Literatura en tierra de nadie
Ensayo Jordi Ibáñez Fanés dialoga con su madre y sus amigos sobre la vejez, el arte, la fe y la ley moral, el sexo y el amor. Entre la narración y la filosofía
El monasterio de Sant Miquel de Cuixà, escenario de uno de los movimientos de ‘Un quartet’ Este es un libro de alta cultura. Jordi Ibáñez Fanés es el hijo menor del periodista Manuel Ibáñez Escofet, un hombre importante en la Catalunya de los años del franquismo y la transición. Quizás por estos antecedentes familiares o por su preparación universitaria (es doctor en Filología Germánica y profesor de Estética y Teoría de las Artes en el departamento de Humanidades de la Universitat Pompeu Fabra) nunca ha sido del grupo de los baby boomers. Nació en Barcelona en 1962, pero su lugar está junto a los autores vinculados al Col·legi de Filosofia: Jaume Casals, Jordi Llovet, Antoni Marí, Josep Ramoneda, Xavier Rubert de Ventós. De todos ellos es el que ha tenido más vocación literaria, que se ha traducido en tres libros de poemas y una novela filosófica: Una vida al carrer, del 2004.
Un quartet tiene un arranque espléndido, con un retrato de su madre, Maria Fanés, a los 96 años. Empieza con una imagen cotidiana, que es al mismo tiempo onírica: Ibáñez quiere tener un perrito, ya se ve por la nieve con él, pero la madre le dice que se espere a que haya muerto. De aquí arranca una reflexión sobre la vejez. La idea de la levedad del cuerpo. Las conversaciones delirantes en la consulta del médico y con los taxistas. La idea del agujero negro de la muerte, abordado con una naturalidad que El escritor Jordi Ibáñez Fanés
desarma (cuando habla de ella con las amigasyespeculansobrequiénmorirá primero). Desde la convicción recurrente de que el mundo que cuenta es el mundo del pasado y que “el que veiem com un món d’avui és una cosa desballestada i en un estat de permanent desequilibri i precol·lapse”.
Las cuatro historias se encadenan. A final de la primera parte la madre toca el piano de una manera conmovedora: con todo el cuerpo. La segunda empieza con una larga conversación con un amigo sobre pianistas, que es una reflexión sobre la complejidad de las interpretaciones (en el doble sentido, musical y hermenéutico). Empiezan con una merienda y termina con una gran bouffe en un restaurante italiano y con una buena turca. En esta conversación encontramos momentos narrativamente brillantes: cuando hablan de la performance de Harpo Marx, que toca Rajmáninov y acaba desguazando el piano para extraer el arpa que lleva dentro o la historia de un seudoTorres-Garcia, que da pie a hablar sobre el juicio artístico, la autenticidad y la admiración. Una cola de esta historia conecta con la historia siguiente: un amigo, antiguo compañero de estudios musicales, se ha retirado al monasterio de Cuixà.
Esta tercera historia toca el tema fundamental. Ibáñez Fanés va a Cuixà a buscar al amigo. Introduce unas largas reflexiones sobre la fe y la ley moral, como corresponde al lugar y a la circunstancia. Nos ofrece una larga introducción sobre el monasterio, con dos anécdotas personales. La primera sobre la muerte aparente de su hermana, cuando era pequeña. Se encontró mal, la tumbaron en una cama y parecía muerta. La otra, sobre una visita de Ibáñez Escofet con Josep Pla. Entonces surge la pregunta. En este libro que tiene un componente psicoanalítico tan importante ¿dónde está el padre? Sexo y amor son el tema del cuarto movimiento, que tiene también algunas perlas, como la historia del seductor, que abandona a las mujeres porque lucha contra la muerte.
Ibáñez dice muchas cosas interesantes, que el lector tiene que ir pescando en un libro seguramente demasiado extenso. Y de estas cosas lo mejor son las historias y los ejemplos: cuando la narración abre el camino a la filosofía y la literatura encuentra su espacioenlatierradenadie.
Jordi Ibáñez Fanés
Un quartet
TUSQUETS. 365 PÁGINAS. 19 EUROS