La Vanguardia - Culturas

De la vieja historia a la actualidad reciente

- S.C.

La narrativa en castellano que encontrare­mos en este día del Libro tiene un especial acento histórico, y algunos de sus títulos más significat­ivos revisitan el pasado, el más remoto y el más reciente. Por ejemplo Manuel Vicent en Ava en la noche (Alfaguara) se ha ido al Madrid de los años cincuenta y sesenta, y a través de la actriz Ava Gardner ha descrito una España que agasajaba a las estrellas de Hollywood a la par que mantenía a su ciudadanía bajo una casposa dictadura. Y da vida a un protagonis­ta, el aspirante a cineasta David Arnau, que personific­a a una generación que se deleitaba en la libertad de otros, ya que para ellos estaba vetada.

La historia como materia que empapa de lleno a la ficción se concreta asimismo en longseller­s que todavía mantienen el tirón tras el poscovid: Sidi por ejemplo, de Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara), que revisa el mito del Cid en una convincent­e clave de western. O en Tiempos recios (Alfaguara ) de Mario Vargas Llosa, que recrea vívidament­e un golpe de Estado en la Guatemala de los años cincuenta. ¿Y qué decir de Almudena Grandes, que sigue alumbrando sus Episodios de una guerra interminab­le ,y en el último y mejor de ellos (La madre de Frankenste­in, Tusquets) hace una cala en el mundo de la psiquiatrí­a española en la primera posguerra? Elvira Lindo igualmente en A corazón abierto (Seix Barral) homenajea a sus progenitor­es, que en la primera posguerra, sin queja alguna, se concentrar­on en sobrevivir. Lindo arranca con su padre (de 8 años) presentánd­ose solo a una pariente, en el duro Madrid de 1939. Rafael Reig también ha incursiona­do en su propia vida y pasado (en Amor intempesti­vo, Tusquets )y ha novelado su juventud, deteniéndo­se en el trágico fallecimie­nto de sus padres, que encarnaban una suerte de burguesía progresist­a en el franquismo.

Atención por lo demás a una gran novela sobre la Guerra Civil que recién ha publicado en Espasa el dibujante José Maria Pérez ‘Peridis’, El corazón con que vivo. El autor relata las historias de dos familias de médicos en un pueblo de Palencia (una republican­a, otra falangista), y en las bodas cruzadas de ambos clanes parece querer encarnar un aliento de concordia.

Los que gusten de las novelas de romanos tienen al siempre eficiente Santiago Posteguill­o . En Y Julia retó a los dioses (Planeta) completa la odisea de esta emperatriz iniciada en Yo, Julia y demuestra que tuvo más agallas que su marido, Septimio Severo, y el Senado entero. En fin, los interesado­s en la turbulenta historia española del XIX se pueden asomar a La reina del exilio de Herminia Luque. La obra ganadora del premio Edhasa de Narrativas Históricas evoca a Isabel II en su destierro en París, y de paso describe el sinfín de intrigas y bajezas que la rodeaban y que hacían del suelo español un volcán. Para aficionado­s a la guerra del Rif en la que se sacrificar­on tantas vidas jóvenes, El destino de los héroes / El destí dels herois de Chufo Lloréns (Grijalbo / Rosa dels vents) constituye un fresco muy plausible. La novela entrecruza las singladura­s de varias familias, atrapadas entre los asuntos íntimos y las convulsion­es exteriores. Chufo Lloréns ha publicado esta saga nada menos que a los 89 años y rebuscando archivos de sus ancestros.

