Cuerpo y mundo
Ensayo Paul B. Preciado recoge sus “crónicas del cruce”, los artículos que ha escrito durante su proceso de transición de género
ALBERT LLADÓ
Como si fuera la encarnación de una novela de Ursula K. Le Guin, el filósofo y comisario de arte Paul B. Preciado (Burgos, 1970) ha habitado Urano, el planeta más frío del sistema solar, interpretando el titán que nace sin necesidad de inseminación ni apareamiento, durante los cinco años que recorren estas “crónicas del cruce”. Los textos a veces toman forma de tentativa o de reflexión, y otras veces de manifiesto o panfleto. Pero, en todos ellos, el autor se nos presenta como disidente frente a un sistema que nos separa binariamente en géneros sexuales clausurados.
“Mi condición trans es una nueva forma de uranismo”, nos explica Preciado, que adopta el término de Karl Heinrich Ulrichs, quien lo acuña en 1864 para referirse a lo que entonces denominaban “amores del tercer sexo”. A partir de ahí, el autor, en artículos que ha ido publicando en medios como Libération, se propone inventar nuevos códigos, traducir la diferencia, y escapar de una dualidad que considera falsa y coercitiva. Es entonces cuando los ensayos aportan mayor profundidad. “Lo que denominamos subjetividad no es sino la cicatriz que deja el corte en la multiplicidad de lo que habríamos podido ser”, apunta.
El pensador comienza a experimentar con la testosterona para ir deshaciendo, poco a poco, la identidad que le ha sido asignada. Lo que persigue Preciado, que finalmente decidirá cambiar el nombre de Beatriz por el de Paul, y solicitar una reasignación de género, es “fabricar un cuerpo como se fabrica una máquina revolucionaria”. Pronto se da cuenta que no es él únicamente quien está transitando, sino que todos estamos inmersos en una mutación epistemológica que afecta a la ciencia, la técnica, el mercado o la política. Esa lectura comparada, entre cuerpo y mundo, es desde donde el autor tiene más capacidad para realizar preguntas que interpelen al lector.
Es especialmente interesante el artículo Marcos Forever, donde el autor recuerda al subcomandante zapatista que, con su pasamontañas y su pipa, ha conseguido construir la voz del rebelde sin rostro y sin ego. Incluso, en pleno proceso de transición, Preciado dice que adoptará su nombre, Marcos, como una “ficción política viva” que resiste a la norma. Según él mismo cuenta, los activistas latinoamericanos tildarán la decisión de Preciado como un gesto colonial. Un gesto, reconoce, que responde a la “vanidad personal”, pero también que resulta una “búsqueda desesperada de protección”.
“Llegó la hora de someter a Foucault a una dieta tullido-queer”. Paul B. Preciado no es un autor raPaul B. Preciado es filósofo