Violencia y revancha por encargo
Kiko Amat se sumerge en la vida de los ultras y en la periferia barcelonesa, que tan bien conoce y describe
En un mundo ultra violento y despiadado como el del skinhead fascista, hooligan y criminal, no hay espacio para la ternura, la sensibilidad o la reflexión: “Piensas cosas así a menudo. Pero te las callas, porque no quieres morir”. Un mundo hostil y disfuncional donde sobreviven los personajes de Revancha, la sobrecogedora y trepidante nueva novela de Kiko Amat (Sant Boi, 1971), donde se alternan las historias de Amador y César, dos individuos al límite, instalados en la violencia y en la revancha por encargo. Para narrar esta historia extrema de venganza y dolor, el autor se vale de una estructura narrativa muy similar a la de su anterior novela, Antes del huracán (2018), con dos historias que avanzan en paralelo, alternándose por capítulos, donde los personajes tejen su propia red dramática, a través de sus vivencias y recuerdos. Ambas historias se cruzarán y se encontrarán al final.
Como ya hizo entonces, y a diferencia de sus anteriores novelas, el escritor abandona aquel me, myself and I del que tanto le costó desprenderse, para migrar su voz y entregarla por completo a los personajes. Un ejercicio de contención que hace extensivo a sus habituales símiles, comparaciones y metáforas, reducidas ahora a su mínima y óptima expresión, dejando libre ese espacio antes tan asfixiante, como adictivo, para sus lectores.
Por su parte, los personajes se valen de su propia jerga de pandilla, que despliegan con palabros como clepsa, nursa, gleba, sijas, machino o dialo (cabeza, cara, golpe/hostión, pechos, coche, negocio), que se dicen constantemente entre sí los Lokos, la facción ultra de skinheads neonazis que ocupan el gol sur del estadio del FC Barcelona, a la que pertenece Amador.
En Revancha se puede rastrear esa Barcelona quinqui y de barrio de El Watusi de Casavella o del Pijoaparte de Marsé; ese amargo contraste entre la parte alta de la ciudad y sus márgenes. El santboiano conoce bien el universo de las pandillas, de las tribus urbanas, de las subculturas juveniles. Porque lo ha abordado –y bordado– en novelas anteriores de su primera etapa como Rompepistas (2009) o Cosas que hacen Bum (2007). El propio escritor fue mod en sus años mozos, si acaso ha dejado de serlo en algún momento.
El autor reincide en sus temas y obsesiones habituales: la velocidad, el entusiasmo, la pasión… El extrarradio, el orgullo de clase, la lealtad, la amistad, el paso de la adolescencia a la juventud y de allí al mundo adulto. El cerrar las cicatrices que han ido quedando. Quién sabe qué novela saldría de aflorar libremente esta sensibilidad desgarradora que maneja Kiko Amat, si fluyera desprovista de la siempre presente y mordaz ironía y humor negro que la contienen. Igualmente obsesivas son sus descripciones, tan exactas como un cuadro hiperrealista. Ya lo eran en Antes del huracán, que, junto a Revancha, esta novela demoledora y contundente –como el martillo que ilustra su portada–, es lo mejor que ha escrito.
ANAGRAMA. 328 PÁGINAS. 19,90 EUROS
Reincide en obsesiones como la velocidad, el entusiasmo, la pasión, el extrarradio, el orgullo de clase y la lealtad