Entrevista a “Queremos cambiar el estándar de la belleza”
Arriba, ‘Drawing on the water surface created by dance of Koi and People-Infinity’. Abajo, ‘Universe of water particles on a rock where people gather’. gracias al público: miles de mariposas aparecen o desaparecen cuando el visitante toca las paredes, una evolución en tiempo real que depende de la interacción y que forma agrupaciones de gran belleza que no se repiten nunca, cada acción da lugar a una reacción única. De esta manera, cualquiera puede convertirse en el artista creador de las imágenes, su ausencia de acción tiene como resultado la ausencia de proyección, es decir, de la obra, de la misma manera que cada persona tiene la capacidad de relacionarse con la naturaleza y actuar sobre el frágil equilibrio que mantenemos con ella.
La tercera instalación, Enso– Cold light (2018), reinterpreta la caligrafía tradicional japonesa Enso, que significa justamente círculo, y en el zen se vincula a un estado de la mente en que se liberan el cuerpo y el espíritu para que puedan crear. La práctica zen consistente dejarse ir y en dibujar un círculo mediante una sola pincelada, sin que haya posibilidad de rehacerlo ni completarlo. El círculo fluye libremente. Aquí esta práctica se convierte en una especie de caligrafía espacial, que se lleva a cabo en un pequeño espacio de las salas: el círculo queda suspendido en el espacio en un movimiento tridimensional que se puede observar desde diferentes puntos de vista, variando así en función de la situación del espectador.
Explican desde teamLab que en la pintura japonesa premoderna, el agua, los ríos, mares, se expresaban mediante una serie de líneas que sugerían vida. “Dentro de Black waves, la gente puede sentir que las fronteras entre ellos mismos y las olas desaparecen. Las fronteras entre nosotros y la naturaleza se difuminan”.Asíes.
teamLab
ESPACIO FUNDACIÓN TELEFÓNICA. MADRID.WWW.ESPACIO.FUNDACIONTELEFONICA.COM. HASTA EL 1 DE SEPTIEMBRE SYLVIA MARTÍ
Los pies descalzos, los vaqueros recogidos por encima de las rodillas, el móvil resguardado en una pulcra funda plastificada… Para descubrir el teamLab Planets en Tokio hay que andar sobre el agua, abrir la mente y agudizar los sentidos. Un banco de luminosos y coloridos peces koi –virtuales, por supuesto–, serpentea entre las piernas sensibles al movimiento del visitante y, detrás de una puerta oscura, un mundo de ilusiones ópticas y una envolvente lluvia digital de pétalos y flores provoca un espontáneo “Ohhhh” de admiración colectivo. En los museos de teamLab no hay perspectivas únicas y se rompe el concepto tradicional del espectador pasivo. En pleno debate del museo como experiencia, ellos van un paso más allá y proponen una inmersión total en instalaciones interactivas de gran formato a las que la tecnología libera de sus limitaciones físicas. Y el resultado es sorprendente, divertido y sí, emocionante.
teamLab, fundado por el ingeniero matemático Toshiyuki Inoko en el 2001, es un colectivo de arte multidisciplinario en el que conviven creadores de animación digital, ingenieros, arquitectos, diseñadores gráficos y matemáticos. Varios centenares de ultratecnólogos, según su propia definición, que hasta responden a las entrevistas de forma conjunta. >