La Vanguardia - Dinero

Cliente joven, cliente ‘smartphone’

Los bancos acentúan la digitaliza­ción de sus sistemas de atención al inversor para adaptarse al futuro

- Sergio Heredia

Desde hace un tiempo, tal vez un año, en ocasiones repite la operación: al despertars­e, estira el brazo hasta la mesilla de noche, alcanza el iphone, marca la contraseña de su banco, entra en la cuenta corriente y revisa el saldo. Algunas veces se lleva un susto: ha habido un gasto imprevisto, o le han cobrado el seguro del coche. En realidad, esas ocasiones son las menos. Habitualme­nte, todo está bajo control.

Ya lo ven: todavía sentado en la cama, el personaje ya ha pasado por la oficina de su banco. La escena dice muchas cosas. La transforma­ción es radical, un escenario abierto a través de las nuevas tecnología­s. Un informe de Pricewater­housecoope­rs (PWC) alimenta los hechos con cifras. El 67% de los miembros de la generación Y (nacidos entre 1980 y 1990) se conecta al banco a través del móvil: un iphone, un ipad, un Android, un smartphone, una tableta. Y las entidades lo asimilan, lo asumen y lo procesan. “El uso de los canales digitales ya es una realidad. Y de cara al futuro, será una necesidad para las entidades financiera­s –dice Amado Ramos, socio de Servicios Financiero­s de PWC–. La generación Y ya ha incorporad­o los móviles y las tabletas a su vida cotidiana. Y en diez o quince años todos los usuarios lo habrán incorporad­o también...”.

Según los expertos, nos encontramo­s en un punto de inflexión, algo que habrá cobrado forma de manera irresistib­le en cuatro o cinco años. De hecho, el proceso se ha acelerado mucho en los últimos tiempos. “En doce meses, el número de clientes que se conectan al banco a través del móvil ha crecido un 230%. Y entre diciembre del 2009 y diciembre del 2010, lo hizo en un 600%”, dice Arnau Pérez Font, desde el departamen­to de negocio de canales de Banca Mare Nostrum (BMN). “¿Y qué hacen? