Profesión: soñadora
Biografía Narradora, vinculada al mundo del arte, Maria Dolors Orriols fue una precursora de la autoficción en Barcelona, en los cincuenta
Maria Dolors Orriols, en los años cuarenta, en su estudio Rosa Maria Arquimbau, que cuando quería era una arpía, tiene un retrato pérfido de Maria Dolors Orriols (Vic, 1914-Barcelona, 2008). Anna Murià le ha escrito desde México preguntando por ella. “Està casada amb un metge i va sempre acompanyada d’un altre metge. Reuneix gent a casa seva, hi llegeixen i hi berenen sovint. Alta, prima, una mica masculina, no va mai gaire coqueta de vestits ni maquillatges. Té més amistats masculines que femenines. No sembla gaire enraonadora i més aviat sembla una mica esquerpa. És rossa d’un color fosc, tenyit”. Y entonces hurga un poco con la uña pintada: “T’ha agradat el retrat que te’n faig? Te’n fas una idea? Ja em penso per què m’ho preguntes i, més o menys, endevino per on t’ha arribat el seu nom. La gent amiga nostra (teva i meva d’abans) no la tracta gaire, és una cosa nova, com et dic, i més aviat freqüenta uns altres mitjans diferents. Jo no la conec per això. Jo segueixo tractant la gent d’abans, comprens?”.
Error: Anna Murià y su marido Agustí Bartra estaban enamorados de Orriols. Habían leído un libro suyo, que les había gustado: confiaban en ella. Que hubiera conseguido sacar una revista en catalán, en pleno franquismo (Aplec, de la que se publicó un solo número) no la convertía en sospechosa. Al contrario: era una demostración de independencia y carácter.
En cualquier caso, la carta de Arquimbau, escrita en 1953, explica la excepcionalidad de Orriols. Nació en 1914. Era de la generación de Salvador Espriu, Joan Vinyoli, Ignasi Agustí, Joan Teixidor o Josep M. Boix Selva: la generación partida. Pero era una chiquilla de Vic que, por unas circunstancias excepcionales, se había liado y casado (¡con quince años!) con un médico calavera. El marido volvió a las andadas y se distanciaron. Leer y escribir fueron maneras de ser ella misma. El ingeniero Alexandre Riera fue su Pigmalión y Josep Pous i Pagès le dio un empujoncito para que se decidiera a publicar. Visto desde fuera era un poco raro. Por un lado, el marido no podía ejercer porque estaba represaliado. Por el otro, los Orriols eran una familia de Vic muy influyente. Tenía un hermano falangista. Durante unas vacaciones en Alicante conoció al censor Juan Beneyto, que le facilitó el trato con la censura. En los años cincuenta entró en el mundo del arte y tuvo una actividad social remarcable. Destaca la relación con el escultor Marcel Martí, una figura interesante, hoy olvidada, y su participación en el Museu d’Art Contemporani de la cúpula del Coliseum (cuyos fondos han terminado en el Museu Víctor Balaguer de Vilanova, por cierto) con Alexandre Cirici i Pellicer.
Orriols era un personaje muy desconocido. Montserrat Bacardí (Ciutadilla, el Urgell, 1962) ha escrito un retrato vivo y lleno de contrastes, a partir de los materiales inéditos que conservaba su hijo, el físico nuclear y también escritor Antoni Lloret. Reconstruye la excepcionalidad literaria de Orriols, comparable a la de Cèlia Suñol y Maria Aurèlia Capmany, las primeras narradoras catalanas de la posguerra. Pone el foco sobre dos novelas: El riu i els inconscients, escrita en los años cincuenta, para la que contó con la ayuda y consejo de la pareja Bartra-Murià, y Petjades sota l’aigua, que es una precursora de las actuales novelas de pantanos, Camí de Sirga de Jesús Moncada y Allò que va passar a Cardós de Ramon Solsona. Bacardí pasa revista al lugar de las mujeres en la posguerra, la búsqueda de un espacio vital, la habitación propia. Era una pieza que faltaba y ahora faltaría que algunos libros de Orriols se reeditaran, que circularan y que la gentelospudieraleer.
Bacardí pasa revista al lugar de las mujeres, la búsqueda de un espacio vital, la habitación propia
Montserrat Bacardí Maria Dolors Orriols, viure i escriure EUMO. 220 PÁGINAS. 19 EUROS