Joseph Campbell
Perfilar la figura poliédrica de Joseph Campbell (Nueva York, 1904-Honolulu, 1987) implica renunciar a las clasificaciones profesionales al uso, por mucho que en su vida y en su obra lata una tendencia sostenida a la unidad, buscada por él siempre desde la más amplia apertura de foco. Reconocido como uno de los máximos antropólogos culturales del siglo XX, experto en mitología europea y norteamericana, historiador e intérprete conspicuo de las religiones y de los mitos, pienso no obstante que el centro a partir del cual se abrió a un conocimiento verdaderamente universal fue su vínculo inicial y nunca abandonado con la literatura, y más en particular con la literatura comparada. Su tesina, incluida en este volumen, versó sobre la materia artúrica y su primer libro publicado ofrece las claves de lectura del Finnegan’s Wake joyciano, pero, más allá de los datos concretos, fue la literatura de su propia generación (Joyce, Mann, Eliot) la que le reveló el océano de saberes que se transparenta en la palabra literaria, lo que el propio Campbell concebía como la palabra-creativa. A partir de ahí se produjo la apertura a otros autores y saberes (Jung, Freud, Stekel, Zimmer) desde los que trató de explicar su intuición radical de la unidad esencial del mito, tal y como lo presentó tanto primero en El héroe de las mil caras: psicoanálisis del mito (Fondo de Cultura Económica) y más tarde en esa obra total, a la que dedicó toda una década, titulada Las máscaras de Dios (Atalanta).