Guerra a la belleza, crear destruyendo
Las obras de Alejandro Monge (Zaragoza, 1988) son claramente políticas. Este escultor que también suele expresarse mediante pinturas hiperrealistas para confundir a quien observa quiere que su opinión sobre lo que sucede en nuestra sociedad trascienda a través de las piezas que crea. Y sus mensajes suelen no estar exentos de violencia, partiendo del postulado de que la destrucción es también una forma de creación. A él se debe una gran cantidad de billetes minuciosamente reproducidos para, a continuación, ser quemados, o una serie de granadas de mano embellecidas con detalles de colores. La destrucción que defiende es, sobre todo, la de los cánones de la belleza clásica, porque considera que el buen gusto está sobrevalorado; eso sí, después de demostrar su habilidad y su técnica para alcanzar esa belleza perniciosa. Así, sus obras a menudo aparecen del encuentro del clasicismo con lenguajes propios del arte de la calle o el pop. Contra la idealización de las formas a la que es posible llegar mediante la imaginación y el virtuosismo, defiende que la mirada se dirija a la realidad y sus problemas, aparentemente mucho más difíciles de solucionar. Después de mostrar el trabajo de Monge por numerosas ferias internacionales, 3 Punts Galeria, con Inverse Shape, muestra un conjunto de obras hiperrealistas en cemento y gran formato que reflejan lo absurdo de muchos de nuestros movimientos cotidianos. (Obra: Good morning, 2022)