El corazón de la luz
Novela Valeria Luiselli vuelve a ofrecernos la mirada de unos niños
J.A. MASOLIVER RÓDENAS
La obra de Valeria Luiselli está estrechamente vinculada a su biografía. Nacida en Ciudad de México en 1983 y reside en Nueva York. Desde muy joven viajó a muchos lugares, ya que su padre era diplomático, la madre abandonó a la familia para unirse al movimiento zapatista del comandante Marcos y la abuela trabajó con comunidades indígenas en Puebla. Una de sus preocupaciones centrales son los niños abandonados en la frontera de Estados Unidos y devueltos a su país de origen por carecer de documentación. Al libro de ensayos Papeles falsos
(2010) hay que añadir, sobre todo, Los niños perdidos (2016). En su novela Los ingrávidos (2012), una investigación sobre el poeta Gilberto Owen donde rinde homenaje a los poetas norteamericanos que giran en torno a Ezra Pound, fue celebrada con unánime entusiasmo, del mismo modo que La historia de mis Valeria Luiselli en la librería La Central dientes (2014) supuso una decepción. Todo lo que había sido una brillante variedad de escenarios, de fragmentos hábilmente controlados, ahora resulta excesiva, sobrecargada y farragosa. Con Desierto sonoro, escrito originalmente en inglés, estamos ante un libro arriesgado, conmovedor, con múltiples registros y situaciones, como es propio de una novela itinerante. Un matrimonio en crisis decide partir de viaje acompañado de una niña de cinco años y un niño de diez. Su proyecto inicial es grabar un audio para un paisaje sonoro, “registrar y catalogar los sonidos emblemáticos o distintivos de la ciudad”. Ella consigue que le financien un documental sobre la crisis de los menores indocumentados. Él decide trabajar en un proyecto sobre la Apachería, registrar “un inventario de ecos”, para recuperar las voces de los apaches y reconstruir así sus vidas. La Apachería no existe, pero existe en la mente del marido y en la imaginación de los niños, que a lo largo del viaje escuchan lo que les cuenta su padre. Su propósito es llegar a la tumba de Gerónimo, un fantasma como lo es Cochide y los últimos chirichuas libres. En realidad, proyectos aparentemente distintos, y que llevarán a la crisis matrimonial, tienen mucho en común: se habla de desaparecidos y de la prepotencia y crueldad de Estados Unidos.
Una novela itinerante que se inscribe dentro de la novela mexicana del desierto, con el modelo más reciente de Daniel Sada y, por supuesto, de Bolaño. Hay un exterior, el que nos lleva a diversas situaciones, y un interior, donde los niños tienen un papel fundamental, na