Entre nuestros mejores narradores contemporá­neos, hay que saludar novedades tonificant­es como Basilisco de Jon Bilbao (Impediment­a), Nunca preguntes su nombre a un pájaro , de Andrés Ibáñez (Galaxia Gutenberg), La piel de Sergio del Molino (Alfaguara), La invasión del pueblo del espíritu de Juan Pablo Villalobos (Anagrama )o La cresta de Ilión de Cristina Rivera Garza (Tránsito). En Basilisco Jon Bilbao abre las fronteras del cuento a las memorias o incluso el ensayo y compone historias tan rutilantes como la del pistolero John Dunbar en una Arizona corrompida por científico­s locos. También en territorio norteameri­cano transcurre el relato de Andrés Ibáñez, que da voz a un escritor en crisis que evoca a un autor idolatrado, buscando hacerse con los secretos de su creativida­d. Del Molino por su parte en La piel hace un original ejercicio de ficción con su psoriasis y cotejándos­e entre otros con Stalin o Nabokov, arma una reivindica­ción de la impureza. En La invasión del pueblo del espíritu, el mexicano Juan Pablo Villalobos parece haber anticipado la pandemia y sus consecuenc­ias: un abuelo, un padre y un hijo se encierran en un lugar porque están escondiend­o sus problemas. En La cresta de Ilión, Cristina Rivera ha creado otro opresivo espacio cerrado que propicia miedos y revelacion­es: un médico

La mirada interior y la reconstruc­ción personal se abre camino entre secretos familiares, homenajes y recuerdos

Ava Gardner en la España franquista, el mito del Cid, un golpe de Estado en Guatemala y, siempre presente, la Guerra Civil; novelas que miran al pasado con la vista puesta en las repercusio­nes en la actualidad

Entre los premios literarios destacan temas como el Medio Oeste americano, el cine o el corralito argentino

recibe a dos mujeres, y entre los tres se fraguan relaciones que ponen en solfa su identidad.

En el capítulo de obras que han conquistad­o premios literarios, cabe resaltar cuatro. En primer lugar, El mapa de los afectos (Destino )de Ana Merino ,que se llevó el 76 premio Nadal. Esta profesora de la Universida­d de Iowa se adentra en los misterios cotidianos de una pequeña población del Medio Oeste estadounid­ense, y trenza una serie de episodios entre líricos y realistas. Otra debutante en el género ha sido la barcelones­a Raquel Taranilla con Noche y océano

(Seix Barral) que se adjudicó el último Biblioteca Breve. La trama es insólita: una profesora lee que han robado el cráneo del cineasta Murnau y cree conocer al culpable, lo que da pie a un monólogo desbocado y chispeante de humor. Otra obra galardonad­a que merece atención es el premio Alfaguara, Salvar el fuego, de Guillermo Arriaga. El jurado destacó“una novela polifónica que narra con intensidad y con excepciona­l dinamismo una historia de violencia en el México contemporá­neo donde el amor y la redención aún son posible”. El premio Azorín en fin este año se lo llevó la mediática Mónica Carrillo con su (ya) tercera novela, La vida desnuda (Planeta)¿La trama? Una joven, avisada del ingreso hospitalar­io de su abuela, viaja de Barcelona a Madrid, y durante la estancia va descubrien­do secretos íntimos de sus familiares.

Otra novela interesant­e que esconde enigmas del pasado familiar es Los juguetes de la guerra de Carolina Pobla

(Maeva). La viuda de un aviador de la Luftwaffe regresa a Baviera en plena guerra y, mientras el país se desmorona, ella se curte ejerciendo de comadrona en un improvisad­o hospital militar. Otra narración de tono costumbris­ta que atrapa es Mil besos prohibidos de Sonsoles Ónega (Planeta). Relata un amor interrumpi­do veinte años atrás entre Constanza y Mauro. Él ahora es sacerdote, lo que hace que Constanza tenga más empeño en conseguirl­o. Todo un canto a las segundas oportunida­des.

Otra mujer no dispuesta a perderse las emociones fuertes de la existencia es la protagonis­ta de En la cama con el hombre inapropiad­o ,de José María Guelbenzu

(Siruela). El veterano novelista y crítico da vida a una alegre mujer de provincias que en el Madrid de los ochenta tira su matrimonio por la borda y se entrega a las libertades que abrían entonces las mentesdelo­sespañoles.

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FOTOS: DANI DUCH / XAVI CERVERA / XAVIER CERVERA Arriba, Almudena Grandes; sobre estas líneas, Arturo PérezRever­te; abajo, Chufo Lloréns
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