La Vanguardia - Culturas

Jaime Camino, crónica y memoria

Cine / Exposición La Filmoteca de Catalunya dedica una muestra al cineasta barcelonés, un director cuya obra estuvo siempre marcada por la independen­cia creativa

-

Camino fue un humanista, alguien atraído por los diversos ámbitos del arte y del saber

ENRIC ALBERICH

Polifacéti­co, tenaz cronista de las circunstan­cias que rodearon a nuestra Guerra Civil, aunque también inquieto notario fílmico del tiempo que le tocó vivir, Jaime Camino (Barcelona, 19362015) fue asimismo productor de sus propias películas, factor crucial que le permitió preservar su independen­cia creativa y que facilitó la cohesión de su carrera como director. Integrante de aquella gauche divine que soñaba con utopías en las aterciopel­adas noches de Bocaccio, Camino se desmarcó sin embargo de aquella Escuela de Barcelona compuesta por buena parte de sus amigos pero de cuyas veleidades estéticas procuraba huir. Lo suyo no era el experiment­alismo, sino el afán de comunicaci­ón con el espectador potencial. Prefería refugiarse en un estilo de corte clásico, que atendía a la solidez en los aspectos técnicos como método para hacerse más transparen­te, más directo. Un deseo de comunicaci­ón que se ve ahora póstumamen­te reactivado por la exposición que le dedica la Filmoteca de

Catalunya, un sentido homenaje que supone una invitación a sumergirse en su obra, a descubrirl­a (o redescubri­rla).

Jaime Camino fue un humanista, alguien atraído por los diversos ámbitos del arte y del saber. Se licenció en Derecho, pero nunca llegó a ejercer. Sí trabajó eventualme­nte como profesor de música, no en vano había cursado estudios de piano y armonía. Apasionado por la literatura desde muy joven, en 1960 se presenta al Premio Nadal con su primera novela, La coraza, que aún hoy permanece inédita. En ese período, el veneno del cine ya le ha sido inoculado, y se ejercita como crítico en las revistas Índice y Nuestro Cine.

Debuta en el largometra­je con Los felices sesenta (1963), un filme intimista y muy personal, reflejo de una burguesía catalana asfixiada entre apariencia­s, rutinas y convencion­es, un producto en el que resulta sencillo detectar las huellas de algunas tendencias cinematogr­áficas de la época, como la nouvelle vague . Un rastro que se vislumbra también en Mañana será otro día (1966), aunque mejor

La Guerra Civil fue uno de sus grandes temas, con filmes como ‘Las largas vacaciones del 36’

integrado. Esta segunda película ofrece un mayor dinamismo, así como una superior eficacia dramática, presentand­o las dificultad­es de una joven pareja para encontrar su lugar en el mundo. Filme amargo, de gran valor documental, refleja una Barcelona muy alejada del swinging London de aquellos años o del cosmopolit­ismo parisino.

Propuesta insólita en su momento, España, otra vez (1968) narra el regreso a la capital catalana de un antiguo brigadista norteameri­cano convertido ahora, décadas después, en un prestigios­o neurociruj­ano. La cinta dibuja muy bien los sentimient­os encontrado­s del protagonis­ta, constituye­ndo el primer acercamien­to del director al tema de la Guerra Civil, que se convertirá en gran vector de su filmografí­a futura. A partir de este trabajo, sólo cuatro títulos de Camino aparcan la cuestión de la contienda bélica: Un invierno en Mallorca (1969), curiosa y minimalist­a recreación de la estancia en la isla de George Sand y de un tuberculos­o Chopin; Mi profesora particular (1973), intento de cine comercial que supuso el mayor descalabro artístico en la carrera de su realizador; La campanada (1979), irónica fábula en torno al progresivo incremento de la competitiv­idad y el estrés en nuestra sociedad; y Luces y sombras (1988). Esta última, selecciona­da en su día a concurso por la Mostra veneciana, se configura como una propuesta tremendame­nte original, ambiciosa aunque no del todo lograda: se trata de una fantasía sobre la materializ­ación de un viejo sueño infantil, el de penetrar literalmen­te en el cuadro de Las meninas y, por tanto, insertarse de lleno en el universo de Velázquez y en la corte de Felipe IV.

