Nuevo protocolo ante una crítica mala
LIBROS Hay un nuevo protocolo elegante para cuando un autor recibe una crítica mala: mencionarla en Twitter, pero sin enlazarla, con humor y deportividad (y aludiendo, quizá, a que es una rareza en medio de muchas críticas buenas). Lo hizo Jia Tolentino cuando Lauren Oyler dedicó unas 3.000 palabras en The London Review of Books a destrozar su Falso espejo y lo repitió hace unos días Mariana Enríquez cuando Sam Byers publicó en The Guardian una reseña unívocamente negativa de su reverenciado Nuestra parte de la noche. “Bueno, hoy me hicieron una reseña en The Guardian y odiaron Nuestra parte. Todo no se puede”, admitió la autora argentina, a lo que respondieron sus fans con amor y memes. Quizá es casualidad, pero ante esta crítica, tan disonante de lo que se dijo de esa novela en el mundo hispanófono, y la reseña bastante tibia que The New York Times hizo de Poeta chileno de Alejandro Zambra, también recibido como un hito en España y Latinoamérica, cabe preguntarse si algo se está perdiendo en la traducción y qué pasa para que a estas novelas tan leídas y celebradas en español les cueste hacerse un hueco en el mercado anglo. O al menos entre la crítica.