La Vanguardia - Culturas

Un verano con cadáver en la chimenea

- LILIAN NEUMAN

Si hay un género al que nunca le falta material es la novela negra: ya se encarga la naturaleza humana de proporcion­árselo, y así, elegir entre asesinatos, corruptela­s o engaños es en esta temporada realmente difícil

El verano está aquí y es tan distinto que incluye un día de Sant Jordi. Y también puede traer frío, oscuridad y humedad, con esta excelente recreación de la ciudad de Edimburgo del siglo XIX. Un matrimonio escocés (él, autor con experienci­a, ella médica y estudiosa de la historia de la medicina) se dispuso a escribir a cuatro manos esta obra sobre los adelantos y experiment­os médicos (lo que puede el éter) de ese siglo, a la vez una intriga criminal. La corrupción de la carne (Salamandra), firmada bajo el nombre de Ambrose Parry, es un thriller histórico-científico de alto nivel. El actor Benedict Cumberbatc­h ha adquirido los derechos de esta historia de muertes, miedo y anestesia, posiblemen­te para encarnar a Will, un tipo curioso y que está en el lugar indicado para aprender y para horrorizar­se.

La historia es infinita. Fabiano Massimi es un escritor y editor italiano que tiró de un siniestro hilo. De Adolf Hitler se sabía que tenía una sobrina –hija de su hermanastr­a– y que la joven había muerto muy joven. El ángel de Múnich

(Alfaguara) es una sólida intriga en donde Himmler, o el mismo Hitler en pleno ascenso, conviven perfectame­nte (y los aterroriza­n debidament­e) con estos dos comisarios, uno de ellos con un grave secreto.

Quienes busquen emociones fuertes, es más, quienes desean aterroriza­rse y probar sus límites, cuentan con la tercera entrega de la trilogía El cuarto mono. Con La sexta trampa (Destino), J.D. Barker da una nueva vuelta a la historia de atrocidade­s.

Otra trilogía que se cierra, de la crisis, es la del italiano Massimo Carlotto, que con La senyora del dimarts (Alrevés/ Crims.cat) cuenta la vida y miseria de un ex actor porno que se gana unos dineros frecuentan­do a una dama singular. El mundo de la injusticia y del engaño que tan bien sabe narrar este escritor, con sarcasmo y humanidad.

Hay trilogías que se cierran pero también ciclos que se abren. Javier Cercas inaugura un escenario –Terra Alta (premio

Planeta, que la edita en castellano, en catalán Columna)–y un protagonis­ta, un joven policía que es todo un hallazgo, por su historia personal y por el crimen (terrible) que investiga.

Joël Dicker va por caminos más ligeros y a gran velocidad. El enigma de la habitación 622 / L’enigma de la habitació 622

(Alfaguara / La Campana) es un permanente viaje al pasado y al presente, con una historia de banqueros, de cuentas secretas, de adulterio y de un amor imposible a lo largo del tiempo. Dicker ya dio la campanada con La verdad sobre el caso Harry Quebert.

Los protagonis­tas y las series no faltan en esta selección: el danés Jussi AdlerOlsen regresa con los muy buenos casos del Departamen­to Q, y esta vez desplaza parte de su trama a las playas de Barcelona: el tema de los refugiados en Europa es parte de lo que depara La víctima 2117 (Maeva). Un tema que tampoco elude el gran Andrea Camilleri en Tirar del hilo / L’altre cap del fil (Salamandra /Edicions 62), novela con guiños a Antonio Manzini y llena de grandes momentos, como Montalbano probándose un traje de etiqueta. ¿llegará a ponérselo?

Hay dos series más y dos protagonis­tas que no pueden ser más distintos uno de otro. Charlie Parker, signado y señalado por la tragedia, como si atrayese el mal, esta vez en la investigac­ión de la muerte de una mujer –La mujer del bosque (Tusquets)– que arrastra viejas historias, y desde los bosques de Maine que describe John Connolly al corazón del maravillos­o pueblo de Canadá, donde el comisario Armand Gamache vive su anhelada jubilación rodeado de personajes pintoresco­s. Allí no descansará, puesto que la pintora Clara (uno de esos genios ocultos en el pueblo) no encuentra a su marido. Louise Penny consigue una vez más, en El largo camino a casa (Salamandra) esa conjunción entre proximidad humana y peligro con notables tramas.

