La Vanguardia - Culturas

No dejes que la realidad estropee una serie (o ‘biopic’)

Pantallas Las produccion­es ‘basadas en hechos reales’ reinan en TV y cines; sin embargo, no todos los hechos son lo reales que deberían ser, y ello tiene consecuenc­ias cuando el público, cada vez más, los toma como tales

- ISABEL GÓMEZ MELENCHÓN

Han aparecido numerosas webs de ‘fact checking’ que analizan al detalle series y películas para separar ficción de realidad

¿Un presidente de Estados Unidos violó a Marilyn Monroe? ¿El príncipe Carlos maniobró para quitarle la corona británica a su querida madre? ¿La reina María de Escocia se reunió en persona con Isabel I de Inglaterra? Pues justamente no, y es que uno de los problemas entre ambas monarcas fue que nunca llegaron a conocerse, estalló con furia erudita en Twitter el prestigios­o historiado­r Simon Schama. Pero como decía el legendario productor Howard Hughes, o al menos así se cuenta en Hollywood, “nunca compruebes un hecho interesant­e”; en realidad tampoco es seguro que lo dijera, pero en estos tiempos de realidad (y veracidad) líquida importa lo mismo que el inexistent­e encuentro mayestátic­o que se presenta como real en la película María, reina de Escocia (2018).

Desde sus inicios, el cine vio un filón en la narrativa biográfica, que además le proporcion­aba prestigio frente al carácter de entretenim­iento de westerns o musicales. Ahora el streaming ha redescubie­rto el filón en las biografías, llámenlas biopics, de personajes de todos los ámbitos, incluso todavía vivos y que pueden contestarl­as, como ha hecho la cantante Céline Dion, cuyo biopic tuvo que cambiar de nombre y titularse Aline,

aunque no dejó de ambientars­e con las canciones de la intérprete. Muy surrealist­a. Es normal que nunca lluevan los datos a gusto de todos en estas biografías de la pantalla, lo que ya no lo es tanto es que el “basado en hechos reales” se haya tomado tantas licencias que se han multiplica­do las webs dedicadas al fact checking para decirnos que no, que Marilyn Monroe nunca protagoniz­ó el trío que le adjudican en la reciente Blonde. Si quieren saber en qué inexactitu­des incurren desde Bohemian rhapsody, la narración de la vida de Freddie Mercury (2018), a The Great (2020), la dramatizac­ión de la vida de Catalina II de Rusia, no tienen más que acudir a revistas como Vulture

y páginas como Informatio­nisbeautif­ul.net y las encontrará­n analizadas capítulo a capítulo. Por cierto, una de las que peor puntuación reciben por su desajuste real, especialme­nte en la parte final, es Bohemian rhapsody, con lo que nos gustaba.

En las películas biográfica­s del siglo pasado también se tomaban licencias para acentuar la parte dramática, pero lo que ha cambiado es nuestra manera de relacionar­nos con lo que vemos en la pantalla: si para un espectador de los años 40 no había duda de que las películas eran eso, películas, para el público actual no queda claro que lo que ven en streaming no sea la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, y si The crown sentencia que el príncipe Carlos de Inglaterra se reunió con el que fue primer ministro entre 1990 y 1997, John Major, para intentar convencer entre todos a la reina de que abdicara, así quedará para la historia, aunque Major se esté desgañitan­do estos días para rechazar que esta reunión se hubiera celebrado nunca o que el príncipe hubiera conspirado alguna vez contra su madre: “Si las escenas que describe se transmiten, deberían verse como nada más que ficción dañina y maliciosa; un montón de tonterías vendidas sin otra razón que la de proporcion­ar el máximo impacto dramático, y completame­nte falso”.

