La Vanguardia - Culturas

Núvol, el gato, atiende al teléfono

Jordi Coca explica cómo un siamés le descubrió la capacidad de afecto. Semilla de vida social, le permitió abordar con naturalida­d las cuestiones existencia­les

- JULIÀ GUILLAMON

Recita su ‘Cant espiritual’, una queja contra un dios que hace pagar a los hombres por pecados que no han cometido

En el mundo naturalist­a al que me asomo últimament­e, los animales domésticos no tienen buena fama. Si algunos de mis nuevos amigos leyeran lo que escribe Jordi Coca (Barcelona, 1947) de las manadas de gatos que corren por la imaginaria población de Tirós, pondrían el grito en el cielo. Dirían que los gatos son el enemigo número 1 de la biodiversi­dad, que donde hay gatos no quedan ni lagartijas. Cuando Coca cuenta que Núvol, el gato, persigue pájaros y mariposas (afortunada­mente sin atrapar a ninguno) le echarían el mal de ojo. Por otro lado, unos datos del 2021 indican que en la ciudad de Barcelona viven tantos perros como niños de 0 a 12 años. Debe ser un fenómeno único en la historia de la humanidad. La gente quiere como nunca los había queridoa sus chuchos, a sus mininos. Espero que nadie se enfade mucho si digo que detrás de este boom de perros y gatos hay una mezcla de dibujos animados, individual­ismo, necesidad de afecto y soledad.

Laentradad­e Eldarrerdi­a hace pensar en todo esto. Cuando el narrador y Gemma, su compañera, llegan a un acuerdo para alquilar, restaurar y cuidar la rectoría de Tirós, que se encuentra en un estado deplorable, las páginas en las que se explica tienen un componente considerab­le de misantropí­a. El narrador quiere alejarse de la ciudad para escribir. En el pueblo no encuentra nada interesant­e. ¡La criatura que mejor se adapta a ese lugar sin alma es un perro! “Tirós mai no em va agradar; d’ençà del dia rúfol en que hi vam posar els peus per primera vegada sempre m’ha semblat un indret esquerp pel qual ningú no sentia cap afecte.” En este contexto, la aparición del gatito, Núvol, y la descripció­n de todos los arrumacos y contemplac­iones de sus amos se puede interpreta­r como una consecuenc­ia de la citada misantropí­a. “No vèiem el Núvol ben bé com un gat”. “Quan el Núvol es quedava sol a Tirós repetíem que si el poguéssim telefonar seria diferent, que ens agradaria preguntar-li com estava i que ens expliqués què havia fet durant el dia”. “Però hem d’anar en compte –va dir la Gemma rient–, o acabarem portant el Núvol a l’escola amb els altres nens...”. Esta impresión viene reforzada por el hecho de que la pareja tiene una hija que no aparece, y sólo de paso, hasta entrada la segunda parte.

Esta vertiente humana, íntima, muy natural, del libro de Jordi Coca, no justificar­ía tal vez una novela: bastaría con un cuaderno, un texto personal, sencillo y emotivo. Pero, sin moverse del tono y de la intención inicial, Coca cambia el voltaje de la historia. Por un lado, Núvol adopta otro rol, deja de ser un doble del protagonis­ta y un espejo de su misantropí­a, y aparece como un elemento facilitado­r de la relación con la gente del pueblo. La capacidad de afecto que ha descubiert­o con el gatito, se proyecta y se convierte en semilla de vida social. Por otro lado, el gato envejece, enferma. Y el protagonis­ta, que es un alter ego de Coca, escritor y hombre de teatro, proyecta sus preocupaci­ones en la relación con Núvol: el miedo que en la obra de Coca genera siempre premonicio­nes angustiosa­s, la pérdida de las personas queridas, la crisis espiritual que, a partir del Cant espiritual, un poema de Josep Palau i Fabre de 1950, da pie a un fragmento de prosa excelentís­imo, cuando el narrador recita su propio Cant espiritual, que es una queja contra un dios que hace pagar a los hombres unos pecados que no han cometido.

Coca combina la historia de su gato con Maeterlinc­k, Marguerite Duras, Sartre, y escribe unas páginas finísimas sobre el paso de la madurez creativa a los setenta años. De esta manera da una dimensión cercana y profunda al mismo tiempo, eficaz y emocionant­e, a la preocupaci­ón existencia­l que religa sus libros

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Jordi Coca El darrer dia

EDICIONS 62. 197 PÁGINAS. 18,90 EUROS

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La escritora chilena Diamela Eltit nos brinda su tercera novela, escrita en 1988, en plena dictadura, y ahora recuperada para el público español por Periférica
ARCHIVO ARCHIVO Un gato es protagonis­ta en la nueva novela de Jordi Coca. El animal ejerce de espejo de la misantropí­a del narrador y, a la vez, le facilitará las relaciones La escritora chilena Diamela Eltit nos brinda su tercera novela, escrita en 1988, en plena dictadura, y ahora recuperada para el público español por Periférica

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