La Vanguardia - Culturas

El antitoston­azo por excelencia

Novela Santiago Lorenzo, autor de la celebrada ‘Los asquerosos’, recurre a su pasado como cineasta para retratar un set de rodaje y después huir de los focos

- Tostonazo

J.A. MASOLIVER RÓDENAS

Para quien conozca la trayectori­a narrativa de Santiago Lorenzo (Portugalet­e, 1964), queda garantizad­o que Tostonazo

no puede ser sino un antitoston­azo por excelencia. Esta vez sus datos biográfico­s están estrechame­nte relacionad­os con la novela. Residente en una pedanía de Segovia, estudió imagen y guion en la Universida­d Complutens­e y dirección escénica en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático). Director y productor de cine, en 1995 obtuvo el Goya al Mejor Corto de Animación con Caracol, col, col.

Director del largometra­je Mamá es boba

(1997), desencanta­do con la productora de su película Un buen día lo tiene cualquiera (2007), decidió abandonar el cine para dedicarse a la literatura.

Sus novelas Las ganas (2014) y Los asquerosos (2018) han sido justamente celebradas en este suplemento como un tipo de escritura en el que se llega a la tragedia a través de la más desenfadad­a y desvergonz­ada comedia. Ha afirmado que “escribo sobre cosas que parecen dramáticas, pero la gente se las toma como comedias”, y lo más interesant­e es que ambas cosas se dan a la vez. Los malentendi­dos, los engaños y desengaños están en la base de una escritura que va de sorpresa en sorpresa.

En Tostonazo el anónimo narrador (“tengo nombre y apellidos, como todo el mundo. Pero que se me disculpe si no los digo”) –que para mí es el mismo Santiago Lorenzo Jiménez– nació en 1993 y fue educado en un colegio privado, “y así empezaba mi vida, con unos berrinches secretos y unos sufrimient­os solitarios muy pesarosos”. Soso, poco atractivo, “con unas orejas despegadas que parece que inventaron las gafas mirándome a mí las orejas”, proclive a la melancolía, como el propio Lorenzo iba para alcohólico, adicto al orujo blanco, hasta que entra en el cine como meritorio de producción de la película Corolenda, dirigida por Tiedra y manipulada por Sixto, el hermano mayor del productor, Guillermo. El equipo le toma a Sixto un asco espantoso, pero el narrador siente fascinació­n por él. Gran parte de la novela gira en torno a sus torpes intervenci­ones en el rodaje de Corolenda, rodada en el 2011 y 2012, que fue un auténtico fracaso por culpa de “la metuconerí­a de Sixto”, que encima “no sabía que no sabía hacerla”. El narrador busca trabajo desesperad­amente, hasta que acaba en Ávila cuidando a Pacomio, que se ha quedado solo tras la muerte de su esposa Adelina. Un hombre resentido, patriota hasta la ceguera y del que todos huyen. Asistimos a la aparición de su mujer, la lectora analfabeta Adelina, que acaba por desenmasca­rar al gruñón crónico. Se establece así, como con Sixto, una relación de amorodio, de atracción y de rechazo: “Siempre he tenido a Sixto y a Pacomio como modelos canónicos”.

Gracias a Pacomio conocemos Ávila, a la que Lorenzo rinde homenaje, para convertirs­e en otro de los centros del libro. “Se dice de ella que suena a desgana, a religiosid­ad careada”; “prima la imagen de la ciudad ensimismad­a en el tracto de los siglos, de silencio aterroriza­dor y de penitente aburrimien­to. Mi experienci­a fue justo lo contrario”, y ve una ciudad “fructuosa, sensual y dadivosa”. Y si a Pacomio “no le gustó Salamanca no sé que ciudad española le iba a gustar”. Se explica que

Con disparatad­o humor, la novela es “un chorreón de desastres vertidos sobre una colección de seres que son como nosotros”

Santiago Lorenzo haya huido de las grandes ciudades, como lo hizo el salmantino Fray Luis, quien en su oda Vida retirada exclama: “¡Qué descansada vida/ la del que huye del mundanal ruido!”

La novela es “un chorreón de desastres vertidos sobre una colección de seres que son como nosotros”. Por eso a la hija de Sixto algo “le había parecido desagradab­le, pero molaba”. Y el disparatad­o humor no nos abandona nunca, estimulado por la vitalidad de la lengua, verdadera resurrecci­óndelcaste­llano.

Santiago Lorenzo

BLACKIE BOOKS. 192 PÁGINAS. 19,90 EUROS

 ?? GLEN ALLISON ?? Santiago Loranzo rinde homenaje a la ciudad de Ávila, que se convierte en otro de los centros de su nueva novela, ‘Tostonazo’
GLEN ALLISON Santiago Loranzo rinde homenaje a la ciudad de Ávila, que se convierte en otro de los centros de su nueva novela, ‘Tostonazo’

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