Letra y música de los premios LIJ de este 2020
Crecimiento personal, identidad, sexualidad, migración... con Alire, Sierra y Fabra o Villanueva. Un repaso a los principales galardones nacionales e internacionales
Este año del que queda poco por concluir nos ha dejado una interesante cosecha de premios en el segmento juvenil. Repasamos algunos.
Uno de los últimos galardones en darse a conocer ha sido el Premi Llibreter, donde el excelente álbum sin palabras Migrantes (Libros del Zorro Rojo) de Issa Watanabe obtuvo el reconocimiento de los libreros de Catalunya como el mejor álbum ilustrado del 2020. El estadounidense de ascendencia mexicana Benjamín Alire Sáenz también ha sido premiado con Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo (Planeta/L’Altra Editorial), una sorprendente y reflexiva obra, cuando no poética, dedicada a todos los jóvenes que se preguntan el porqué de las cosas. Es lo que hace continuamente Aristóteles Ari Mendoza, uno de los protagonistas y la voz de esta novela ambientada en El Paso, Texas, a finales de los ochenta. Aristóteles conocerá a Dante Quintana, otro joven de 15 años, muy diferentes pero con mucho en común en lo esencial. Identidad racial, étnica y sexual narrado con mucha destreza. Muriel Villanueva también es Premi Llibreter con Dunas, diario de otro verano (Babulinka Books), un libro protagonizado por Duna, una joven de 14 años, que toca y fino muchas teclas: la de género a través de la figura de Max, las relaciones familiares con Manel, el novio de su madre, y su hijo pequeño y, sobre todo, en esta nueva entrega –la precede Duna, diario de un verano–
trata el urbanismo depredador y sus consecuencias en el entorno.
El Ministerio de Cultura galardonó recientemente a Elia Barceló con el premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por El efecto Frankestein (Edebé), un particular homenaje a la obra de Mary Shelley en la era del #MeeToo que también fue premio Edebé el año pasado. De quienes todavía tendremos que esperar para leer es la obra de los ganadores del premio Lazarillo (uno de los más antiguos e independientes que se otorgan). Los ganadores: el prolífico Jordi Sierra i Fabra con Como lágrimas en la lluvia –la historia de la hija adolescente de Leo Calvert, una leyenda de la música– y la ilustradora Carmen López López con Una niña fantasma.
La narrativa valenciana ha sido este año la protagonista de los premios Cruïlla en su 36.ª edición. El autor y profesor Silvestre Vilaplana ha obtenido el premio Gran Angular por La música del diable,
una historia de suspense sobre un famoso músico cuya gloria debe mucho al diablo. Una serie de códigos QR a lo largo del libro ayudan en las pistas a la vez que nos brinda la posibilidad de escuchar algunas de las músicas más diabólicas como La sonata del diablo de Tartini. El premio Vaixell de Vapor para niños más pequeños ha sido este año para la también valenciana Paula Ferrer por El país de cral. Ferrer arma una historia entorno a un material precioso, el cral, especie de vidrio muy valorado que se extraía de una mina en Vellamina. Allí vive una de las protagonistas, Gemma, que un día ve aparecer un niño ante las puertas de la mina, cerrada a cal y canto. Es Arles, un niño rubio, translucido, que le abrirá las puertas de Pedradecal, un mundo subterráneo y desconocido donde “craletejar” es lo menos que se puede hacer. Dos pueblos, interior y exterior, interconectados, y del que algunos vecinos saben más de lo que admiten.
El caso real de una chica que encontró un mensaje de socorro en la etiqueta de un vestido de una conocida marca de moda en el 2014, en que alguien anónimo se quejaba de las malas condiciones del taller en el que trabajaba, inspira a la catalana Ruth Tormo en su Sense codi de barres (Fanbooks), ganadora del premio Ramon Muntaner en su 34.ª edición. Un duro e interesante libro sobre explotación infantil y el papel de la mujer en algunas culturas, encarnado en Amina, una valiente joven de 14 años de Bangladesh que un día decide enviar un SOS cosido en los bajos de un pantalón. En marzo de este año se editó también el ganador del premio Joaquim Ruyra 2019, Nascuts per ser breus (La Galera) de Toni Mata, una distopía que arranca sangrienta, con la matanza de dos millones de personas de los suburbios de Sadira. Gente pobre, trabajadores de la tierra llamados los Breves que alimentan la pervivencia de los Eternos, los acaudalados. Y es que la población no puede sobrepasar los 10.000 millones de personas. Cuando se supera, pasa el rodillo (casi literal). Y en medio está Hunter. Y recién salido del horno nos llega Arracades d’avellaner (Barcanova) de Montse Homs, premiada con el Guillem Cifre de Colonya, que este año llega a la 39.ª edición. Una obra en que, como en las mejores fábulas, un zorro tendrá mucho que decir.
En el ámbito internacional nos hacemos eco de la lista de la Organización Internacional para el Libro Juvenil, IBBY, organismo que cada dos años también entrega el premio Hans Christian Andersen. Korri, Kuru, Korri (Ibaizabal) de Patxi Zubizarreta sobre la inmigración, tema que también atraviesa La maleta (Babulinka Books) de Núria Parera; el juvenil No te muevas, Musaraña (SM) de Rafael Salmerón López, la poesía de Tinta de luz (Chan da Pólvora) de Pepe Cáccamo, las ilustraciones de Federico Delicado en Un largo viaje (Kalandraka). La editorial Ekaré está de enhorabuena ya que dos libros suyos, que también se encuentran para el público español, figuran en esta lista de honor. Se trata de Búscame, de Ana Palmero, un colorido libro ilustrado que invita a los más pequeños a buscar cosas, y La Canaima de Ramón París, sobre la historia de un bebécaimán.
En ‘Sense codi de barres’ Ruth Tormo se basa en una historia real para plantear la explotación laboral de los niños