La Vanguardia - Culturas

“Entrar en política fue un desengaño”

- A Daniel Giralt-Miracle,

JOSEP PLAYÀ MASET

Crítico e historiado­r del arte, Daniel Giralt-Miracle (Barcelona, 1944) se ha retirado de la profesión y ha hecho un gesto poco habitual: ha cedido a varios museos y archivos toda su colección de obras de arte (pintura, grabados, carteles...), la biblioteca (más de 30.000 libros) y el legado de la imprenta de su padre, el tipógrafo y diseñador gráfico Ricard Giralt Miracle; a partir de esta cesión se ha realizado este año una exposición y un catálogo consagrado a su figura. Ahora su próximo proyecto son unas memorias, ya muy adelantada­s, de las que aquí avanza una cata.

¿Qué influencia ejerció su padre?

Mi padre fue mi mejor maestro, amigo y confidente, he tenido con él una afinidad y respeto excepciona­les. Con siete años ya me llevaba a galerías y museos. Yo estudiaba por la mañana Filosofía y Letras y por la tarde hacía de repartidor de Filògraf, con el 600. Hacía de aprendiz. Llevaba las pruebas de imprenta a Espriu, Foix, Tàpies, Bohigas... y tenía la oportunida­d de hablar con ellos. El más generoso era Espriu, que me daba 5 duros.

¿Así es como conoció a Joan Miró?

Tuve un trato intenso cuando mi padre le propuso en 1975 hacer una plaqueta ilustrando el poema És quan dormo que hi veig clar de J.V. Foix. Un día, cuando Miró preparaba Mori el merma, me planta sobre la mesa varias invitacion­es y me dice: “Tú que entiendes de artes gráficas, cuál es la más bonita”. Me quedo parado, pero señalo una. “Es la que me gusta”, responde. Las tardes con Miró eran maravillos­as, ni orgulloso, ni estirado, sino atento, educado, no pasaba lo mismo con Dalí, aunque conmigo la relación fue cordial.

Incluso le organizó la presentaci­ón de un libro.

Trabajaba para la editorial Blume y se hizoenlaca­lleTuset.Llega,meponelama­no en el hombro y me dice: “¿Y ahora qué tiene que hacer Dalí?”. Respondo: “Haga el divino”. Y empezó el show. Después lo vi varias veces en Portlligat... Y el día que muere, Margarita Obiols me telefonea de parte del alcalde Pasqual Maragall y me dice que aquella noche se le tendría que poner la medalla de oro de la ciudad, que ya le había sido concedida. Subimos a Figueres y sobre el cadáver de Dalí en pijama le pusimos la medalla.

El año 1966 empieza a ejercer el crítico de arte en Destino.

Néstor Luján me va invita a colaborar. Y después de una noche sin dormir, hago una crítica, con la ayuda de mi padre, de una exposición de Francesc Todó en la sala Gaspar. No la he vuelto a leer más por miedo.

Forma parte entonces de una generación de críticos de arte irrepetibl­e: Corredor Matheos, Cirici Pellicer, Santos Torroella, Arnau Puig...

Cierto. Entonces estaba la Asociación Española de Críticos de Arte, y para no poner a un presidente catalán hacían vicepresid­ente a Alberto del Castillo. No lo entendíamo­s y con Pep Vallès, Corredor Matheos y Maria Lluïsa Borràs impulsamos la Associació Catalana de Crítica d’Art. Con el amigo Vallès hacemos los estatutos y con Arnau Puig vamos al Gobierno Civil para regulariza­rlos. Así se crea la asociación catalana, con Cesáreo Rodríguez Aguilera, de presidente, y Madrid lo acepta. Estaba también el AICA, asociación internacio­nal, pero no nos dejan entrar porque es para países. Descubrimo­s que en Madrid no pagan las cuotas anuales y nosotros lo empezamos a hacer. ¡Y nos reconocen!

¿La crítica de arte no vive ahora su mejor momento?

Las categorías artísticas no son las que eran, las academias han quedado descolocad­as. Se han transgredi­do los cánones y entran en juego las nuevas tecnología­s y el metaverso. Pasa también en el cine o la danza.

¿En un momento determinad­o entró en política?

Me llama el conseller de Cultura Max Cahner. Mi padre me había explicado lo que había hecho la Mancomunid­ad y yo trabajo con este espíritu. Será un desengaño. Tenemos poco poder y poco presupuest­o, vendemos ilusión por toda Catalunya y no llegamos. Pero los que trabajamos en aquel momento lo hacemos con convicción, dedicación y patriotism­o.

¿Esta decepción la tiene también cuando dirige el Macba?

Toda mi actuación en el Servei d’Arts Plàstiques es para preparar el Macba. Desde la conselleri­a y la Junta de Museus se quería una colección a partir del Dau al Set. Y el Ayuntamien­to y la Fundació querían un museo de futuro, de lo que se hacía en el extranjero. Y eso ha comportado continúas tensiones. Un consorcio es de difícil gobernanza y se impone la tesis del Ayuntamien­to. Muchos artistas catalanes se sentían excluidos. Por suerte ahora este trabajo de país lo está haciendo, poco a poco, el MNAC con Pepe Serra y Àlex Mitrani.

¿Gaudí es otra de sus grandes pasiones?

Yo tenía ideas de Gaudí procedente­s de Jordi Bonet, Cirici Pellicer, Cirlot, y sobre todo Cèsar Martinell. Conocer a Martinell y sus explicacio­nes sobre geometríar­egladadedo­blecurvatu­rafuecomo la conversión de Pablo de Tarso. Después, cuando hago la gran exposición sobre Gaudí del Tinell, me acusan de cientifist­a. La clave era la investigac­ión de la forma. La Sagrada Família ya había dado el giro de pedir a Margarit y Buxadé, catedrátic­os de estructura­s, que estudiaran la manera de construir del futuro, que no era con ladrillos y albañiles sino con prefabrica­dos y tecnología­s modernas. Gaudí ni era místico, ni atolondrad­o, sino que tenía una mentalidad científica.

“Pujol quería saber si en la exposición del año internacio­nal Gaudí quedaría claro que era catalán y católico”

Fue comisario del año internacio­nal Gaudí.

El encargo me lo hace el Ayuntamien­to de Barcelona, y el Presidente Pujol y el conseller Vilajoana no veían claro una gran exposición internacio­nal. Un día, veraneando en Viladrau, envío una carta a Pujol. Al día siguiente me llama a Palau. Mientras hablaba, Pujol no paraba de caminar.Alfinalmed­ice:“¿Peroquedar­á claro que Gaudí es catalán y católico?”. Le digo: “President, con toda una vida beatífica y dedicada a la arquitectu­ra, no se puede explicar de otra manera”. Entonces levanta la mano y dice: “Adelante”.

“Las tardes con Miró, con quien tuve un trato intenso, eran maravillos­as, ni orgulloso, ni estirado, sino atento, educado”

 ?? CÉSAR RÁNGEL ?? Daniel Giralt-Miracle fotografia­do en su taller, que antes fue de su padre, ahora prácticame­nte vacío, al haber cedido a varios museos su colección
CÉSAR RÁNGEL Daniel Giralt-Miracle fotografia­do en su taller, que antes fue de su padre, ahora prácticame­nte vacío, al haber cedido a varios museos su colección
 ?? ?? Pilar Vélez y Víctor Oliva han dirigido el ‘Àlbum Ricard Giralt Miracle’, consagrado al padre del crítico e historiado­r
Pilar Vélez y Víctor Oliva han dirigido el ‘Àlbum Ricard Giralt Miracle’, consagrado al padre del crítico e historiado­r

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