía, Becerra, que ya ha demostrado con anterioridad su capacidad para crear personajes femeninos, ha construido un relato que no buscaba únicamente explicar la historia de una mujer, sino la de muchas. Quizás por eso la narración gira entorno a la vida y la amistad de dos hermanas de leche, Betsabé Espinal y Capitolina Mejía, una pobre y la otra rica, cuya realidad, a pesar de las diferencias económicas y familiares, está marcada por la misma invisibilidad a la que estaba sometida la mujer. Como contraposición a esas vidas encerradas a las que estaban condenadas las mujeres en todos los ámbitos, aparece la figura de Emmanuel, un joven francés cuya libertad de movimientos permite al lector empaparse de la vida artística y nocturna de París y, más tarde, de la de Colombia. Los caminos de estos tres jóvenes se cruzan y, a partir de ese momento, todo cambia. El amor y la pasión, la perseverancia y la lucha, el sacrificio y los ideales se entremezclan para crear una red que los sostiene a través del tiempo y la distancia, demostrando que el destino sabe cómo jugar sus cartas.
Ese triángulo amoroso y vital le permite a la autora crear una historia con toques oníricos que intenta plasmar a través de sus distintos personajes los cambios que estaba viviendo el mundo en aquella época y la necesidad de libertad que crecía en el corazón de las mujeres. Si desde la mirada de la joven Betsabé nos ofrece un retrato cruel de las condiciones de explotación y abusos que sufrían las trabajadoras en manos de los patrones y desde la de Capitolina vemos esa sociedad burguesa aferrada todavía a las apariencias y que rechaza a su propia hija por ser distinta, con el personaje de Emmanuel nos enfrentamos a la dicotomía entre los dos mundos, el de la tradición y la revolución, el del deber y los sueños.
Ya en las primeras páginas de Algún día, hoy nos encontramos con el estilo característico de la autora, cuya prosa sensorial intenta transmitir los sabores y los olores, las emociones que palpitan en la historia. El ambiente onírico y mágico que envuelve la figura de Betsabé, pues su nacimiento tiene algo de ancestral, de criatura de la tierra, con ese olor a musgo y esa tormenta que se le cuela por dentro y hace que se convierta en una mujer
Narra los cambios que vivía el mundo y la necesidad de libertad que crecía en el corazón de las mujeres
con fuerza, encuentra el equilibrio en la descripción de la rutina rígida de la casa y de la fábrica. De esta manera, Becerra ofrece un relato que sabe a cuento y a novela, a realidad soñada pero también vivida, pues la lucha por la dignidad que nos transmite fue y sigue siendo real.
Ángela Becerra Algún día, hoy
PLANETA. 816 PÁGINAS. 22,90 EUROS