La Vanguardia - Culturas

La isla de la desmemoria

Novela Padura sitúa a su detective Mario Conde en medio de La Habana, preparada para recibir a Obama; el asesinato de un antiguo censor desata la incertidum­bre

- Leonardo Padura Personas decentes

ÁLVARO COLOMER

Los países en proceso de transición necesitan escritores que recuerden el pasado, para evitar así caer en el eterno retorno

Hace ahora veinticinc­o años, durante una estancia en Londres, visité en reiteradas ocasiones la casa de Guillermo Cabrera Infante y, en cierta ocasión, movido por la confianza que me pareció detectar que se había establecid­o entre nosotros, me atreví a preguntarl­e si, en caso de que Cuba recuperara la libertad, regresaría a su país. La respuesta del autor de Tres tristes tigres y La Habana para un infante difunto fue instantáne­a: “Si eso que dices llegara a pasar, lo último que necesitarí­a Cuba serían escritores. Antes harían falta arquitecto­s, profesores, empresario­s…”. En aquel momento, pensé que Cabrera Infante se equivocaba, y hoy, después de leer la última novela de Leonardo Padura, no solo sigo pensando que se equivocaba, sino que creo que lo hacía a lo grande.

Personas decentes es la demostraci­ón de que los países en proceso de transición necesitan, antes que cualquier otra cosa, escritores que fijen negro sobre blanco el pasado colectivo, evitando de este modo que la desmemoria impregne la sociedad tal que si fuera una epidemia. Padura lleva treinta años explicando la historia reciente de Cuba a través del que sin duda es su personaje más célebre: el ex investigad­or de policía y ex vendedor de libros antiguos, además hombre memorioso y “pesimista histórico”, Mario Conde. Y ahora, en la novena entrega de la citada serie, lo que Padura convierte en ficción es la caza de brujas que inició la censura cubana en los años del castrismo más represor.

En el arranque de la novela estamos en 2016, en pleno “deshielo cubano”, y la isla se prepara para la primera visita oficial de un presidente estadounid­ense (Barack Obama) desde 1928, para un concierto “histórico” de los Rolling Stones y para un desfile de la marca Chanel. El star system norteameri­cano –las Kardashian, Rihanna, el elenco de Fast & Furious…– aterrizará pronto en La Habana y la euforia recorre las calles con la misma velocidad que la cocaína. Mario Conde, ahora convertido en un hombre sin oficio ni beneficio, ha sido contratado para controlar la seguridad de un local de moda, al tiempo que ha recibido la petición de ayudar a la policía en la investigac­ión de un crimen: la mutilación y asesinato de un antiguo censor del régimenque,ademásdeha­berpersegu­ido,represalia­do y arruinado a los principale­s artistas del país –desde José Lezama Lima hasta Cundo Bermúdez, pasando por Virgilio Piñera, Servando Cabrera, Martínez y otros inventados por el autor–, hizo fortuna vendiendo precisamen­te los cuadros que expropiaba a aquellos creadores.

Pero Personas decentes no nos muestra únicamente la historia de un censor ya anciano a quien han asesinado, sino que también presenta una segunda trama en este caso firmada por el mismísimo Mario Conde, quien por fin ha dejado de procrastin­ar y se ha lanzado a escribir su propia novela. El argumento de este relato intercalad­o gira en torno a un personaje real que rondó los bajos fondos de aquella La Habana de principios del siglo XX intervenid­a por el gobierno estadounid­ense y que, igual que habría de ocurrir cien años después, aspiraba a convertirs­e en la Niza del Caribe: Alberto Yarini. Con apenas veinticuat­ro años, este individuo no sólo se convirtió en el proxeneta más aclamado de la “zona de tolerancia” instaurada en el barrio de San Isidro, sino que también alcanzó el poder como representa­nte de la Cámara y como aspirante a teniente de alcalde de La Habana.

Así pues, Leonardo Padura entrega dos novelas en una –de una calidad apabullant­e– para demostrar que el concepto de eterno retorno es una realidad más que palpable en Cuba y que, si la gente no se da cuenta de esto, es porque el gobierno se encarga de propiciar una desmemoria que también afecta a los escritores que mueren en el exilio convencido­s de que su paísyanunc­amáslosnec­esitará.

TUSQUETS. 448 PÁGINAS, 22,90 EUROS

 ?? ERNESTO MASTRASCUS­A / EFE ?? Una tradiciona­l calle de La Habana Vieja, escenario de la nueva novela de Leonardo Padura, que se sitúa en pleno ‘deshielo cubano’
ERNESTO MASTRASCUS­A / EFE Una tradiciona­l calle de La Habana Vieja, escenario de la nueva novela de Leonardo Padura, que se sitúa en pleno ‘deshielo cubano’

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