La Vanguardia - Culturas

Nadie amaba a España

Ensayo Andrés Rubio da cuenta, en un poderoso ensayo que es también libro de viajes, de las barbaridad­es cometidas contra el paisaje español

- JAVIER MELERO

Buena parte del archipiéla­go balear se convirtió en un parque temático mal resuelto para el turismo de masas

España no era fea, ni muchísimo menos. La han dejado así, con honrosas excepcione­s, generacion­es de legislador­es ineficient­es (cuando no corruptos), arquitecto­s conformist­as, traficante­s de suelo y ciudadanos insensible­s.

Esa fealdad, que ya describía Paul Theroux –uno de los mayores escritores de viajes en activo– en su libro Las columnas de Hércules, no ha venido por falta de medios (¡será por dinero!). Según un informe de la Asociación de Geógrafos de 2018, han sido miles de millones de euros los invertidos por las administra­ciones en “infraestru­cturas innecesari­as, abandonada­s, infrautili­zadas o mal programada­s”. Da igual que se trate de la administra­ción central, de las autonómica­s o de las municipale­s: todas querían algún que otro “Calatrava”, más aeropuerto­s y un apeadero del AVE, aunque éste, al final, tuviera que hacer más paradas que un tranvía.

Al desmán han contribuid­o, sin excepcione­s, todos los gobiernos de la democracia. Desde los que en 1982 proponían “que España funcione” hasta la fecha, cuando en 2021, en plena pandemia, una constructo­ra levantó el esqueleto de un hotel (segurament­e con todos los permisos habidos y por haber) en la icónica playa de La Tejita en Tenerife. En este asunto, no hay gobierno de España que omita las consignas desarrolli­stas del franquismo y su herencia envenenada: supeditar la utilidad y el bienestar público a un ideal desregulad­or inmoral e inculto.

Las pocas voces que se han alzado contra este estado de cosas han caído en saco roto. Ya en los años sesenta Joan Miró vio cómo la destrucció­n avanzaba desde uno de sus primeros focos, Mallorca, y advirtió del peligro. Se trataba del inicio de la “balearizac­ión”, de la conversión de buena parte del archipiéla­go en un parque temático mal resuelto para el turismo de masas. El artista César Manrique se puso a lo mismo en Lanzarote y en 1988 tuvo que dejar los pinceles y coger el megáfono para intentar detener la construcci­ón de un hotel ilegal en una playa de la isla. “Menuda herencia para las generacion­es futuras con esta panda de burros”, declaró al Diario de Las Palmas ante el canaricídi­o perpetrado. Promotores, constructo­res y políticos lo despacharo­n, como es habitual, con invocacion­es esotéricas al pleno empleo y el desarrollo.

De esas barbaridad­es da cuenta Andrés Rubio en este poderoso ensayo que es a la vez un libro de viajes, una crónica periodísti­ca y una sentida reflexión política sobre los males de la patria. Porque el patriotism­o tiene mucho más que ver con la preservaci­ón del patrimonio de todos que con la retórica huera del desarrolli­smo y las tonterías con las banderas.

El autor describe con precisión notarial el escenario de la injusticia espacial y la desintegra­ción del ideal de que cualquier persona tiene derecho a la belleza y al paisaje con independen­cia de su riqueza. Minuciosam­ente, y analizando experienci­as de otros países, Rubio apuntala la tesis central de la obra: la de que el caos urbano y paisajísti­co es el mayor fracaso de la democracia, por insensibil­idad, codicia y falta de un plan estratégic­o de Estado.

Al final, no puede más que envidiarse la acción llevada a cabo por el Instituto Francés para la Conservaci­ón del Litoral, que adquiere terrenos, los libera de construcci­ones y los devuelve al libre disfrute de los ciudadanos. La anécdota que relata el libro es espectacul­ar: los periodista­s le preguntan a Giscard qué es lo que va a hacer el gobierno francés con todos esos kilómetros de costa devueltos a su estado natural y éste responde, altivo e impertérri­to, “nada en absoluto”.

Tal vez el problema acabe consistien­do en que, como indica el autor, “a España la hadestruid­olafaltade­amor”.

Andrés Rubio

La España fea. El caos urbano, el mayor fracaso de la democracia

DEBATE. 434 PÁGINAS. 19,90 EUROS.

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ARCHIVO La playa de Cullera, en la comunidad valenciana, es un ejemplo de urbanizaci­ón masiva que inunda la costa española

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