‘Diamante’, entre la utopía, el thriller y la comedia
V.S.
La cola avanza lentamente porque el público tiene derecho a cargar uno de los 150 bancos apilados en la taquilla. La mayoría con el banco a cuestas baja hasta el inmenso subsuelo del Erste Bank Arena cedido a las Festwochen. A la izquierda, un coche, y enseguida la calle central de un pueblo con casas estilo chalet escandinavo. Es de noche, las casas de luces encendidas y grandes ventanales dejan ver lo que hacen los habitantes. Estamos en Diamante, un pueblo del noreste de Argentina a poco de celebrar su centenario.
Fundado por Emil Hügel –músico frustrado y dueño de la firma Goodwind, cuya central está en Alemania– para alojar a empleados de la compañía en su mayoría alemanes. Lo hizo construir en la selva a imagen y semejanza del pueblo sueco donde de niño iba de vacaciones. Ideado como utopía capitalista al igual que otras company towns del siglo XIX, conserva reglas particulares como que todos deben tocar un instrumento musical y hacer ejercicio físico juntos, a las que se sumaron el consumo de alimentos biológicos, bicicletas gratuitas y sesiones de meditación.
Los actores en las casas empiezan a moverse y el público, bancos a cuestas, se divide y entrecruza en todas direcciones para sentarse frente a alguna de las diez casas o el coche. Al acercarse a la casa elegida, gracias a altavoces se puede oír lo que dicen los personajes, y leer información en cintas deslizantes o carteles luminosos. De casa en casa los espectadores van conociendo las situaciones y relaciones personales de los habitantes, el enjambre de mentiras, deseos, pasado y planes secretos que los unen y desunen. Todos están en un punto de inflexión que provocará crisis y cambio, creándose un suspense de eficaz guión de cine.
Pareja de recién llegados, él la engaña con su jefa y piensa dejarla. Alguien torturado por haber atropellado y escapado se encuentra con el hijo del hombre que mató. Una pareja víctima de un robo está por acusar a un inocente. A veces los personajes salen de una casa y entran e interactúan en otra: todo tiene que coincidir, porque Diamante es un verdadero y exitoso trabajo de relojería. Todo sucede (en cinco horas y media) a lo largo de un año: en la primera parte, Verano, los espectadores ven once escenas que se desarrollan simultáneamente, en la segunda, Otoño, nueve, y en la tercera, Invierno, siete. Las escenas duran ocho minutos y se repiten once, nueve o siete veces respectivamente para que el público pueda verlas todas.
Al final todo ha cambiado: la mujer engañada pasa a ser jefa y humilla a su ex rival que tras perder su trabajo se derrumba en la escala social y acaba como prostituta. Están por realizarse elecciones y muchos traicionan sus ideales, otros recuperan su anarquismo, los adolescentes pasan de los hongos a una especie de secta religiosa, Goodwind quiebra, y Diamante está por desaparecer.