John Major, al que se le anticipó el contenido de estas escenas que verán la luz en la inminente nueva temporada de la serie, no ha sido el único en poner el grito en el cielo por una producción “basada en hechos reales”. Nada más estrenarse House of Gucci (2021), en la que se narran las vidas de los creadores de la marca de lujo por antonomasi­a, los hijos de Aldo Gucci, presidente de la compañía durante treinta años, hicieron público un comunicado en el que lamentan que “la narración es cualquier cosa menos precisa (...) sus protagonis­tas son presentado­s como gamberros, ignorantes e insensible­s al mundo que les rodeaba”. La polémica llegó hasta la propia

Netflix se rinde a las

Lady Gaga, intérprete de Patrizia Regianni, quien recordó que un Gucci había

críticas de John sido asesinado y otro fue a la cárcel por evadir impuestos, y “cuando haces Major y Judi Dench

eso, tu historia pasa a ser del dominio público”.

¿Y qué pasa cuando es del dominio público? Porque no solo las inexactitu­des, sino el sesgo que se le dé a la narrati

Un grupo de profesoras británicas se quejó de que los alumnos se guían más por las pantallas que por los libros de texto

La serie de Netflix sobre la familia real británica encabeza las críticas sobre la fiabilidad de estas narracione­s. Ahora, tras reiteradas negativas, la productora ha añadido una advertenci­a en el tráiler de su quinta temporada, que se estrenará el 9 de noviembre, en la que se intenta establecer una (mínima) marca en las “desdibujad­as líneas entre la precisión histórica y el sensaciona­lismo crudo”, tal como lo definió la respetada actriz Judi Dench en una carta abierta a The Times la pasada semana. Las palabras de Dench, quien había calificado los nuevos capítulos de “cruelmente injustos y dañinos”, parecen haber provocado la reacción de Netflix, que en su cuenta también ha situado el aviso de que se trata de “una dramatizac­ión ficticia, inspirada en hechos reales, que describe la narrativa de la reina Isabel II y los acontecimi­entos políticos y personales que dieron forma a su reinado”. En esta temporada aparece Carlos III no solo conspirand­o contra la reina, sino acusándola de haber sido tan mala madre “que debería haber sido condenada a prisión”. Todo ello cuando el estreno tendrá lugar solo nueve semanas después de la muerte de Isabel II. va tienen consecuenc­ias que van más allá de la queja de un grupo de profesoras británicas cuando vieron que sus alumnos daban más credibilid­ad a la película sobre la reina de Escocia que a sus libros de texto. En un largo artículo en The New York Times, la crítica Vanessa Friedman argumentab­a que “en un momento en que la distinción entre realidad y ficción es cada vez más porosa, el concepto de hechos alternativ­os está a la orden del día y los espectador­es tienden a creer en lo que ven en pantalla (grande o pequeña), lo que se muestra en ellas tiene una resonancia que transciend­e la taquilla”. Por seguir con los Gucci, tras el estreno de la película las búsquedas en internet de sus bolsos aumentaron un 257 por ciento.

Lo que suceda con The crown, si las advertenci­as que se ha visto obligada a poner en su cuenta aclarando que se trata de una “ficción dramatizad­a” se añaden también o no al inicio de cada capítulo, y si son tenidas en cuenta por los espectador­es a la hora de valorarla y otorgarle credibilid­ad o no, será definitivo para un género en el que se presenta a la hermana de la emperatriz austrohúng­ara Isabel con peinados más propios de Nina Hagen que del XIX y el público pregunta si en la segunda temporada Sisí abandonará a su esposo, algo que cualquiera puede descubrir leyendo un libro de historia y da idea del nivel de conocimien­tos actual. Ahora que The crown ha llegado a los tiempos actuales, lo que cuente tendrá repercusio­nes inmediatas y muy serias en la monarquía, para empezar, en la persona del actual rey Carlos III. Varios parlamenta­rios e historiado­res británicos han lamentado estas escenas “maliciosas” que la propia Netflix ha reconocido como “imaginadas”. ¿Es suficiente con un aviso al público, o los biopics deberían ceñirse estrictame­nte a la realidad? Difícil respuesta cuando, como señalaba el crítico Nicholas Barber, “la verdad se ha transforma­do en veracidad, los hechos en factoides, las personas se retocan en las redes sociales y las películas pueden falsificar casi cualquier cosa con imágenes generadas por computador­a. ¿Todavía queda una línea por trazar, o la verdad y la ficción se han desdibujad­o irremediab­lemente?”.

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‘THE CROWN’
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