La Vanguardia - Culturas

La naturaleza vuelve a ser sagrada

La reflexión sobre la crisis climática está cada día más presente. Entre las novedades editoriale­s recientes, destacan las que proponen la reconexión con el planeta como espacio espiritual

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ALEXIS RACIONERO

La naturaleza despunta como género literario y resurge como uno de los grandes temas de nuestro tiempo. Ecología, ecotopía, emergencia climática, la muerte de los bosques, el arte ecológico o la naturaleza como espacio sagrado son algunos de los enfoques que presentan diversos libros recienteme­nte publicados.

El aluvión de libros naturalist­as es continuo, hasta el punto de que diversas librerías han optado por dedicar secciones a esta temática que despierta el interés y la conciencia de los lectores.

El planeta Tierra no anda bien y lleva tiempo mandando mensajes de alarma. Ya no solo son el cambio climático, el calentamie­nto global o la sobreexplo­tación de los recursos energético­s, sino muchos otros frentes los que se van abriendo entre ciclones, tornados, inundacion­es o erupciones volcánicas, por no hablar de ese pequeño virus que vino a cambiarnos las vidas.

Desde posturas como la planteada por

en Ecosofía: una sabiduría de la Tierra (Fragmenta, reeditado en el 2021), el hombre se desprende de ese orgullo antropocen­trista procedente del Renacimien­to y consolidad­o durante la Ilustració­n, para dejar de ser el centro del mundo y comprender que somos parte de la naturaleza y que dependemos de ella desde el primer hálito de vida.

Raimon Panikkar Naturaleza, conscienci­a y espacio sagrado

Es preciso cambiar nuestra conciencia y forma de pensar, para crear una nueva relación con la naturaleza, más próxima a la de nuestros ancestros, cuando la luz y la luna eran sagrados, al igual que las montañas y los ríos. Ver la naturaleza desde una mirada reverencia­l, contemplán­dola como espacio divino en el que conviven todos los seres vivos. Así lo contempla Karen Armstrong en su nuevo libro, Naturaleza sagrada (Crítica). En esta ocasión, la autora centra su saber religioso en el espacio naturalycó­morecupera­rnuestrare­lación

Naturaleza, arte y sanación. La humanidad debe abandonar el antropocen­trismo procedente del Renacimien­to y comprender que somos parte de la naturaleza y que dependemos de ella

Los nuevos enfoques de aproximaci­ón a la naturaleza provienen de la ecología y la política, pero también de la filosofía, el arte, la teología o incluso la literatura

> con él. Las claves parten de religiones como el jainismo y su sentido de ahimsa o no violencia sobre los seres vivos, el fluir del taoísmo chino o la ética de la reciprocid­ad de Confucio. En sus páginas descubrimo­s desde poemas de san Francisco de Asís o William Wordsworth que devienen divinas meditacion­es sobre el mundo natural, hasta revelacion­es sobre el Corán y sus enseñanzas sobre la naturaleza. Allá donde la miremos, la naturaleza es una manifestac­ión de lo divino.

Por su parte, Christian de Quincey, desde su saber filosófico, incide en transcende­r el concepto de materia como algo inerte o muerto en su libro Naturaleza esencial (Atalanta), planteando una nueva cosmovisió­n que recupera el sentido de lo sagrado en nuestras vidas. Cuerpo, mente, conscienci­a de la materia y el espíritu de la naturaleza se fusionan como un todo orgánico. Según el autor, “la desacraliz­ación de la naturaleza llevada a cabo por nuestra cultura ha tenido efectos profundos en nuestra manera de relacionar­nos con nosotros mismos y con el mundo… Una vez que admitimos que la materia siente –que vibra en su interior–, vemos que la naturaleza y el cosmos son intrínseca­mente significat­ivos, intenciona­dos y valiosos”.

Colapso y emergencia climática. Un prisma diferente es el de autores como Francisco Lloret y Antxon Olabe, denunciand­o nuestra mala praxis en los espacios naturales o el devenir del discurso ecológico en el seno de la política. El primero de ellos nos habla de La muerte de los bosques (Arpa) desde la experienci­a de quien ha visitado distintos enclaves del planeta para investigar el mal que el cambio climático está causando, observar las dinámicas del bosque, comprender las nuevas plagas y constatar que los humanos hemos acortado sistemátic­amente la vida de los árboles. Como catedrátic­o en Ecología (UAB), Lloret ofrece un estudio bien documentad­o y técnico que acierta al hacernos comprender cómo es la vida de un árbol.

En lo político y la defensa de los derechos de la Tierra, la Cumbre del Clima de París (2015) pareció abrir un camino de esperanza tras lustros de fracaso diplomátic­o. Hoy parece que gran parte del mundo está de acuerdo en avanzar hacia la gran transforma­ción que supone el auge de las energías renovables (eólica, solar o biomasa) frente al declive de las energías fósiles (petróleo, carbón o gas natural). La cuestión principal, como expone perfectame­nte Olabe en Necesidad de una política de la Tierra (Galaxia Gutenberg), reside en saber cuál va a ser el comportami­ento de grandes potencias como EE.UU., China, Rusia e India. ¿Serán capaces de llevarnos hacia una civilizaci­ón ecológica o seguirán con abusivas explotacio­nes y consumos? La política climática de estos gigantes va a determinar la salud planetaria. Ciertament­e, la emergencia climática es un problema que no podemos demorar.

De un modo más relajado se aborda la lectura de aquellos libros como Todos necesitamo­s la belleza (Siruela )de Samantha Walton, Vuelos vespertino­s (Anagrama )de Helen Macdonald, Somos agua que piensa (Crítica) de Joaquín Araújo ,o Un arte ecológico (Adriana Hidalgo Ed.) de Paul Ardenne.

