Veinte cuentos para proteger de las cucarachas
Narrativa Eider Rodríguez , referencia de la actual literatura en euskera
BEGOÑA GÓMEZ URZAIZ
La composición del sistema lingüístico/editorial español es tan particular que se puede dar perfectamente que alguien se convierta en revelación cuando ya tiene, en su lengua, una carrera más que consolidada. Es lo que está llamado a ocurrir con Eider Rodríguez (Errenteria, 1977), que los que no leemos euskera –y no estuvimos lo suficientemente atentos cuando se tradujeron algunos de sus cuentos en Caballo de Troya y 451 Editores– nos vamos a enterar muy tarde de lo buena que es. Rodríguez, que ha sido también editora y traductora (de Irène Némirovsky y de sí misma, del euskera al castellano), ganó en el 2017 el premio Euskadi de Literatura y el que otorgan los libreros de Guipúzcoa con su último libro de relatos, Un corazón demasiado grande, y lo que ahora publicaLiteraturaRandomHousesellama igual pero contiene ese compendio y, además, una selección amplia de sus cuentos anteriores.
De los 20 relatos que componen el libro, casi todos son memorables –en el sentido más literal: estos cuentos zumban en el hipotálamo durante semanas después de leerlos– pero los primeros, que son seis, van mucho más allá. Como están colocados al principio, el efecto es de una ligera decepción hacia la mitad, como la que ocurre cuando en un menú el entrante es sublime y el segundo sólo bastante bueno. Pero se supera pronto. De entre los más antiguos, también destacan algunos como Gatos, sobre la relación de dos vecinos solitarios que emparentan cuando sus mascotas se aparean o Actualidad política, en el que vemos como altera a una mujer, Idoia, ver a su antiguo novio en televisión. Han pasado 16 años y ahora lo lleva esposado la policía, acusado de pertenencia a banda terrorista.
Cuánta más simplicidad aparentan, cuánto más parece que la autora ha estado leyendo en plan furtivo el historial de WhatsApp de sus vecinos de Hendaya, mejor le salen los personajes. Ixabel está resentida con su hija por obligarla a cuidar de su exmarido enfermo y del perro de este, y aún más con su actual marido, por tolerarlo. A Ane se le quiebra a la vez una muela y su juventud. Idoia vuelve al caserío familiar desde su vida en Londres y empieza a ver a su madre, condenada a los cuidados al igual que casi todas las mujeres de su generación, con una piedad que raya en la pena.
Como los buenos cuentistas, la autora consigue dibujar ecosistemas sociofamiliares enteros con pocos detalles bien escogidos. A partir de una conversación entre una madre y una hija –un combo que se repite en el libro– en una situación banal, una tarde comprando los regalos de Navidad, ya sabemos quién compone esa familia, aproximadamente cuánto cobran y cómo es su casa y la relación entre todos los miembros, cuñada pija alternativa incluida, sin que se nos diga nada todo esto. Eso sucede en el perturbador ¿No notas nada raro? , en elquelamadredeprontocreequesus orejas no le pertenecen.
Kurt Vonnegut aprobaría el método. El autor de Matadero Cinco dio en una ocasión ocho consejos para escribir buenos relatos y el último fue: “Da a los lectores tanta información como sea posible tan pronto como sea posible. A la mierda con el suspense. Los lectores deben tener una comprensión completa de lo que está pasando, donde y por qué hasta el punto que podrían acabar la historia ellos mismos, en el caso de que las cucarachas se comiesen las últimas páginas”. Mejor vigilen con las infestaciones de insectos hemimetábolos, porque sería una pena perderse trozos de este libroquedejaconganasdemás.
Eider Rodríguez
Un corazón demasiado grande/ Un cor massa gran
LITERATURA RANDOM HOUSE / EDICIONS DEL PERISCOPI. TRADUCCIÓN AL CATALÁN: PAU JOAN HERNÀNDEZ. 286/327 PÁGINAS. 18,90 EUROS