La Vanguardia - Culturas

Duelo incompleto

Novela Francesc Serés ambienta en el Penedès una historia sobre el ‘procés’ de independen­cia de Catalunya, protagoniz­ada por dos profesores que se jubilan

- JULIÀ GUILLAMON

Serés tenía mucho que decir y, en lugar de contarlo en un libro de no ficción, ha escogido la distancia literaria corta

Por la profundida­d del trauma del origen, por la altura de la ambición literaria, por la voluntad de intervenir en la vida pública, en el ámbito local e internacio­nal, Francesc Serés (Saidí, 1972) es uno de los autores actuales que recuerdan más a Baltasar Porcel. Sus primeros libros estaban escritos desde una perspectiv­a geológica: el paisaje era más importante que la gente. Y cuando hombres y mujeres empezaron a tener en ellos un papel destacado, no siempre resultaban creíbles. En general, Serés describía mejor los ambientes que a las personas. Esto fue mejorando libro a libro y dio un gran vuelco con La pell de la frontera (2014), que es un volumen de reportajes sobre la transforma­ción de la comarca del Baix Cinca, y en La casa de foc (2022), que es, con diferencia, su mejor novela. Por la densidad moral, los personajes bien construido­s, por la voz narrativa verosímil y por la ambigüedad de muchos aspectos de la trama y del desenlace. En las tierras altas de las comarcas que fueron campesinas se han instalado grandes plantacion­es de marihuana y, en torno a ellas, hormiguean negocios, secretos, crueldades y abusos.

Me ha sorprendid­o un poco que, después de este libro tan acertado, Serés se haya apresurado a escribir una novela circunstan­cial sobre el procés, en el que tuvo parte activa con artículos en la prensa. Es evidente que Serés tenía mucho que decir y, en lugar de contarlo en un libro de no ficción, a la manera de Toni Sala en El cas Pujol (2014) ha escogido el camino de la distancia literaria corta, como Antoni Pladevall en Tot és possible, una novel·la sobre les consultes sobiranist­es (2011). Está todo tan tierno que da un poco de apuro. Serés renuncia a aparecer como personaje-narrador (uno de los aciertos de La casa de foc) y escribe una historia con un elenco formado por dos profesores de un instituto del Penedès, sus hijos, y los compañeros y amigos del aula.

La trama se concentra en un día, desde que Carles y Marina se despiertan (y Serés los presenta en medio del universo físico y virtual) hasta que se acuestan, después de despedirse del colegio, de participar en un banquete y reconcilia­rse con el otro profesor de historia, amigo de juventud, de quien Carles se había separado a causa de visiones distintas del procés (aunque ambos eran independen­tistas).

No entraré a discutir la tesis política: los partidosen­gañaronala­gente,nadaestaba preparado, todo el mundo ha perdido la fe y el país ha retrocedid­o algunas décadas. Solo quiero remarcar que esta idea se repite con tanta insistenci­a, por parte de los personajes principale­s, que ahoga la posible acción dramática. Si quisieramo­s filmar una serie de televisión sobre el desengaño del procés, no creo que los guionistas se apartaran mucho de la trama imaginada por Serés. La mujer del restaurant­e donde se monta la comida escondió urnas y papeletas, y ahora, entre la covid y que le hacen el vacío, lo pasa mal. Los dos hijos de Carles y Marina: uno es un chaval de acción, de los que se desliza en rappel y confunde a la policia colgando el móvil intervenid­o al cuello de un perro transeúnte; la otra quiere hacer carrera política y piensa qué partido es el que más le conviene. Entre los compañeros encontramo­s otra profesora de historia que fue la primera que denunció el engaño. Y una maestra, hija de Policia Nacional, que participó en las protestas en el instituto de Sant Andreu de la Barca, cuando acusaron a los profesores de manipular y adoctrinar a los niños.

Como tramas secundaria­s, Serés escribe sobre los cambios de costumbres de los alumnos y las chicas que se sacan fotos semidesnud­as en el lavabo, sobre la especulaci­ón inmobiliar­ia y la Caixa del Penedès, que desapareci­ó sin que sus dirigentes asumieran ninguna responsabi­lidad, de casas ocupadas. Carles y Marina han llegado a un punto final en su trayectori­a. La incertidum­bre de la jubilación, al superponer­se al desengaño de la política, tiene más recorrido que la política sola, algo reiterativ­a. La mentida més bonica es una novela de temporada, que no aporta ni resta nada al talento indiscutib­le de Francesc Serés. |

Francesc Serés

La mentida més bonica

PROA. 286 PÁGINAS. 19,90 EUROS

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Dos ciclistas disfrutan de los paisajes del Penedès, los escenarios en los que está ambientada la novela de Serés
MANÉ ESPINOSA Dos ciclistas disfrutan de los paisajes del Penedès, los escenarios en los que está ambientada la novela de Serés

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