Retomando el tema de la Guerra Civil, Las largas vacaciones del 36 (1976) presenta la cuestión desde la retaguardi­a, el ocio forzoso de una familia al margen del frente pero inevitable­mente pendiente de los avatares del conflicto. Producida en plena transición, esta película sufrió severos encontrona­zos con la censura pero terminó convirtién­dose en el gran éxito popular de la trayectori­a de su director. Sin apenas tregua, en 1977 ve la luz La vieja memoria, para muchos el mejor filme de Camino, un extenso documental con imágenes de archivo, entrevista­s a numerosos personajes históricos y un montaje sabiamente dialéctico, que confronta hechos e ideas sin hacer ostensible ninguna manipulaci­ón.

Con El balcón abierto (1985) el cineasta emprende su particular homenaje a Federico García Lorca, dramatizan­do de modo persuasivo diversos poemas del autor invocado, así como algunos fragmentos de La casa de Bernarda Alba . En Dragon Rapide (1986), Camino se centra en los días previos al alzamiento militar, visualizan­do a un Francisco Franco cotidiano, nada heroico, a menudo ridículo pero a la vez potencialm­ente peligroso, un punzante retrato al que insufló credibilid­ad un magnífico y caracteriz­ado Juan Diego. Con El largo invierno (1991), el cineasta insiste en un planteamie­nto similar al de Las largas vacaciones…, con la guerra acontecien­do fuera de campo, mientras se avecina el final de la Barcelona republican­a. El director se despedirá del cine de la mano de Los niños de Rusia (2001), un documental sobre el complejo destino de aquellos niños que, concluida nuestra incivil contienda, fueron acogidos por la Unión Soviética.

Durante los años noventa, Camino retomó su vena literaria y publicó la novela Moriré en Nueva York (1996), en la que se dan cita temas como la memoria, el azar, la música –su vocación frustrada, según confesó– o el extravío de la identidad. En 1997 publicó el didáctico volumen El oficio de director de cine, que repasa los entresijos de un trabajo que él, con su cultura y honestidad, contribuyó­adignifica­r.

 ?? ??
 ?? PEDRO MADUEÑO / ARCHIVO ?? Ambición creadora
Camino firmó obras de gran originalid­ad, como ‘Luces y sombras’, en la que penetra literalmen­te en el cuadro ‘Las meninas’ de Velázquez
PEDRO MADUEÑO / ARCHIVO Ambición creadora Camino firmó obras de gran originalid­ad, como ‘Luces y sombras’, en la que penetra literalmen­te en el cuadro ‘Las meninas’ de Velázquez
 ?? ??
 ?? ?? 2 1 El director en una imagen del rodaje de ‘Los niños de Rusia’ (2001)
2 Con la Pasionaria en el rodaje de ‘La vieja memoria’ (1977)
2 1 El director en una imagen del rodaje de ‘Los niños de Rusia’ (2001) 2 Con la Pasionaria en el rodaje de ‘La vieja memoria’ (1977)
 ?? JORDI BELVER / ARCHIVO ?? Notario de su tiempo Aunque integrante de la ‘gauche divine’, Camino (en la imagen junto al también director Bigas Luna) reafirmó siempre su independen­cia
JORDI BELVER / ARCHIVO Notario de su tiempo Aunque integrante de la ‘gauche divine’, Camino (en la imagen junto al también director Bigas Luna) reafirmó siempre su independen­cia
 ?? ?? 3 En el rodaje de ‘El largo invierno’ (1991)
4 Fotograma de ‘Dragon Rapide’ (1986)
5 ‘La vieja memoria’
3 En el rodaje de ‘El largo invierno’ (1991) 4 Fotograma de ‘Dragon Rapide’ (1986) 5 ‘La vieja memoria’
 ?? FOTOS: FILMOTECA DE CATALUNYA ??
FOTOS: FILMOTECA DE CATALUNYA
 ?? ?? 1
1
 ?? ?? 3
3

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain