Franquismo para jóvenes
El historiador Nicolás Sesma ha escrito un libro dirigido, sobre todo, a quienes como él nacieron tras la muerte del dictador. Sin tópicos ni simplificaciones
A los conocedores de la literatura sobre el franquismo o incluso a quienes lo padecieron, Ni una, ni grande, ni libre. La dictadura franquista no les sorprenderá. Ya saben que el régimen no era solamente Francisco Franco y que no pivotaba únicamente sobre él. También que, a pesar de las muchas caricaturas que se han hecho, el dictador no era idiota, ni tampoco lo eran sus seguidores. Un puñado de botarates no hubiese sabido mantenerse a flote durante la Segunda Guerra Mundial y la guerra fría, por mucha suerte que hubiesen tenido.
Este público sabe también que la España de Franco no era la pretendida excepción europea porqué además de conocer qué habían sido Alemania e Italia, han leído o saben qué sucedía en Grecia, Portugal o el bloque del Este. Y que el objeto del plan de Estabilización o de la ley Fraga de Prensa no pretendía la apertura del régimen sino su continuidad. Así mismo saben que la dictadura y sus efectos no pasaban, por supuesto, únicamente por Madrid y Barcelona, y que la Iglesia católica tuvo un papel transcendental como aliado del régimen.
A este lector, el libro de Nicolás Sesma (Vitoria, 1977), licenciado en Historia en la Universidad de Zaragoza y actual profesor de la universidad francesa Grenoble Alpes, le parecerá poco más que una buena puesta al día de la bibliografía existente –570 páginas y 35 de bibliografía– con una especial atención al papel de los cuadros intermedios del franquismo y también al de las mujeres. Sin embargo, el volumen de once capítulos y numerosos subapartados, con la inclusión de referencias cinematográficas, musicales, literarias e imágenes, de lectura ágil, no va dedicado a ellos.
Este libro nace con el propósito de explicar la dictadura franquista sobre todo a los nacidos después de la muerte de Franco, como el propio autor. Sesma forma parte de una nueva generación de historiadores que sabe que la historia no la deben consumir únicamente historiadores. Y pretende, en esencia, que los lectores de su edad y menores huyan de tópicos y simplificaciones y comprendan el régimen –un sistema– que dominó España durante cuarenta años y que, por momentos, proyecta su sombra a nuestro presente. Que no crean, por ejemplo, que todos aquellos que tras la Transición fueron presentados como demócratas de toda la vida, siempre lo fueron. Y que, aunque todavía hoy repartan lecciones de democracia desde sus tribunas, sepan que tienen un currículo previo.
A los lectores que en sus libros de texto de Historia vieron que una mancha azul avanzaba sobre otra mancha roja en un mapa de España y después aparecía la fotografía del dictador y pronto los rostros de Adolfo Suárez y el Rey y entonces… llegaba el verano sin más clases para entrar en el temario porqué la Prehistoria, Grecia y Roma se habían llevado, curiosamente, un tiempo imprescindible de la asignatura, el libro sí les sorprenderá.
Lo hará porqué las características citadas al comienzo, aunque sabidas, por separado no conforman el cuadro que resulta de unirlas. Sin que, en esencia, Sesma presente nada nuevo, el conjunto permite una mirada distinta al franquismo. Y, al menos por una vez, el volumen responde a la valoración con que se anuncia. Como sostiene Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, “la dictadura de Franco para una nueva generación. Una historia narrada con rigor, fluidez y un dominio de las fuentes impresionante”.
⁄ Sin que, en esencia, el libro presente nada nuevo, el conjunto permite una mirada distinta al franquismo
Franco (izquierda) en 1957 con el entonces alcalde de Barcelona José María de Porcioles