Conversación sobre un Gaudí desconocido
Comenzaré preguntándote algo obvio pero que me parece importante para cualquier de tus muchos lectores: ¿qué te llevó a escribir una novela sobre Gaudí?
JOSÉ ENRIQUE RUIZ-DOMÈNEC.
Mi ambiente familiar era propicio para recuperar a Gaudí: desde la conciencia del Yo de un hombre elegido para la gloria. EusebiGüellfueunodelosmecenas de Gaudí y ha formado parte de mi memoria familiar, como un ser entrañable que aparecía en las conversaciones de mesa, o en los comentarios que me hacía mi padre sobre su bisabuelo, al que, por cierto, se le parecía bastante. Este hecho ha sido un gran estímulo, aunque lo importante en la decisión de escribir esta novela ha sido el interés por profundizar en el Yo del personaje para interpretar su vida y su obra, y a la vez para entenderme a mí mismo, lo que significa ser un Güell.
¡Fusionar lo personal y lo universal!
¡Pues sí! He querido con esta novela, además de presentar la verdadera historia de un catalán universal, indagar en mi historia familiar, en aquellos vínculos a veces poco iluminados entre el genial arquitecto y el no menos genial mecenas, al hombre que habita en las emociones de millones de personas que llegan a Barcelona para ver sus edificios y al hombre que una vez supo entender que justamente Gaudí era el arquitecto que Barcelona necesitaba para alcanzar su identidad en pleno siglo XX.
¿Qué afinidades ves entre Gaudí y otros creadores de su tiempo que hayan llamado tu atención?
Como director de orquesta, veo ciertas afinidades de Gaudí con el último Verdi, el que escribe al final de su vida, con más de ochenta años, el Falstaff yel Otelo, expresiones de un alma que quiere conocer la inmensidad de lo eterno que
XAVIER GÜELL. JERD. XG. JERD. XG.
tiene por delante, lo mismo que le sucede a Gaudí; o el caso del Beethoven de los últimos Cuartetos de cuerda, que van más allá de la Novena sinfonía, y que culminan el proyecto de búsqueda permanente de la inmensidad de la otra vida. Gaudí tiene esa capacidad de traspasar el límite, una capacidad que no le abandonó nunca, que la mantuvo firme hasta el último suspiro, cuando agonizaba en el hospital tras ser atropellado por un tranvía.
¿Recurres a la novela como instrumento para indagar en el Yo de una persona capaz de asumir los estados límite porque el ensayo no
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es capaz de llegar hasta ellos?
Sí. Me intereso por interpretar las emociones y los sentimientos de Gaudí a través de un cuerpo dolorido y un espíritu desasosegado por el ansia de crear. Así realizo una interpretación de su obra. Cuando, en mi calidad de director de orquesta, leo y anoto una partitura, lo que busco es interpretarla conforme lo que hay entre las notas. He buscado interpretar así lo que hay entre los edificios de Gaudí, aunque eso me obligara a interiorizar en su vida, a convertirme en él para entender sus obras; por eso empleo la primera persona del singular, el Yo que ha título a la novela.
Ese interpretar entre edificios el valor de Gaudí me ha hecho recordar la última novela de Virginia Woolf que lleva por título Entre actos, una indagación sobre los raros instantes de la vida en los que algo memorable parece suceder. ¿Va por ahí?
Mi novela yuxtapone memoria, escenas, sensaciones mientras recreaba todo el mundo de Gaudí.
Recreabas, es decir, forjas una metaficción histórica, como hizo Truman Capote o, en el cine, Visconti. El Yo se hace referente de un universo creador.
Sí, eso es; pero sin interferencias de cualquier prototipo genérico. No es una novela histórica sobre el modernismo.
¡Claro! La magia aquí no viene de un relato imaginario, sino de acontecimientos reales que interpretas, hechos que conviertes en ficciones para iluminarlos.
Era necesario hacerlo así porque de su vida se sabe bien poco, salvo cuestiones superficiales y de poco relieve en relación al efecto en sus obras. La paradoja de Gaudí es notable: es el arquitecto catalán del que más se habla y menos se conoce. Marco la distancia con la ficción al tratar los hechos históricos (y los
XG.
La novela indaga en la vida de Gaudí a través de su obra, desde su inicio con El Capricho hasta la Sagrada Família
La narración describe a un ser humano desgarrado, que desvela a través de unas cartas su mundo íntimo
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