La alegría de leer
Ensayo Melero, el gran bibliófilo aragonés, nos descubre su biblioteca personal en una serie de textos que permiten un gran viaje por la literatura
JUAN MARQUÉS
Hace años, cuando conocí a José Luis Melero, pensé que un editor inteligente debería encargarle un catálogo razonado de su biblioteca, esto es, el listado de los cuarenta mil libros que posee pero comentado cada uno con unas pocas líneas que explicasen su procedencia, algún detalle de su edición, un secreto que diese cuenta de su discreto valor, de su peculiaridad, de su menuda o inmensamagia.Ylociertoesqueloslibros en los que desde entonces ha ido recogiendo sus populares columnas del Heraldo de Aragón vienen a ser algo muy parecido a aquella idea, y poco a poco, año tras año, va ofreciéndonos pequeñas historias, sucesos olvidados, semblanzas mínimas… que, como quien no quiere la cosa, están empezando a componer un retablo cultural de importancia muy notable, un modesto monumento a lo mejor de lo que hemos heredado (y, en ocasiones, un lamento de lo peor).
Lo que trae El lector incorregible
es lo que antes obtuvimos en La vida de los libros, Escritores y escrituras y El tenedor de libros, esto es, algunas columnas que tienen casi sabor de exemplum medieval, con su enseñanza formulada de una forma limpia, directa, pero otras son más sarcásticas, o más justicieras (en el mejor sentido de la palabra, pues rescatan episodios de decencia civil o publicaciones meritorias), o más José Luis Melero emocionantes. Autores muy conocidos como Machado o Cernuda conviven en este tomo con otros más anónimos y arrinconados, como Luys Santa Marina, José Luis Hidalgo o Ildefonso-Manuel Gil. Muchas columnas despliegan su humilde erudición (especialmente en temas aragoneses, como ese estupendo y reparador repaso a los viejos catedráticos locales), expuesta siempre sin presunciones, y en otras disfrutamos con el Melero humorista, terreno que va ganando espacio (y calidad) en las páginas del autor. Quién supiera escribir de Melero a la manera de Melero, que es como sus textos: ecuménico, generoso,
Autores como Machado o Cernuda conviven en este tomo con otros más anónimos y arrinconados
amigo de todos, de vocación feliz.
Y es que menudo no leemos para buscar la felicidad sino que lo hacemos desde ella, con la alegría no como horizonte sino como punto de partida. En esa actitud José Luis Melero es un maestro, y lo mejor es quelacontagiacomopocos.
José Luis Melero
El tenedor de libros
ZARAGOZA, XORDICA. 224 PÁGINAS. 16,95 EUROS