Una novela diferente
En el 6.000 a.C. una cazadora abandona su aldea para ver con sus propios ojos a los mamuts. En la actualidad, un hombre mongol busca colmillos de este animal
Y de repente, en medio de un panorama narrativo en el que todo son novelas protagonizadas por “tres generaciones de mujeres que”, por cuarentones “afectados por un trastorno mental que”, por urbanitas “recién llegados a un pueblo donde” o por familias “acosadas por un trauma del pasado que”, de repente, decimos, aparece un escritor sevillano de 1981, médico de profesión, y nos planta una ficción sobre una cazadora que, en el año 6.000 a.C. y en un lugar perdido de lo que hoy sería la Europa central, abandona su aldea para ver con sus propios ojos uno de esos animales con forma de montaña, los mamuts, que desaparecieron tras la gran cacería a la que fueron sometidos y que se han convertido en una leyenda de la que ya sólo hablan los ancianos. La mera presencia en nuestro mercado editorial de una narración con semejante argumento, la singularidad que representa dentro del catálogo de la actual literatura española, y la desaforada ambición literaria que el autor demuestra tener no solo en lo tocante al continente de la novela, sino también a su contenido, hacen ya que Álex Prada merezca nuestra más sincera admiración.
Pero, por si todo lo anterior no fuera suficiente, hay que añadir que La parte blanda de la montaña contiene un segundo argumento también abundante en originalidad: un hombre mongol abandona su hogar, ya en la actualidad, para adentrarse en la estepa siberiana y para hacerse con uno de esos colmillos de mamut que el calentamiento global, al deshacer el permafrost, está desenterrando. La venta en el mercado negro de una única pieza de ese marfil podrá alimentar a su familia durante años, motivo más que suficiente para emprender un viaje de miles de kilómetros por unas regiones donde la belleza y el horror conviven en absoluta armonía. Así pues, dos historias separadas por ocho mil años que, sin embargo,
⁄ Dos historias separadas por ocho mil años que, sin embargo, presentan una misma épica; Álex Prada tiene imaginación
presentan una misma épica, y una novela escrita por un autor cuya anterior ficción, Comida y basura, ya causó admiración por su rareza. Y es que hay que estar muy atentos a Álex Prada. Principalmente porque tiene algo que por aquí empiezaaescasear:imaginación.