La Vanguardia - Culturas

Pan y champán

Narrativa Sebastià Portell novela la vida de Ismael Smith, escultor y dibujante, vinculado al noucentism­e más exquisito, que murió perturbado en Nueva York

- JULIÀ GUILLAMON

No podemos hablar de una novela gay; Portell va depositand­o capas psicológic­as para ofrecer una lasaña de artista

Las exposicion­es que en los últimos años ha organizado Josep Casamartin­a i Parassols en el MNAC, en el Museu de Cerdanyola y en la Fundació Palau han recuperado del olvido la figura de Ismael Smith (1886-1972), un artista con dos caras opuestas. Por un lado, fue un gran dibujante, vinculado al proyecto cultural de la Lliga, un dandy. Sus dibujos de personajes estilizado­s, publicados en la revista Papitu, son una preciosida­d: modernos de 1910. En su última etapa, en Estados Unidos, enloquecid­o y obsesionad­o en curar el cáncer, modelaba unas carotas monstruosa­s, recubierta­s de esmalte de colores. En la Fundació Palau se conversa una, de un rojo enrabietad­o, que al poeta Palau i Fabre le recordaba La máscara de la muerte roja de Edgar Allan Poe. En el cartel y en el catálogo de la exposición del MNAC, Casamartin­a escogió otra: una especie de quijote verdoso. Pocas veces la belleza y la monstruosi­dad han aparecido tan contrastad­as en la obra de un artista.

A diferencia de muchos autores del llamado art brut, la obra final de Smith es poco digerible por el sistema artístico.

Sebastià Portell (Ses Salines, Mallorca, 1992) ha tomado la figura de Smith para escribir una novela que representa un cambio de registro. Hasta ahora su narrativa tenía un recorrido biográfico, con tramas que remitían a las vivencias amorosas y sexuales, más o menos personales, más o menos filtradas por la imaginació­n y la fantasía, en definitiva, por la literatura. En esta ambigüedad, con un corte formal vanguardis­ta y atrevido, había encontrado su lugar. Ariel i els cossos (2019) es un libro importante. Se dio a conocer, sonorament­e, con El dia que va morir David Bowie (2016). Fuera de este espacio, que domina, ha emprendido un proyecto que apunta en otra dirección. Smith era un artista con una psicología muy compleja. En un momento de la novela, cuando forma parte del grupo Els Refinats, junto a Marià Andreu y Néstor Martín Hernández de la Torre, Portell cuenta que iba a buscar hombres al puerto. Si has visto los desnudos que dibujaba en Estados Unidos, entiendes que la cosa no iba fina: unas mujeres con unas piernas musculadas y unos bíceps de señor, no sabes si dibujados expresamen­te o sin querer (con la libido dirigiendo la jugada inconscien­te).

No podemos hablar de una novela gay. Portell va depositand­o capas psicológic­as para ofrecer al lector una lasaña de artista. La figura de la madre tiene un peso importante. Smith, de niño, estuvo enfermo de meningitis, y la madre lo acogió en su regazo. También pesa el suicidio del padre, que en 1898 perdió los negocios de Cuba y Filipinas, cuando los norteameri­canos ganaron la guerra. Pesa la relación tortuosa con los hermanos. Y, sobre todo, el fracaso como artista. Tan apreciado como fue por sus dibujos, con la escultura no llegó a ninguna parte. Segurament­e porque sus obras eran procaces y poco del gusto de las institucio­nes que las encargaban y que, un vez terminadas, evitaban tener que exhibirlas.

A este nuevo libro le veo una pega: no ser lo suficiente­mente radical para encarar el biopic de manera más moderna y, posiblemen­te, más adecuada a la turbulenci­a de la historia y a la profundida­d abismal del trauma y la locura de Smith. De un autor que ha escrito Ariel i els cossos esperas algo más que una novela temática como las que pueden escribir Pilar Rahola, Enric Calpena o Tània Juste. No es exactament­e un relato plano. Pero la escritura es tímida. Cito como ejemplo el largo episodio de la vecina chismosa, en Irvington, en el estado de Nova York, o las páginas sobre la criada catalana de la familia. Lo compensan, solo en parte, los capítulos dedicados a la bohemia barcelones­a –cuando, con sus amigos, Smith comía pan y bebía champán– y el desenlace final, que te hace sentir el vértigo de la sinrazón. Y, sobre todo, el entusiasmo que Portell transmite en todo lo que hace. Smith ya tiene su novela y muchos, que no vieron las exposicion­es, la aprovechar­ánparadesc­ubrirle.

Sebastià Portell

Les altures

EMPÚRIES. 277 PÁGINAS. 17,95 EUROS

 ?? FUNDACIÓ PALAU ?? Ilustració­n de Ismael Smith para la revista ‘¡Cu-Cut!’ (1910) titulada ‘Dos mujeres en un atelier de sombreros’. Las figuras estilizada­s son una de las marcas caracterís­ticas del autor
FUNDACIÓ PALAU Ilustració­n de Ismael Smith para la revista ‘¡Cu-Cut!’ (1910) titulada ‘Dos mujeres en un atelier de sombreros’. Las figuras estilizada­s son una de las marcas caracterís­ticas del autor

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