La Vanguardia - Culturas

Lo que viene

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En su cuarta temporada, la 2019-2020, regresan algunos de los artistas asociados a Kamikaze, como Pablo Remón, que dirige y escribe Las ficciones, historias en torno a tres actrices que encarnan Irene Escolar, Carmen Machi y Bárbara Lennie; Pascal Rambert, con José, un texto escrito expresamen­te para este teatro, o Pablo Messiez, que escribe y dirige Las canciones. Muy esperados son también La leyenda del tiempo, versión sobre Así que pasen cinco años de Lorca dirigida por Darío Facal y Carlota Ferrer, y Traición, una de las grandes obras de Harold Pinter dirigida por Israel Elejalde. En la sala del Ambigú se podrán ver proyectos en formato más pequeño pero con mucho alcance, en los que el paso de la adolescenc­ia al mundo adulto y las marcas de género e identidad sexual están especialme­nte presentes. Y los Kamikaze se muestran satisfecho­s, por poner en pie un teatro que conmueve y que refleja el tiempo que vivimos. ‘MISÁNTROPO’ Versión de Miguel del Arco del clásico francés de Molière, que traslada los personajes al siglo XXI EL EQUIPO De izquierda a derecha, el equipo fundador del proyecto Kamikaze: Miguel del Arco, Jordi Buxó, Israel Elejalde y Aitor Tejada llenaron el vestíbulo del Teatro Lara en todas las funciones y estuvieron cuatro años de gira. Después llegarían otros hitos como Antígona, Juicio a una zorra ,o Ifigenia en Vallecas.

Miguel del Arco recuerda con nostalgia aquella época frenética de actividad, pero tranquila hasta que se les cruza en el camino la idea de un teatro, de tener un espacio propio. El Pavón se quedaba libre tras el traslado de la Compañía Nacional de Teatro Clásico al nuevo Teatro de la Comedia. “¿Y si hacemos la locura?”. Porque todos les decían que era una locura. Pero ellos, sin fisuras, decidieron tener un teatro.

Lo abren sin ninguna experienci­a, aprendiend­o a golpes lo que es un calendario laboral o los cálculos de taquilla, y pasando del vértigo inconscien­te al susto, a veces a una cierta depresión, con un gran sacrificio personal. Pero no desfallece­n. En tres años de programaci­ón muy diversa y de gran calidad, han puesto en escena más de ochenta obras, entre nuevas produccion­es y reposicion­es, y sus cuidados montajes ejemplific­an a la perfección aquello de que la necesidad agudiza el ingenio.

Pese a haberse consolidad­o como referentes y contar con el apoyo y la admiración de un público fiel, las cuentasnos­alen,porqueelal­quileres imposible e innegociab­le. Les duele la precarieda­d y esa constante espada de Damocles sobre sus haciendas. Pero aman lo que hacen, su plena libertad, la falta de trabas administra­tivas o burocrátic­as. Las ayudas públicas son escasas, aunque lo que de verdad desean es que el Ayuntamien­to de Madrid les ceda uno de esos espacios escénicos vacíos o casi en desuso que se encuentran en la capital, al modo de lo que ha conseguido la Sala Beckett en Barcelona. Lo pidieron y lo seguirán pidiendo. Lo merecen.

Lavocación­públicadel­TeatroKami­kaze es la que vertebra sus acciones. Los precios de las entradas son populares y construyen una política de apoyo a la dramaturgi­a contemporá­nea a través de sus residencia­s de creación, de sus becas de dramaturgi­a o de las lecturas dramatizad­as. Hay una actividad constante, funciones escolares, ensayos con público, talleres, conferenci­as, formación. Se esfuerzan en realizar giras por toda España, si bien se quejan de ir muy poco a Catalunya, incluso cuando cuentan con actores o directores catalanes. Así por ejemplo Jauría, que ha tenido un enorme éxito en Madrid, escrita por Jordi Casanovas, sobre la transcripc­ión del juicio a La Manada, va a hacer una larga gira pero no se podrá ver en Barcelona.

Si pensamos en la dosis de locura que supone poner en marcha un teatro que no se amolde al circuito comercial, con vocación pública y cuya subsistenc­ia se vea abocada al heroísmo, quizá podríamos mirar a los Kamikaze bajo el prisma de la aventura quijotesca, enfrentánd­ose sin esperanza a un ideal o un sueño. Pero no. Los Kamikaze son valientes, se quieren, se respetan, luchan y se apoyan en esa pulsión que comparten de profundo amor al teatro. El molde de esta aventura es el de la amistad por encima de todo y pese a todo, así que su historia es en realidad la de los tres mosquetero­s que, como todo el mundosabe,erancuatro.Largavida.

‘LA FUNCIÓN POR HACER’ Primera obra de la compañía a partir de Pirandello, ganadora de siete premios Max; ha cumplido una década

El alquiler hace muy difícil sostener este teatro privado, plural y comprometi­do con la libertad de creación

La vocación pública vertebra sus acciones, con residencia­s de creación y becas de apoyo a la dramaturgi­a

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