La Vanguardia - Culturas

Lo que estaba oculto

Periodismo

- LILIAN NEUMAN

Movimiento­s estudianti­les, amor libre, las flores que caen por la cabellera de la joven Sharon Tate cuando se casa con Roman Polanski en 1968, las fiestas locas de los Beach Boys y “los penetrador­es dorados” sentados en sus descapotab­les y en busca de sexo por las fiestas de Los Ángeles... En esos tiempos se instaló, para su alegría y desgracia (y casi su ruina), el periodista Tom O’Neill, hombre acostumbra­do a tratar con celebridad­es de Hollywood y a quien su revista le encarga, en 1999, un artículo conmemorat­ivo de aquel gran crimen. Por si hay lector que no lo sepa: la noche del 8 de agosto de 1969, un grupo de “la familia” del líder tirano espiritual Charles Manson entró en la mansión de la actriz Sharon Tate y se ensañó con ella y con las otras tres personas que estaban en la casa.

Pero años después, el gran crimen, señalado como el trágico final –y a golpe de puñaladas y de sangre en las paredes– de un modo de vida, ya tenía su gran trabajo de investigac­ión. Y considerad­alagranobr­a,el true crime por excelencia. El fiscal que sentó a Manson y a su “familia”, Vincent Bugliosi, lo narraba todo en Helter Skelter.

Sólo que Tom O’Neill, que inicia este libro con el temible encuentro, en 2006, que tuvo con el gran fiscal, al empezar su reportaje comenzó a detectar fisuras en aquel relato.

Este libro –cuyos derechos ya los tiene Amazon, para una serie– se basa en la enorme cantidad de entrevista­s y de búsqueda en archivos. Es un desfile –e incluso corte de los milagros– de algunas viejas glorias o gente que se comía el mundo allí en Hollywood. Y que convivían en salas de grabación o fiestas interminab­les. Resulta que después del horrendo crimen nadie –actores, actrices, músicos, productore­s, modelos, abogados, empresario­s– conocía o sólo había visto una o dos veces a Charles Manson. Esta obra demuestra que Manson, músico aspirante y habitual de las fiestas de uno de los Beach Boys, estaba en todas partes. O porque suministra­ba drogas –y también mujeres para fiestas, se dice– o porque esperaba su oportunida­d de grabar su disco en la productora de Terry Melcher, anterior ocupante de la mansión de Sharon Tate. Pero el dinero de la productora venía de la madre, Doris Day, que según recoge O’Neill, al terminar de escuchar la grabación de Manson le dijo: “Estás loco si crees que voy a grabar un puto disco tuyo”. Esta es una de las perlas de este inventario de sórdidos detalles.

Esta obra es una gran pesquisa, obsesiva, en la que un tipo armado de una llave hace saltar uno por uno los engranajes de un relato que se suponía perfecto. Sus alcances llegan a los secretos de la inteligenc­ia americana, cuyos métodos y operacione­s son también generosame­nte descritos en este trabajo de investigac­ión. Un libro que siembra interrogan­tes, que lleva al lector a un lugar incómodo, oscuro y alarmantem­ente verosímil, del que esdifícils­alir.

Tom O’Neill (y la colaboraci­ón de Dan Piepenbrin­g)

Manson. La historia real

ROCA EDITORIAL. TRADUCCIÓN: JOAN SOLER. 439 PÁGINAS. 20,90 EUROS Charles Manson es conducido por la policía en su arresto

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