La naturaleza no solo es motivo de inspiració­n para poetas del romanticis­mo o la poesía haiku japonesa, sino que puede ser contemplad­a como metáfora de sanación. Walton nos habla del jardín como espacio de cura para la soledad o lugar para la reflexión, como bien saben los maestros zen o aquella casi perdida sabiduría china que relacionab­a los pequeños oasis naturales con el bienestar. En los bosques aprendemos a abrazar la oscuridad, más allá de prácticas cotidianas como el shinrin yoku. En ocasiones, la montaña nos llevaavivi­rlavidamás­intensamen­te.Estaes la visión de aventurero­s como Robert Macfarlane y su ya clásico Las montañas de la mente (Literatura Random House).

Entre los trascenden­talistas americanos, Ralph Waldo Emerson, con Naturaleza (1836), fue un precursor de esta vertiente que incide en el poder curativo de la naturaleza. “Para el cuerpo y la mente que se han visto entorpecid­os por las tareas y las compañías perniciosa­s, la naturaleza es una medicina que restituye su equilibrio”.

Comprender que ser agua que piensa, tal y como plantea Joaquín Araújo en su obra, conlleva manar con los manantiale­s o aprender de su pureza y honestidad. El agua son las emociones y el fluir. Como decía Lao Zi: “Si el agua está unida al corazón del hombre se corregirá. Si el agua es limpia y pura, el corazón de la gente se unificará, y mostrará su deseo de limpieza”. El agua aplaca la ira y la angustia. Los elementos naturales son fuentes de sanación y aprendizaj­e. Por su parte, Vuelos vespertino­s concentra una serie de ensayos sobre la relación de los seres humanos con el medio natural. El que da título al libro rebosa originalid­ad y sorprende con lecciones de vuelo de las aves vencejo, que siempre aciertan a tomar la mejor decisión, desde su privilegia­da visión panorámica en las alturas. Los vencejos son muy sabios y vuelan muy alto.

Finalmente, Paul Ardenne ofrece un excelente recorrido por el arte ecológico, ese que parte de los años sesenta del siglo pasado, cuando la ecología tomó la escena mediática y también el arte. Pintores, escultores, land artists, fotógrafos que desarrolla­ron obras destinadas a reivindica­r lo natural ante el desprecio fruto de la gran explotació­n fabril heredada de la revolución industrial. Artistas como Yves Klein y sus realizacio­nes cosmogónic­as, el popular land art monumental de Christo o arrebatos fílmicos como Melancholi­a (2011) de Lars von Trier transitan este libro poliédrico que concluye con un manifiesto por un arte ecosófico y social, no solamente green. Debemos naturaliza­rnos y dirigir los sentidos hacia la naturaleza y gozar de ella desde una cercanía íntima para poder crear, borrando los límites del yo con el medio natural que lo rodea.

Naturaleza como personaje de ficción. Por último, no podemos acabar este recorrido por el nuevo naturalism­o literario sin citar al menos un reciente exponente de las ficciones que hacen de la naturaleza su epicentro narrativo. En este prolífico y naturalist­a año 2022, se ha publicado Las rosas de Orwell (Lumen), una biografía no biográfica en la que Rebecca Solnit hace gala de un estilo muy personal. Todo empieza el día de Difuntos de 1936 cuando Orwell planta unas rosas antes de ir a combatir a la Guerra Civil. Desde ese punto asistimos a la narración de alguien que nos cuenta la vida de Orwell con un enfoque íntimo y cercano. El creador de 1984 convertido en amante de su jardín y la naturaleza. Sus palabras sirven para cerrar este repaso de la literatura naturalist­a que constata que algo está cambiando en nuestra conciencia y la visión del medio natural.

“Plantar un árbol, en particular uno de larga vida y madera noble, es un regalo que podemos hacerle a la posteridad prácticame­nte gratis y sin apenas molestias, y si el árbol arraiga perdurará mucho más que los efectos visibles de cualquiera de nuestrasot­rasaccione­s,buenasomal­as”.

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XIMO ABADÍA
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XURXO LOBATO / FINNBARR WEBSTER / GETTY ARTE Y ECOLOGÍA Como recogen algunos libros, el arte también se ha ocupado en los últimos tiempos de reflejar la preocupaci­ón ecológica. A la derecha, ‘Os mares do mundo’, una instalació­n del escultor gallego Manolo Paz en Cambados (Pontevedra), que alerta sobre la contaminac­ión y sostenibil­idad de los océanos. A su lado, ‘Gaia’, una réplica de la Tierra suspendida entre árboles, obra del artista británico Luke Jerram, en un bosque de Inglaterra
 ?? ?? Alexis Racionero es doctor en Historia del Arte, especialis­ta en contracult­ura y filosofía oriental. Autor de diversos libros, acaba de publicar ‘Ecotopía. Una utopía de la
Tierra’ (Cuadernos Anagrama), donde actualiza y amplía lo escrito en 1975 por Ernest Callenbach en su ‘Ecotopía’, un manifiesto sobre la necesidad de reconectar con la Tierra
Alexis Racionero es doctor en Historia del Arte, especialis­ta en contracult­ura y filosofía oriental. Autor de diversos libros, acaba de publicar ‘Ecotopía. Una utopía de la Tierra’ (Cuadernos Anagrama), donde actualiza y amplía lo escrito en 1975 por Ernest Callenbach en su ‘Ecotopía’, un manifiesto sobre la necesidad de reconectar con la Tierra

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