“Somos el test anual de la literatura catalana”
En el Moll de la Fusta de Barcelona y sin restricciones. La Setmana del Llibre en Català celebrará el 40.º aniversario cerca del mar, donde se establece definitivamente para ganar visibilidad, comodidad y atractivo. Una Setmana que quiere convertirse en el gran festival de las letras catalanas que aglutine a todos los agentes que intervienen en el libro en catalán, con música, gastronomía y espectáculos. Una cita que dice adiós a la catedral y a la covid tras dos años de restricciones.
¿Y habrá pastel?
Parece que sí, pero sobre todo habrá una gran fiesta. Concebimos esta Setmana como un espacio donde implicar a todo el mundo y dar un repaso de lo que han significado estos 40 años. A menudo nos centramos demasiado en los aspectos negativos y creo que tenemos que estar orgullosos de lo que hemos alcanzado y de hasta dónde hemos llegado. Convertir la
Setmana en el gran festival literario de las letras catalanas es el paso siguiente. De aquí que se potencien los espacios de descanso, la oferta gastronómica, los espacios para los niños y los jóvenes.
Se dice adiós a las restricciones por la covid. ¿Quizá también a algunos nuevos lectores?
Este año es clave para ver qué huella deja la pandemia en el mundo del libro. Hemos pasado dos años muy excepcionales durante los cuales leer estaba permitido y veremos si el volumen de lectores que conseguimos se mantiene. Personalmente no confío mucho, creo que el aumento fue puntual, pero espero equivocarme.
¿Y ese pesimismo?
Es que hace falta una reflexión seria, grande, incluso tratarlo como un tema de Estado, con el fin de seducir a la gente en la lectura y, sobre todo, en lengua catalana. Hay un dato muy esclarecedor: todos los Sant Jordi se venden más libros en catalán que en castellano, más del 50%. En cambio, en el día a día, no se supera el 25%. ¿Por qué pasa eso? Tendríamos que reflexionar.
Siendo positivos, este año se recupera también la presencia de firmas internacionales en la Setmana.
Sí. Conectarnos con otras literaturas es importante para nosotros. Hemos intentado combinar autores superventas como Kent Follett con otros como Tatiana Tibuleac, Daniele Mencarelli o Robert Kolker. Es también importante para nosotros
que estén presentes varios géneros. Por otro lado, tendremos una veintena de editores de todo el mundo en la Setmana de forma presencial en el encuentro que organiza el Institut Ramon Llull.
¿Cuál es el nivel de implicación institucional?
No hablamos solo de instituciones, sino también de entidades que trabajan a diario en la promoción y la difusión de la literatura en lengua catalana. La Setmana tiene que ser un irradiador de la potencia de esta literatura y conseguir sumar a toda a aquella gente que trabaja en ella. En este sentido tenemos la implicación por segundo año del Ateneu Barcelonès, el CCCB, el Llull... Este año se incorpora también Òmnium Cultural, que para mí era una de las asignaturas pendientes. La principal entidad cultural de nuestro país organizará una mañana en que invitará a todos sus asociados. Son sumas que hacen grande la semana con el objetivo que la difusión perdure a lo largo del año a través de otros partners.
¿En qué punto se encuentra la literatura en lengua catalana?
La Setmana es un test anual y constatamos que cada año hay más expositores y sellos editoriales que dan cuenta de una enorme riqueza. Seguro que hace 40 años había menos. Pero creo que no todo está en el número. Una cosa es preservar la variedad, pero tenemos muchos sellos editoriales pequeños que aportan esa diversidad tan necesaria pero que no tienen músculo que las haga evolucionar. Nos hacen falta más sellos medianos que equilibren la distancia entre grandes y pequeños, que es enorme. Y eso solo se consigue con inteligencia empresarial y cooperación.