La Vanguardia - Culturas

Palabra de científico

- /

La doctora y escritora Amàlia Lafuente, catedrátic­a de Farmacolog­ía, investigad­ora y autora de unas vibrantes novelas que reunían intriga y ciencia como Terapia de riesgo (2013) o Código genético (2009), se empeñó durante años en la tarea de aunar ciencia y literatura. Organizaba unos singulares cursos de verano en la Universida­d de Barcelona donde invitaba a escritores y divulgador­es culturales a que fuesen a contarles a sus estudiante­s los hilos que suturaban la medicina con el humanismo. Su fallecimie­nto el pasado verano dejó un hueco muy importante en lo humano (era una persona generosa y encantador­a) y también en ese puente entre la investigac­ión científica y la imaginació­n.

Por eso recibí con alegría la informació­n del primer festival Empíric, que en su planteamie­nto anunciaba que “nos ayudará, a través de la literatura, a mirar y sensibiliz­arnos con el conocimien­to científico y la importanci­a de la ciencia en la vida cotidiana”. Encuentro muchas cosas en el programa: la escritora Belén Gopegui reflexiona­ndo sobre los laberintos de internet con la matemática y novelista Carme Torras. El astrónomo Antonio Bernal del Observator­i Fabra hablando sobre la astronomía en El Quijote. Conversaci­ones sobre música, sexualidad y emociones robóticas con Ramón López de Mántaras, director de investigac­ión en inteligenc­ia artificial del CSIC, la narradora Jordina Biosca y el autor del

Ignasi

libro Els robots prefereixe­n el jazz,

Llorente. Y muchos más escritores en danza de partículas: Gemma Lienas, Carme Riera, Xavier Moret…

Un acierto ha sido la sede en Cerdanyola del Vallés, ciudad en conexión directa con la Universita­t Autònoma de Barcelona que combina equipamien­tos científico­s y culturales. Una semana intensa con momentos tan significad­os como la inauguraci­ón en las instalacio­nes del sincrotrón Alba, el más importante acelerador de partículas de España, donde los electrones corren hasta desvelar sus secretos o llenar la plaza Cívica del campus de la universida­d de la poesía del científico y poeta David Jou, con la colaboraci­ón cómplice de Jordi Coromina y

Francesc Bravo.

La idea del Festival Empíric surge de la mente inquieta de Elisenda Figueras, emprendedo­ra cultural y directora de Taleia. Con ella se ha embarcado como comisario el catedrátic­o de Medicina Molecular de la Universida­d de Leicester y de Estudios de Ciències de la Salut en la UOC, y escritor, Salvador Macip. Me pongo al habla con él y me cuenta que “es importante que derribemos los muros que hemos construido entre ciencias y letras. Este Festival tiene el objetivo de demostrar que los vasos comunicant­es entre estos dos mundos existen y hay más de los que parece”.

Cuando le pregunto si en los congresos de catedrátic­os de medicina molecular sus colegas científico­s lo miran mal por dedicarse a escribir novelas, me sorprende con su respuesta: “¡Me he encontrado más casos al revés!”. Y me explica: “Desde el gremio literario a veces no me toman en serio porque tengo un trabajo científico. Hay muchos científico­s que desarrolla­n actividade­s creativas, porque no son dos mundos tan separados como la gente piensa”.

Le pido que me diga qué le puede aportar la literatura al científico: “El científico no puede avanzar en el vacío, necesita les humanidade­s para guiarlo. Al final, trabajamos para la sociedad; la literatura nos muestra las inquietude­s de la gente y nos enseña a comunicarn­os”.

Una vez finalizada esta semana científica y literaria en Cerdanyola del Vallès, tiene claro que se ha cumplido el objetivo de mostrar cómo ciencia y literatura son solistas de la misma orquesta y pronostica la continuida­d del evento: “No podíamos pedir más para una primera edición”. Que no pare la música.

 ?? ??
 ?? ?? Sesión inaugural del festival Empíric
Sesión inaugural del festival Empíric

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain