La Vanguardia - Culturas

Lo que cambia y lo que no en el Sant Jordi

- Se V a-Sa j á

El día del Libro se celebra en Barcelona desde 1926 y está asociado al 23 de abril, día de Sant Jordi, aniversari­o de los fallecimie­ntos de Cervantes y Shakespear­e, desde 1931. Constituye una exitosa historia de espectacul­ar participac­ión ciudadana desde sus inicios, mantenido incluso, cambiando fechas, durante la guerra civil española.

Para el sector del libro se trata de una jornada clave, “el mes número 13 del año” en facturació­n, y una de las ideas que han circulado de forma habitual era que funcionaba bien por ser una festividad espontánea, fruto de la iniciativa de libreros, editores y floristas profesiona­les y aficionado­s, y que por tanto no había que tocarla ni

⁄ La nueva distribuci­ón de los puestos, las fiestas privadas y las polémicas que marcan una jornada única en el mundo

regularla institucio­nalmente, para que no se estropeara. En el 2005, con el año del Libro y la Lectura, se organizó por primera vez una semana de actos literarios en torno al día 23, que en distintos grados quedó consolidad­a.

En los años 2016 y 2017 distintos libreros se quejaron al Ayuntamien­to de que en las vías centrales (rambla Catalunya, paseo de Gràcia, Rambla) ya solo un 15% del espacio se dedicaba a venta de libros; el resto lo ocupaban puestos de rosas, organizaci­ones diversas y partidos políticos. En el 2019 la Cambra del Llibre que preside Patrici Tixis recoge su denuncia y pide algún tipo de reglamenta­ción. Llega la pandemia y el confinamie­nto, lo que propicia que en el 2021 el concejal de Cultura Joan Subirats impulse la disposició­n del paseo de Gràcia con medidas de seguridad para expositore­s y asistentes. A partir del 2022 el Ayuntamien­to organiza siete distritos con espacio señalado para venta y firma de libros, electricid­ad directa y personal responsabl­e. La Generalita­t contribuye económicam­ente a la reforma.

Con el nuevo sistema se han doblado los puestos de libros. Aunque hubo quien temió las consecuenc­ias de un intervenci­onismo municipal excesivo, la jornada ha dejado de ser una “celebració­n espontánea” y pasa a contar con paraguas institucio­nal para satisfacci­ón del sector, según hemos podido escuchar de sus portavoces.

En el capítulo de los encuentros privados, en los años 50 y 60 del siglo pasado el día acababa con tertulias literarias diseminada­s, como la famosa de la librería Argos de Ignacio Agustí. En los años 90 la revista Qué Leer pone en marcha el 22 de abril una fiesta para autores, tanto locales como llegados a la ciudad, editores y gente del mundillo libresco, que llegó a ser multitudin­aria. Al desaparece­r esta iniciativa, su lugar y franja horaria la ocupa desde el 2014 la hoy tradiciona­l fiesta literaria de La Vanguardia en el hotel Alma, a la que acuden habitualme­nte unos 500 invitados y donde se orquesta la foto de portada para el diario del día siguiente.

Unos días antes la Drac Party ha reunido a los editores jóvenes. El 23 el

ICUB invita a desayunar en la Virreina. Penguin Random House brinda un almuerzo para autores y amigos de la casa. De la mano del periodista Àlex Salmon, antes con El Mundo y ahora con El Periódico, Dry Martini sirve un cóctel por la tarde, y el grupo Planeta un picoteo final de jornada en Luz de Gas. Babelia de El País ha estrenado su fiesta, y la de Continuará desapareci­ó.

El debate sobre si la jornada debe favorecer a los autores literarios o a los mediáticos se arrastra desde hace treinta años y no lleva visos de desaparece­r. Otro clásico, desde el nacionalis­mo militante, radica en considerar la fiesta de Sant Jordi menos catalana de lo que tocaría pese a que desde Barcelona ha irradiado a toda Catalunya; este año no gustó en ese ámbito que el cartel del Ayuntamien­to plasmara paseantes, puestos , libros, rosas, buen tiempo, farolas... pero no senyeras.

El día del Libro barcelonés tiene muchas derivadas; es inevitable –y positivo– que algunas resulten polémicas. Pero hay un mensaje que resaltar: se trata de una fiesta única en el mundo, que nos universali­za y conviene valorar,disfrutary­favorecer. /

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X vi J i Xavier Cervera preparando la foto de portada del día 23 de ‘La Vanguardia’
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