El yin y el yang
La apertura en canal de a quien su admirado Graham Greene llamó “la poeta de la aprensión” permite descubrir también a una mujer comprometida políticamente –fue comunista en su juventud y más adelante denunció la causa palestina– y a una facturadora de aforismos involuntarios de perfil trascendental: “La melancolía es ausencia de dirección” (10/V/1946), “vivir satisfactoriamente estriba en ser abnegado sin preguntar por qué” (17/XII/1941). Por otro lado, resultan chocantes sus comentarios antisemitas y racistas (algunos censurados) y sus ataques al género femenino, como cuando señala que “siguen siendo marionetas (las mujeres), nunca están solas, nunca están a gusto solas, siempre buscan un amo, un compañero, alguien en el fondo que les dé órdenes u orientación” (7/VI/1973).