Una historia de posguerra
Andrés Trapiello vuelve con nueva documentación sobre un enfrentamiento entre comunistas y falangistas
Madrid, 25 de febrero de 1945. En lo más crudo del invierno, en una capital gris en plena posguerra, se produce un atentado. Un grupo de guerrilleros urbanos del clandestino Partido Comunista –son tiempos de maquis, que en 1944 invadieron Val d’Aran en una de sus acciones más osadas– asalta una subdelegación de la Falange en Cuatro Caminos, en la periferia de la ciudad. El edificio es un chalé que al parecer había servido como checa durante la guerra. En la acción, matan a dos falangistas y huyen con algunos documentos. Pero la jugada les sale mal, acaban detenidos los asaltantes y algunos colaboradores. Son torturados y varios de ellos condenados a muerte. La noticia llega a la prensa y genera una reacción que el PCE no se esperaba: salen a las calles trescientas mil personas en una masiva manifestación de apoyo al régimen. Además, las potencias aliadas occidentales, a las que en cuanto acabe la Segunda Guerra Mundial les va a tocar bregar con la inminente guerra fría, empiezan a variar su postura ante el franquismo, que juega la baza del peligro comunista.
Esta historia olvidada cayó en manos de Andrés Trapiello de una manera muy novelesca. En los años noventa del siglo pasado, husmeando en un puesto de libros de lance de la Cuesta de Moyano, detectó un legajo de la Dirección General de Seguridad con un informe sobre actividades comunistas en Madrid que detallaba el caso de los “guerrilleros de ciudad” que habían asesinado a dos falangistas e incluía las fotos de los detenidos. Tirando de este hilo –y mientras trataba de convencer al librero, que se negaba a venderle el documento– publicó un artículo que en el 2001 se convirtió en libro: La noche de los cuatro caminos, editado por Aguilar, en el que quedaban muchos cabos sueltos. El escritor siguió indagando, aparecieron documentos desclasificados o digitalizados y la historia adquirió nuevos matices. Por ejemplo, cuatro de los detenidos, de los que se perdía la pista, lograron fugarse de la cárcel y, con ayuda de la embajada estadounidense, huir hasta Lisboa y desde allí a América, porque todo indica que eran agentes dobles, que militaban en el PCE pero espiaban para los servicios de inteligencia de Estados Unidos.
Todas estas informaciones que obligan a reescribir la historia Trapiello las ha vertido en Madrid 1945. ¿Es una mera ampliación del anterior texto con algunos datos añadidos? No, podemos considerarlo un libro nuevo. Para hacerse una idea: tiene casi 200 páginas más, amplia muchísimo el material gráfico (que en la antigua edición era anecdótico y aquí es parte sustancial de la obra), añade varios anexos y tantos datos novedosos que la crónica toma un cariz diferente.
Esta es una historia triste de posguerra, una historia de idealistas y fanáticos, de conspiradores y espías, de traidores y matones, una historia que parece una novela y se cuenta como una novela, pero que es completamente real. Una detectivesca novela de no ficción.
Un último apunte: destacar la elegancia de la composición y edición del libro –a cargo del propio autor y el tipógrafo Alfonso Meléndez– en el mismo formato de las últimas ediciones de obras de Andrés Trapiello en Destino (El Rastro, Las armas y las letras y Madrid). Se agradece el cuidado exquisito, que convierte estos volúmenesenperlasbibliófilas. /