Mirar la locura a los ojos
Novela
ADA CASTELLS
Beckomberga. Oda a mi familia no es un libro complaciente, no es una lectura fácil, sería la antítesis de una novelita de verano, pero adentrarse en su estructura sin argumento ni cronología tiene su recompensa. Sara Stridsberg juega con un material de alto voltaje: nos abre las puertas de un hospital psiquiátrico de la mano de una niña que está a punto de cumplir 14 años y tiene el padre ingresado por depresión e intentos de suicidio, tras episodios recurrentes de alcoholismo severo. La niña se familiariza enseguida con los pacientes del psiquiátrico y se convierte en una figura más de este paisaje sin tiempo. No juzga, no espera nada, no analiza. Sólo los mira, los escucha, incluso, se enamora y nos narra qué hacen, cómo viven, qué piensan, como la influencian. Poco a poco esta niña se va haciendo mayor, se convierte en madre, entiende hasta qué punto estas personas han sido decisivas en su manera de ser.
En otras manos, este material se habría podido convertir en el drama de una familia desestructurada o en un thriller con miles de lectores, con buenos y malos, con muchas emociones, con suspenso y temores, pero en manos de Stridsberg lo que hayamos es mucha profundidad, una comprensión sincera de la enfermedad mental, un retrato de la soledad, de la imposibilidad de entender el mundo. La autora explota al máximo toda la potencialidad que le ofrece la literatura. No se preocupa del argumento trepidante, no cae en la tentación del guionista de series, sino que extrema las imágenes poéticas, a menudo brutales, hechas de conexiones insólitas, metáforas de luces y sombras: un collar de perlas azules que estalla como un rosario, unos árboles que crecen ajenos a momentos memorables, insectos muertos en medio de la areLa escritora Sara Stridsberg