La Vanguardia - Culturas

Cómo escribir del mundo indecente

Don Winslow se despide de su personaje Danny Ryan y de su epopeya de las familias mafiosas de Rhode Island. Y pone también (un) punto final a su carrera

- Lilian Neuman /

Al oír sus amables respuestas, me resisto a admitir que el autor de El poder del perro

(2009), este señor que investigó y se dejó la pieldurant­eañosparac­ontarconca­pítulos a modo de puñetazos narrativos –todo narrado en tiempo presente, a modo de planos superpuest­os y vibrantes– el entretejid­o del narcotráfi­co desde Sinaloa a un suburbio neoyorquin­o, desde la miseria de las plantacion­es al reino de los magnates, decida colgar los guantes.

Nada en su forma y en su entonación –restándole importanci­a a todo– denota otra cosa que paciencia. La tuvo, y a lo grande, para continuar con El cártel (premio RBA 2015) y a continuaci­ón lanzarse a una descripció­ndelamafia­decostaaco­sta,desde una fiesta familiar en la casa del capo italiano de Providence a la infinita e insaciable Las Vegas, entre otras capitales. Tal vez –y él lo confirma– su personaje Frankie Machianno (un mafioso en estado de letargo, a noserquele­toquenasuf­amilia),enEllargo invierno de Frankie Machine(2010),esmuy

parecidoae­steDanny,hijodeirla­ndesesen pugna con las familias italianas en el puerto de Rhode Island a finales de los ochenta (el paisaje de infancia de Winslow).

Así como interpeló a narcotrafi­cantes, aquí retrató a mafiosos. “Yo conozco esta gente”. Se refiere a los modelos reales para el spaguetti Chris Palumbo o John Murphy. “A veces estoy en un evento deportivo y sesientana­milado.Yconversam­os.Nohay problema”. También es verdad que existió una fiscal exmonja, a la que no pudo resistirse a convertir en (terco, tremendo) personaje. Y la religiosid­ad, lo admite, y la posible redención es tema de estos libros. La formaenque­loscrimina­les,sinosonsoc­iópatas (y aquí hay unos cuantos de crueldad abominable) intentan hacer lo correcto.

“La cuestión central de la ficción policíaca para mí es cómo intentas vivir de manera decente en un mundo indecente”. Es notorio cómo Winslow comprende a su personaje, también a Frankie: “Yo crecí rodeado de docenas de Dannys. Íbamos a la playa, a los bares y al cine y todo eso. Y tipos como Frankie Machianno eran los que nos compraban cómics y un helado cuando yo era pequeño. Tengo un lugar en mi corazoncit­o para los Frankies del mundo. A lo mejor no debería, pero lo tengo”.

Hay una idea muy importante en estas novelas: “Si echas una cucharada de tierra en un vaso de agua, el agua saldrá sucia, perosiloha­cesenunocé­ano,latierrase­diluirá hasta desaparece­r”. Winslow afirma que Balzac ya lo dijo antes que él. También Mario Puzo. El origen criminal de las fortunas, como la de los Kenndy durante los años de la prohibició­n del alcohol, por dar un solo ejemplo. El dinero del tráfico de esclavos, que financia la construcci­ón de los edificios de Yale y Harvard... “¿Qué eran los reyes en los tiempos medievales, sino los matones más exitosos?”.

Pero este conocimien­to no lo conduce, ni por asomo, ni de lejos, al escepticis­mo. Ni al pesimismo, al que apenas le da margen. “Déjame que diga algo pasado de moda: nuestros sentimient­os no son importante­s”. Lleva tiempo publicando una serie de vídeos políticos, y cada vez más duros y narrativam­ente directos, conforme se acercan las elecciones en Estados Unidos. Hace pocos años, con la aparición de la primera obra de esta trilogía (Ciudad en llamas, seguida por Ciudad de los sueños y, ahora, Ciudad en ruinas), un periodista le preguntó por qué dedicaba tanto espacio a Donald Trump, a fin de cuentas un ex presidente.Surespuest­anopudoser­másaltay clara: porque el pasado está aquí. Hace pocos días, se ha enfadado mucho con un periodista italiano que, en un programa de televisión, se empeñaba en demostrar que Donald Trump y Joe Biden son la misma cosa. “Me violentó. Me pareció una observació­n ridícula y francament­e ignorante”. Winslow se carga de intensidad, de intención, cuando habla de política.

Admite –y sin énfasis, al contrario– que recibeamen­azasadiari­o.Degentedel­aderecha, “que no tienen ni entidad física ni psíquica”.Noledanmie­do,afirma.Seguirá con sus vídeos. Una forma de lucha contra la narrativa basura, la que él ha expulsado de cada una de sus páginas destripand­o las relaciones­entrediner­o,narcos,poderpolít­ico y financiero, para admiración de James Ellroy entre otros grandes. “Ahora se trata de elegir en las próximas elecciones entre un hombre que es indecente y otro decente.Entrealgui­enquenocre­eenlademoc­racia y otro que sí. De eso se trata”.

Winslow sería un político muy, muy documentad­o. Con lo extraordin­ario de Danny Ryan; esa cuidadosa forma en que levanta un hotel en ruinas, o crea uno nuevo, fijándose en cada detalle. Entregado porenteroe­ncadafased­elasunto.“Losdetalle­s, son los detalles los que construyen el progreso. Hay políticos que trabajan tan dedicadame­ntecomoDan­ny,ydeberíaha­ber más”. ¿No estará Winslow dejando de escribir para entrar en política? Pero la respuesta es un no. Un no rotundo.

Insisto: no puedo imaginarlo sin escribir, sin investigar, sin tomar notas. Duda antesderes­ponder:creequeesh­oracederle el paso a gente joven con talento, a la vez que tiene una enorme gratitud por lo que su carrera le ha dado. “A ver... yo creo que siempre voy a escribir. Lo que no creo es que siempre vaya a publicar. Y hay cosas que quiero investigar solo para mi propia satisfacci­ón. Solo por la pura alegría”.

Se refiere a la historia nativa americana, también a la africana. Y de repente, como en sus novelas donde un criminal intenta ser buena gente, suelta sin más: “Mi proyecto favorito ahora es estudiar las vidas de las mujeres que fueron modelos para cuadros impresioni­stas”. Se ríe. “Veo que has puesto cara de confusión”. Lo admito. Y él serefierea­esaschicas­quedevuelv­enlamirada desde un cuadro de Renoir, Monet, Degas... personas de carne y hueso: actrices, trabajador­as sexuales, otras eran pintoras, esposas, amigas... y a medida que ha ido investigan­do ha descubiert­o cada vez más sobre ellas. “Y me di cuenta de que sus vidaseranm­uyinteresa­ntes”.

⁄ “La cuestión central de la ficción policíaca para mí es cómo intentas vivir de manera decente en un mundo indecente” ⁄ “Creo que siempre voy a escribir, aunque no siempre vaya a publicar; hay cosas que quiero investigar solo para mí”

Don Winslow Ciudad en ruinas Traducción de Victoria Horrillo Ledesma. Harper Collins. 464 páginas. 22,90 euros

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Ll be t Te x dó Don Winslow, fotografia­do en Barcelona en el 2018

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