Las mil caras de la crisis
Novela Inmobiliaria
La crisis se cebó en toda la sociedad, pero fue en el sector de la construcción, en un momento determinado los países del mundo que más cemento empleaban eran España y China, donde ésta adquirió caracteres dramáticos, pasando los albañiles de ser mano de obra bien pagada a convertirse en temporeros al modo de los campesinos de la España latifundista de otros tiempos. Con los arquitectos, las estrellas de la posmodernidad en los ochenta, sucedió otro tanto. Jacobo Armero (Madrid, 1969) era uno de tantos en los que se cebó la crisis y terminó reconvirtiéndose en agente inmobiliario que, amén de ser muy práctico, actúa como metáfora maravillosa de ese naturalismo zolesco al que nos ha llevado la crisis donde un arquitecto pasa de creerse émulo de Mies al de apostar por vender cubículos cuanto más caros mejor al común de los paisanos.
No recuerdo quién dijo que al final cualquier profesión termina convirtiéndose en una oficina. Armero ha logrado con estas memorias noveladas realizar una suerte de conjuro a ese destino aciago y el modo de hacerlo ha sido actuar como si ello estuviese ya previsto, por sabido. Este libro es un libro personal, hasta ahí podíamos llegar en unas memorias, pero es uno de los escritos que mejor han reflejado qué era eso de la crisis y el aspecto de Leviatán en que terminó convirtiéndose. Y la verdad es que es significativo que algo que ha determinado nuestras vidas y cuyas consecuencias desconocemos, haya tenido tan poco reflejo en la narrativa española de los últimos años. Por suerte aún nos quedan libros de este jaez.
El libro, como no podía ser menos, rebosa humor, único modo de conjurar el desastre y en estas meLa crisis se cebó en el sector de la construcción