La Vanguardia - Culturas

Adiós, Reyes Católicos

- SERGIO VILA-SANJUÁN

Adiós, Isabel y Fernando, perdéis vuestra calle barcelones­a. Transcurre por Vallvidrer­a y no es muy grande, ni muy conocida, a pesar de lo cual una de esas plataforma­s vecinales espontánea­s y nada dirigidas recogió firmas para cambiar el nombre y el pleno de SarriàSant Gervasi lo aprobó. Fuentes municipale­s informan que es una de las seis que van a ser rebautizad­as para “feminizar” el espacio público. Y me parece muy bien que el espacio se feminice, especialme­nte si es para honrar la memoria de personas de talento como Ana María Matute o mi añorada amiga Margarita Rivière, que dará nombre a una plaza en Les Corts.

Pero en el caso de los Reyes Católicos, que ceden sus rótulos a la ginecóloga valenciana Concepció Aleixandre –siguiendo el camino de otras vías urbanas con denominaci­ón monárquica–, hay que decir que al cambiar el nombre la calle solo se feminiza a medias, porque en esa pareja real ya figuraba una mujer. Y no cualquiera, sino Isabel de Castilla, una de las grandes figuras del Renacimien­to europeo, empoderada e influyente. Claro que, según me comentaron, la consigna del Ayuntamien­to para hacer más femenino el callejero lleva adherido el concepto “ni reinas, ni santas”. Será eso.

En cuanto a la otra mitad de la pareja, Fernando II de Aragón, se le reconoce asimismo como personaje significad­o del periodo renacentis­ta, inspirador, según se ha repetido hasta la saciedad, del “Príncipe” teorizado por Maquiavelo. Y además especialme­nte vinculado a Barcelona, como soberano con título condal de la ciudad. Fernando, según recuerda Ricardo García Cárcel, es un personaje debatido por nuestra historiogr­afía: unos le consideran el gran representa­nte del pactismo catalán, otros le reprochan su responsabi­lidad en la decadencia económica del siglo XV o la expulsión de cerca de 4.000 judíos. En cualquier caso, Fernando protagoniz­ó en Barcelona episodios históricos importante­s, como la recepción de Cristóbal Colón, a su vuelta de América, en el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra –hoy término de Badalona–, donde el rey descansaba tras sufrir un atentado junto a la capilla de Santa Àgata; el agresor, Joan de Canyamars, fue descuartiz­ado contra la voluntad del herido, que le perdonó.

Isabel y Fernando, protagonis­tas de la unión dinástica que está en la base de la actual España, constituye­n pues obviamente parte relevante de la memoria catalana. Al igual que su nieto Carlos V, el hombre más poderoso de su tiempo y uno de los grandes forjadores de Europa, que pasó en Barcelona más de dos años de su vida, convocó en la catedral la reunión del capítulo del Toisón de Oro (algo así como el G-8 de la época, pero con más integrante­s) y desde Catalunya dedicó a su hijo Felipe II las famosas “Instruccio­nes de Palamós”, que marcarían su reinado.

Estos y otros hitos objetivos de la historia catalana han ido poco a poco

La memoria de la participac­ión catalana en la historia hispánica está desapareci­endo del paisaje con gran rapidez

desapareci­endo del mapa por la presión primero nacionalis­ta y ahora independen­tista, a la que se ha sumado la de los comunes. En el Museu d’Història de Catalunya la mención a tales episodios, cuando se produce, es tan mínima que resulta risible. Los cuadros que recogían la participac­ión catalana en la historia de España, instalados en el Saló de Sant Jordi del actual Palau de la Generalita­t en los años veinte, fueron retirados por orden del president Joaquim Torra y de ellos nunca más se supo. No eran pinturas muy buenas, tampoco peores que otras que cuelgan en distintas entidades oficiales, pero su contenido desagradab­a. Al poder catalán por lo visto se le hacía insufrible la evocación de los episodios comentados en estas líneas y otros como el de las cortes de Monzón, que congregaba­n a aragoneses, catalanes y valenciano­s; la batalla de Lepanto, con Lluís de Requesens como eficaz lugartenie­nte de don Juan de Austria, o la lucha antinapole­ónica del Bruc. Componen un relato que no interesa, mientras Catalunya profundiza a pasos agigantado­s en la pintoresca fabulación de un pasado a convenienc­ia de cierto presente. Donde Catalunya no fue socia fundadora de España, ni formó parte del imperio español, ni los Reyes Católicos existieron nunca.

 ?? GETTY ?? Una recreación de Colón ante los reyes Isabel y Fernando antes de zarpar para América. A su regreso, en abril de 1493, daría cuenta de los pormenores del viaje a los monarcas en el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra (aunque solía decirse que fue en el Palau Reial Major)
GETTY Una recreación de Colón ante los reyes Isabel y Fernando antes de zarpar para América. A su regreso, en abril de 1493, daría cuenta de los pormenores del viaje a los monarcas en el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra (aunque solía decirse que fue en el Palau Reial Major)
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain