Sant Jordi en julio
Habrá día del Libro (y de la Rosa), y será una jornada asertiva. Si no ocurre nada que lo impida –crucemos fuertemente los dedos– , el 23 de julio el paseo de Gràcia acogerá más de un centenar de paradas, los ciudadanos podrán regalar y regalarse el volumen que desean –desde las 10 de la mañana hasta, en algunos casos, las 12 de la noche– y se programará el ritual de firmas siguiendo estrictos protocolos de seguridad. Será sin duda una jornada atípica, pero al sector del libro le conviene hacer visible que mantiene su fuerza, su identificación con Barcelona y su regularidad en el encuentro colectivo anual. Aunque sea tres meses más tarde, y con calor. La Cambra del Llibre ha realizado un notable esfuerzo por conciliar exigencias, voluntades y requerimientos, en coordinación con el Ayuntamiento y la Generalitat, y la rosa blanca de los floristas, sumada a la roja, añade un símbolo de confianza en el futuro.
Al acabar el confinamiento numerosas editoriales han reactivado sus lanzamientos de novedades. En este suplemento especial damos cuenta de bastantes de ellas, en todo tipo de géneros y categorías. Comparten espacio con otros libros aparecidos después de Navidad y a los que la pandemia cortó su natural difusión. También hablamos en estas páginas de manías y costumbres de los escritores –en el reportaje que acompaña esta columna– y de las virtudes que deben acompañar a una biblioteca personal, según la visión del filósofo Norbert Bilbeny. La reflexión sobre el libro es obligada tras estos meses en que la lectura ha constituido refugio y estímulo para tanta gente.
Me ha aparecido significativo que dos de los volúmenes recién llegados tengan como protagonista al más sutil teorizador del universo literario que ha dado el siglo XX. Medio siglo con Borges, de Mario Vargas Llosa (Alfaguara), y Borges profesor, con sus lecciones de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires (Lumen) nos invitan a retomar el sofisticado universo del autor de El Aleph y su pasión imbatible por la letra impresa.
El libro de Vargas Llosa recoge tres entrevistas que realizó al autor argentino –constató que su charla constituía un monólogo y que el interés humano no era recíproco–, así como varios ensayos y retratos, confesando una gran admiración desde las antípodas literarias y, según la época, también ideológicas. Se abre con una sorpresa en forma de poesía, género muy escasamente cultivado por el Nobel, que sin embargo la considera “el género literario supremo”. Se titula “Borges o la casa de los juguetes” y tiene versos tan intencionados y recapitulatorios como estos: “Demasiado inteligente/para escribir novelas/se multiplicó en cuentos insólitos,/perfectos, cerebrales/y fríos como círculos” (...) “Hizo del tumultuoso/ español/lleno de ruido y furia/una lengua concisa, precisa,/puritana,/lúcida y bien educada” (...) “Vivió leyendo y leyó viviendo/–no es la misma cosa–/ porque todo en la vida/verdadera/lo asustaba/principalmente/el sexo y/el peronismo”(...) Hechas las sumas/y las restas:/el escritor mas sutil y elegante/ de su tiempo./Y,/probablemente,/esa rareza:/una buena persona”.
Borges profesor recoge conferencias dictadas en 1966 y grabadas por sus alumnos de entonces; las cintas se perdieron, y quedaron las transcripciones, que han sido revisadas. Veinticinco clases que van de la literatura altomedieval –el Beowulf , la
Balada de Maldon , el bestiario anglosajón–, hasta Robert Louis Stevenson, pasando por Samuel Johnson y su biógrafo Boswell, la invención romántica de Ossian (supuesto poeta épico en lenguaje gaélico), Samuel Taylor Coleridge o William Blake. Borges se tomaba sus clases en serio, evitaba las boutades –lástima– e interpelaba a sus alumnos, a quienes hacía leer en voz alta los textos comentados.
En el terreno cultural un mundo diferente se nos abre como consecuencia de la pandemia. Carrión lo analiza en ‘Lo viral’
Jorge Luis Borges constituye en sí mismo una excelente introducción a la literatura clásica universal, pero de él se ha dicho también que con sus ficciones sobre bibliotecas de interconexiones infinitas fue un gran precursor de internet. En el terreno cultural un mundo diferente se nos está abriendo como consecuencia de la pandemia y todo lo que ha alterado, y me alegra constatar que tal vez el autor español más al día sobre estas cuestiones es un habitual colaborador de nuestro suplemento. Me refiero a Jorge Carrión, que publica en Galaxia Gutenberg Lo viral , un “falso diario” del confinamiento donde se interroga sobre el nuevo universo algorítmico y de comunicación en el que nos vemos sumidos, y con el que en su opinión ha dado comienzo realmente, este invierno, el siglo XXI. Una necesaria reflexión de actualidad para nuestro día del Libro.