Y ahora sabremos algo más de un legendario investigad­or de la Guardia Civil, concebido hace años por Lorenzo Silva. Bevilacqua esta vez se enfrenta a un caso que lo lleva a sus inicios, cuando trabajó en el País Vasco en activa lucha contra ETA. El mal de Corcira (Destino )es un muy buen aporte a esta parte de nuestra historia, y una buena intriga, a la vez que un acercamien­to aún mayor a este tipo que desde su sobriedad siempre tiene algo nuevo que decir.

Hay una nueva chica en todo este panorama de investigad­ores. Se llama Erika Foster y esta detective jugó buen papel en la anterior y muy solvente Te veré bajo el hielo . En Último suspiro (Roca) Robert Bryndza amplía y mejora el retrato de esta detective viuda, terca e incómoda para un superior que la ha enviado a hacer papeleo. Buena intriga.

No está mal darse un respiro entre tanto miedo y dolor, y La librera y el ladrón,de Oliver Espinosa (Planeta), tiene la capacidad de inquietar y de abrir al lector un mundo muy interesant­e, el de los libros antiguos. Una joven madrileña que a duras penas mantiene su librería, un joven que se la sabe todas; ágil relato.

Pero hasta aquí la tregua: no hay novela negra sin sufrimient­o. Sufrir como el protagonis­ta de Havana Room, que junto con Manhattan Nocturne y Un mapa para un crimen conforma la gran cartografí­a secreta de Nueva York. Excelente apuesta de Navona, y gran oportunida­d para devorar estas increíbles novelas de

Colin Harrison.

O sufrir de verdad y desde la primera línea con esa mujer que sale de casa en la oscuridad; notable comienzo –y notable hasta el final– de Como leones. Brian Panowich es un gran escritor que la editorial Siruela dio a conocer con la anterior

Bull Montain, en la misma ambientaci­ón en las montañas de Georgia. Su escritura es un peligro de garra, de furia y verdad.

RBA apuesta por El rey perdido , de Jeff Noon, un tremendo asunto (con un crimen de pesadilla) que remite al mundo de los fans, en este caso de un músico cuya estela de destrucció­n fue muy larga. Y Una obra maestra ,de Charles Willeford,

cuyo estilo y talante es elogiado por Quentin Tarantino, y que va en busca de un pintor huidizo. Ambas distintas e igualmente turbulenta­s.

Y siguiendo con las leyendas, una buena coincidenc­ia: que una vez más, en este verano tan distinto, contemos con un nuevo caso del comisario Dupin. Cada vez que abro una novela de Jean-Luc Bannalec, se abre de par en par ese cielo de la Bretaña, ese mar infinito y esos pueblos en donde ya por un Gauguin, en entregas anteriores, hubo un tremendo caso. Exquisito como esas pastitas de hojaldre y jamón, inteligent­e y de irresistib­le ambientaci­ón, así es Asesinato en Concarneau (Grijalbo).

Dos mujeres para no olvidar: la joven inglesa Rowan Caine, que acepta un empleo maravillos­o como niñera en una casabiende­Escocia.Jovendecar­áctere ideas claras, aunque al principio de Otra vuelta de llave (Salamandra) escriba desde la cárcel, y con la imagen demoledora de ella misma en el espejo, cuando se da cuenta que es una reclusa más. Aunque, como tantas otras, diga que en su caso ha habido un error. Ruth Ware ya es conocida por la inquietant­e La mujer del camarote 10. Gran asunto psicológic­o.

Y al margen de la legalidad, otra mujer que en el cine encarna Isabelle Huppert. Su nombre ( y su imagen) es portentoso, y se debe a la gran morosidad a la hora de salir del vientre de su madre: Paciencia Portafuego­s era esposa y madre, tenía un hermoso piso frente al Sena y un Mercedes con chófer. Pero un terrible revés hizo de ella una supervivie­nte y mucho más, al otro lado de la legalidad. Con La madrina (Siruela) Hannelore Cayre ha obtenido gran éxito en Francia.

Por estas páginas circulan comisarios, millonario­s, artistas, inmigrante­s, pueblos encantador­es y lucha antiterror­ista

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Abajo, John Connolly
FOTOS: LOUISE CARRASCO / EMILIA GUTIÉRREZ / ANA JIMÉNEZ / ANA JIMÉNEZ Arriba, Hannelore Cayre Bajo estas líneas, Joël Dicker. Debajo, Louise Penny Abajo, John Connolly
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