El alma del violín
Narrativa Relato sobre un episodio verídico de la Segunda Guerra Mundial
INÉS PICH-AGUILERA
Se ha escrito mucho sobre la expoliación de obras de arte judío durante el Tercer Reich alemán, pero no tanto de los miles de instrumentos que fueron confiscados. Yoann Iacono (Burdeos, 1980) decidió rescatar este tema del silencio con su primera novela El Stradivarius de Goebbels. Alto funcionario y asesor político, el autor pasó años en Francia, Alemania y Japón investigando la vida de Nejiko Suwa, una de las violinistas japonesas más virtuosas del siglo XX. Tras esta expedición documental, el autor se retiró en una isla japonesa para volcar lo que había averiguado.
La música occidental era entonces poco conocida en Japón y Nejiko Suwa fue una de las violinistas más avanzadas en este sentido. Esto la llevó a viajar a Europa donde, sin buscarlo ni desearlo, su talento terminó por abanderar las atrocidades del totalitarismo. Con el objetivo de afianzar la alianza entre el Tercer Reich y el imperio japonés, el ministro de propaganda alemán Joseph Goebbels obsequió a la violinista con un Stradivarius, lo que convirtió a Suwa en un símbolo de la unión entre ambos países, con tan solo 16 años.
El impulsor de este acto fue Herbert Gerigk, musicólogo alemán al frente de la Sonderstab Musik, institución que perseguía la cultura musical judía y se apropiaba de sus instrumentos. Pero el afán de Gerigk iba más allá; creía en el poder de la músicacomoherramientadepropaganda y convenció a Goebbels para que un violín sellara la amistad entre Alemania y Japón.
Inocente y demasiado joven, Suwa ignora la procedencia del instrumento y a pesar de su talento no consigue extraerle
la supuesta y magnífica sonoridad de un Stradivarius. La frustración le llevará a indagar en el origen del violín y su antiguo dueño, lo que la ayudará a desengranar su papel como símbolo del mayor genocidio de la historia, siempre desde la ambivalencia y una –a veces– fingida inocencia.
Iacono completa el relato de la II Guerra Mundial con un episodio poco conocido y muestra un Japón atroz. La relación entre arte y poder es un tema recurrente en la novela, un vínculo que puede favorecer el sometimiento o aflojar la opresión, y aquí desvela su cara más cínica en forma de música a favor de una barbarie. Un relato de intangibles, supersticiones y almas que habitan instrumentos y una invitación a reflexionar sobre la música como instrumentodepoderysometimiento.