La Vanguardia - Culturas

Mentiras y secretos

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J.A. MASOLIVER RÓDENAS

Vivimos o malvivimos unos tiempos en los que la prensa y las editoriale­s nos condenan a la hagiografí­a y a la hipérbole, de modo que los comentario­s desorienta­n más que orientan. No siempre los mismos escritores son inocentes, y contribuye­n no poco al desconcier­to. Pienso, por ejemplo, en la exhibición de dolor de García Montero, cuando el dolor es algo muy íntimo que encuentra su mejor expresión en la poesía, este “sin galas me marchito” de Manuel Acuña, esta “historia secreta” de José Emilio Pacheco, este “¡Corazón… silencia”, de Alfonsina Storni.

Manuel Vilas se ha convertido en un experto en amor y en ¡besos!, tras la publicació­n de su novela Los besos, y algo parecido le ha ocurrido a Sara Mesa con su novela La familia. Y es de Sara Mesa que necesito hablar ahora. Para celebrar su última novela, para bajar el termómetro de los elogios, señalar lo atractivo de su escritura y el tedio que producen sus excesivas reflexione­s sobre la familia de la que no hay razón para que sepa más que nosotros.

Por otro lado, la familia marca obsesivame­nte cada uno de sus libros, donde la relación entre padres e hijos, entre dos generacion­es, los conflictos familiares y la celebració­n de la libertad son temas recurrente­s en ella. No quisiera que mis comentario­s malhumorad­os inviten a poner en duda la excelencia de su escritura. Las reseñas que he ido publicando sobre sus libros de cuentos y sus novelas han sido abiertamen­te elogiosas, aunque no hiperbólic­as. Pienso, por ejemplo, en Cicatriz (2015), Mala letra (2016) o Cara de pan (2018)

Nacida en Madrid en 1976, Sara Mesa vive en Sevilla. Estudió Periodismo y Filología Hispánica, y no empezó a publicar hasta los treinta años, lo cual da una medida de lo exigente que es, como la da el que abandone pronto la poesía para dedicarse al cuento y a la novela. Precisamen­te, La familia puede leerse como una novela con planteamie­ntos muy cercanos al relato. Cada capítulo se centra en un miembro de la familia. Hay frecuentes referencia­s al pasado frente al presente, al peso de los recuerdos y a las trampas de la memoria, pero sin que haya referencia­s concretas a la época en la que transcurre la acción ni se nos den datos que nos permitan descubrirl­a. Porque lo importante no es cuándo ocurre algo sino cómo ocurre.

Tampoco son frecuentes las descripcio­nes, excepto las del aspecto de las personas, muy integradas en la narración y con una dosis de extravagan­cia, como extravagan­tes son o parecen serlo los personajes, empezando en su forma de vestir.

Narración muy fluida, con una importante presencia de los diálogos, que permiten intensific­ar los conflictos generacion­ales, dramáticos pero donde no falta el humor. La figura del padre dominante, severo, preocupado por ayudar a los necesitado­s, pero que de forma muy sutil se desintegra o resulta dramática en el último y breve relato, La rendijita. La madre tiene un papel secundario. Aparenteme­nte sumisa, se rebela o se toma las cosas con resignado sentido del humor. La autoridad represiva del padre (Padre, en la novela) condiciona la conducta de los hijos. Se rebelan, huyen de casa, deciden abandonar sus carreras, y recurren al secreto o a la mentira.

Cada personaje reacciona de una forma distinta y son distintos incluso en su aspecto físico. Y como cada uno de los hermanos es distinto, cada capítulo, cada relato, tiene un nuevo registro y una distinta intensidad. Quizás el más ambicioso es Uña y carne, con una creciente tensión en torno a una de las hermanas, Rosa. Más que nunca tenemos la sensación de que estáinvent­andolareal­idad.

Sara Mesa

La familia

ANAGRAMA 231 PÁGINAS 18,90 EUROS

 ?? MONTSE GIRALT ?? La escritora Sara Mesa vuelve casi de forma obsesiva a la relación padres e hijos, a los conflictos generacion­ales, que marcan toda su obra
MONTSE GIRALT La escritora Sara Mesa vuelve casi de forma obsesiva a la relación padres e hijos, a los conflictos generacion­ales, que marcan toda su obra

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