Otras edades, nuevos valores
Ante el habitual choque generacional, en los últimos años se ha producido, según el autor, un cambio de paradigma: el clásico enfrentamiento por las costumbres y formas de vida ha sido reemplazado por una ruptura en la que pesa más lo material que lo ideo
Recientemente, Oriol Bartomeus ha recuperado la categoría de generación, que entre nosotros tuvo su momento de esplendor y, por qué no decirlo, de declive merced al planteamiento orteguiano de la misma. Acierta el politólogo catalán al señalar que lo que, en general, define a cada generación es el hecho de ser portadora de todo un conjunto de valores y actitudes específicos, aunque deja sin pensar una dimensión fundamental de la cuestión. Que no es otra que la del vínculo que mantienen las transformaciones que se vienen produciendo en la esfera del imaginario colectivo con los cambios en las diversas esferas de lo material.
Pero es precisamente dicha dimensión la que mejor explica la diferencia entre la forma en que antaño se planteaba el conflicto intergeneracional y la forma en que se plantea en nuestros días. Si echamos la vista un poco atrás, con facilidad constatamos en qué medida los reproches que hace unas décadas la entonces nueva generación le dirigía a la anterior tenían que ver básicamente con lo ideológico o, por extensión, con las costumbres, formas de vida, etcétera (Mayo del 68 y, más en general, toda la década de los sesenta del siglo XX ofrecen un variado muestrario de los puntos de fricción intergeneracionales). No se trataba tanto en aquellos momentos, por resumir algo abruptamente una cuestión sin duda compleja, de que los jóvenes se sintieran sin futuro, como de que rechazaban con determinación el específico tipo de futuro que les ofrecían sus mayores.
La diferencia con la situación actual es, en este punto, ciertamente notable. En nuestros días, frente a lo que ocurría en otros tiempos, el acento de la ruptura se ha colocado mucho más sobre lo material que sobre lo ideológico, pudiendo llegar a darse el caso –no del todo raro– de que en este último ámbito los pertenecientes a la generación anterior mantengan actitudes más rupturistas con la tradición que los más jóvenes. Como señala con acierto en su libro Azahara Palomeque, son las cuestiones relaciona