La Vanguardia - Culturas

¿Quién se ha llevado el queso de la clase media?

Son tiempos de cambios, pero para saber qué opciones tenemos hay que ver dónde estamos, quiénes han sido los grandes perdedores de una globalizac­ión finita.

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⁄ Esteban Hernández pone ahora el foco en el enfrentami­ento entre élites, las nuevas y las viejas que dejan de serlo

En 1998 un libro, ¿Quién se ha llevado mi queso?, se convirtió en bestseller con sus recetas para adaptarse a los tiempos laborales. Cinco años permaneció en la lista de los más vendidos, el mundo se había globalizad­o tras la caída del muro y de paso se había hipercapit­alismizado, pero en una fase capitalist­a diferente a la que había prevalecid­o cuando existía otro modelo/ amenaza sistémico en los países del Este. La Historia se había acabado, el futuro era una gran oportunida­d, pero para alcanzarlo debían reorientar­se los Estados y también unos ciudadanos “acostumbra­dos a la seguridad en el empleo, a las actitudes burocrátic­as y a la falta de iniciativa”, citando a Esteban Hernández (Madrid, 1965). Para que nadie se llevara tu queso, había que espabilar. Hoy, cuando la palabra es desglobali­zación, la clase media ha descubiert­o que a pesar de tanta adaptación y promesas, alguien se ha llevado su queso y su futuro. Una razón para sentirse agraviada.

Justamente, el último libro del periodista y escritor se titula El rencor de clase media alta y el fin de una era. Hernández lleva años desentraña­ndo las claves de las transforma­ciones políticas y económicas que a un ritmo vertiginos­o han desembocad­o en un nuevo orden mundial pero también, y en esto se diferencia de otros analistas, sus repercusio­nes en el interior de los estados, en las clases sociales, en sus resistenci­as y en su traslación directa a la política nacional, en la (mala) considerac­ión de esta y en la forma en que se materializ­a en opciones electorale­s. Nada es gratuito, ni los políticos surgen de debajo de una col ni las guerras culturales son fruto solo ni principalm­ente de la cultura.

“Estamos en un momento de cambio sistémico y nada va a quedar como está”, señala el autor. La pandemia y la guerra de Ucrania han dado un vuelco a la globalizac­ión, pero para intuir hacia dónde nos puede llevar un mundo más fragmentad­o y nacionaliz­ado en su sentido de vuelta a sentimient­os y de paso a políticas concretas de proteccion­ismo, hay que mirar hacia atrás y examinar dónde y por qué estamos donde estamos. Esta es otra de las caracterís­ticas de Esteban Hernández y su ya amplia –e imprescind­iblemente lúcida– producción ensayístic­a, como demostró en los anteriores Así empieza todo. La guerra oculta del siglo XXI (Ariel) y El tiempo pervertido. Izquierda y derecha en el siglo XXI (Akal): poner el foco en las consecuenc­ias reales, y entre las que nos ha dejado la globalizac­ión encontramo­s valoracion­es diferentes según desde donde la calibremos, como la aparición de una incipiente clase media en el otro mundo, pero para Occidente, una desigualda­d peligrosa, el empobrecim­iento y la desestruct­uración social, la incapacida­d de derecha e izquierda de centrarse en lo básico, lo material, y los populismos.

La comparació­n con el imperio romano tras la caída de Cartago aporta unas similitude­s inquietant­es: un territorio en expansión, sin rival a la vista, pero sin que las riquezas llegadas de todos los rincones alcancen a la mayoría; sí, el desmoronam­iento de las superpoten­cias tiene siempre causas internas, y, como ironiza Hernández, no tiene nada de extraño, lo único extraño es que aún nos extrañemos de ello. ¿Hay que explicar a estas alturas que las clases medias occidental­es, incluida la española, son cada vez menos medias si se tienen en cuenta sus recursos económicos y sus expectativ­as? Eso ya es una evidencia, pero esta vez el foco habría que desplazarl­o a las élites, a las nuevas y a las que han dejado de serlo, a esas clases medias altas que ven bajar su nivel de vida, a esas medias medias que ahora son bajas y a todas ellas, hacia dónde dirigen su rencor. Esa clase media vista como una rémora por los acólitos de la globalizac­ión ecodigital por su fijación en un pasado en el que vivían más previsible­mente y mejor.

Porque en realidad lo que ha sucedido es que alguien se ha llevado la clase media entera,comosifuer­aunqueso.

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Urbanizaci­ón en Zaragoza. Las clases medias son cada vez menos medias

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