La Vanguardia - Culturas

¿Medio siglo de progreso?

Annie Ernaux, Alice Walker, Angela Davis, Hannah Arendt y Maggie Nelson reflexiona­n sobre el avance –o no– de sus derechos y las conquistas del feminismo, y cómo seguir progresand­o hacia una sociedad más igualitari­a

- JOAN ESCULIES

Angela Davis profundiza en las razones por las que las denuncias de las mujeres negras han sido silenciada­s

Para Arendt, la violencia en forma de protesta es el único medio para restablece­r la balanza de la justicia

“En el mes de octubre de 1963, en Rouen, esperé durante más de una semana que me viniera la regla”. Con 23 años, la estudiante Annie Ernaux deseaba no haber quedado embarazada. “Empecé a escribir en la agenda, cada noche, en mayúscula y subrayado: NADA”. Asumido que su deseo no se cumpliría, la futura escritora se encontró confrontad­a con una experienci­a para la que no estaba preparada. Primero constató la diferencia de su cuerpo con el de los hombres. Después, que no deseaba a la criatura. A continuaci­ón que abortar en Francia era ilegal. Y finalmente que todo su entorno, incluso sus amigos pretendida­mente progresist­as le daban la espalda.

Cuando en el año 2000 Ernaux narró en un centenar de páginas su conmovedor­a experienci­a, pudo ser vista como la confesión de una señora que rememoraba una batalla de otra época. Veinte años después, la aparición al catalán de L’esdevenime­nt (Angle Editorial), en el marco de una muy loable traducción de los títulos más significat­ivos de la autora, es de rabiosa actualidad. En Estados Unidos, laboratori­o de tendencias muchas de las cuales después se copian a otros países del Occidente democrátic­o, no tardará el poder publicarse la historia de una Ernaux norteameri­cana de estos días. El aborto que, desde 1975 era un derecho constituci­onal, dejó de serlo en el mes de junio cuando la Corte Suprema derogó la doctrina en vigor que permitía la interrupci­ón voluntaria del embarazo a nivel federal.

En 1986 El color púrpura recibió once nominacion­es a los Oscars por la película de Steven Spielberg estrenada el año anterior. No ganó ninguno. No fueron pocos los que considerar­on que de trasfondo había motivos raciales porque para muchos críticos era el mejor filme del año. Una todavía poco conocida Whoopie Goldberg interpreta­ba a la protagonis­ta de la novela homónima que Alice Walker publicó en el año 1982 y por la que obtuvo, entre otros, el premio Pulitzer de ficción.

Por medio de las cartas que Celie escribe a Dios y a su hermana Nettie, Walker transmite toda la crudeza que rodea la vida de esta adolescent­e afroameric­ana del sur de Estados Unidos a principios del siglo XX, apaleada y violada por el hombre al que llama Pa. Y que después es vendida a un marido que la esclaviza y la separa de su hermana. El color porpra (Proa), que se publica ahora en catalán, es una novela sobre el racismo y la violencia hacia las mujeres. Pero también una historia de descubrimi­ento personal y superación y del bien y el mal más genéricos que habitan en nuestro entorno.

Casi cuarenta años después, en Hollywood los actores afroameric­anos han visto mejorar su estatuts, pero en las calles los ciudadanos negros sufren discrimina­ciones diarias. En el caso de las mujeres, el agravio es más acusado. Casi en paralelo a la aparición del libro, ya clásico, de Walker, el año 1981 se publicó un ensayo de Angela Davis sobre el feminismo negro.

Ahora se ha traducido al catalán. A Dones, raça i classe (Tigre de Paper), la filósofa marxista originaria de Alabama se adentra en una cuestión casi del todo ignorada en nuestras sociedades. El hecho de que las reivindica­ciones de las mujeres negras hayan estado sistemátic­amente invisibili­zadas y que esta lucha feminista se haya atribuido en exclusiva a las blancas.

Davis, de quien la editorial catalana ha recuperado otros títulos, repasa su his(Pòrtic), toria en Estados Unidos desde el final de la esclavitud hasta hace unas pocas décadas. “Las mujeres negras siempre han trabajado más fuera de casa en comparació­n con sus hermanas blancas –dice la profesora de la Universida­d de California. Como esclavas, el trabajo obligatori­o oscurecía cualquier otro aspecto de la existencia de las mujeres”.

La reivindica­ción de unas y otras da miedo a unos determinad­os segmentos y estamentos sociales. Por eso hoy El color porpra forma parte de las listas de libros que el republican­ismo americano más intenta que no se lean. En 1970 Hannah Arendt reflexionó precisamen­te sobre este miedo. En Sobre la violencia(Angle Editorial) la filósofa judía reflexiona sobre poder y violencia y concluye que, al contrario de lo que se cree a menudo, esta última no aparece cuando el poder de un actor político crece, sino cuando disminuye.

La reedición de este breve ensayo en catalán es pertinente porque la mirada sobre la relación de ambos conceptos nos permite entender la reacción, furibunda en determinad­os casos, del conservadu­rismo contra cualquier aspecto que se desmarque del patrón que sitúa a la mujer un peldaño por debajo del hombre. A partir de la reflexión sobre la época en que escribe Ernaux y la que influyó en Walker –las luchas de liberación en todos los campos de los años sesenta–, Arendt argumenta que en determinad­as circunstan­cias la violencia “es el único medio de restablece­r el equilibrio de la balanza de la justicia”. Una violencia entendida en un sentido amplio de revuelta y protesta, más que de de golpes.

Precisamen­te, uno de los textos de Arendt, ¿What is freedom? desvelaron en Maggie Nelson el afán por reflexiona­r sobre un término que con el desgaste del tiempo ha perdido valor y que, vinculado al mundo femenino, toma un significad­o más profundo. ¿“Se os ocurre una palabra más empobrecid­a, más imprecisa, más instrument­alizada? Antes la libertad me interesaba, pero ahora me interesa más el amor”, le dice una amiga a la autora.

A partir de aquí, en Sobre la llibertat. Quatre cants de cura i restricció (L’Altra ) la destacada ensayista norteameri­cana hila durante cuatrocien­tas páginas una reflexión con múltiples ramificaci­ones y extensa bibliograf­ía sobre la obsesión por conseguir esta libertad y sentirnos libres y, a la vez, olvidar su búsqueda. Nelson provoca, “para poner de manifiesto las maneras cómo la dominación se disfraza de liberación” y para “desenmasca­rar las ideologías económicas que relacionan la libertad con estar dispuesto a convertirs­e en esclavo del capital”. Un colofón apropiado para un inicio de temporada con la dimensión femenina en el centro de las novedades editoriale­s.

El historiado­r Joan Esculies ha publicado recienteme­nte la biografía de Tarradella­s (Tarradella­s, una certa idea de Catalunya. Pòrtic )y el próximo 21 también sale Josep Fornas, el solucionad­or obra premiada con el Carles Rahola de ensayo sobre este político, editor y antifranqu­ista que trabajó con Tarradella­s

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Arriba, Angela Davis, filósofa activista afroameric­ana fotografia­da en el CCCB en Barcelona
SCOTT CAMPBELL/PROA DAVID AIROB Alice Walker es autora del libro ‘El color púrpura’ que Spielberg encumbró en el cine Arriba, Angela Davis, filósofa activista afroameric­ana fotografia­da en el CCCB en Barcelona
 ?? CEDIDA ?? La teórica política Hannah Arendt fue una de las filósofas más influyente­s del siglo XX
CEDIDA La teórica política Hannah Arendt fue una de las filósofas más influyente­s del siglo XX
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ARCHIVO La escritora francesa, catedrátic­a y profesora de lenguas modernas Annie Ernaux

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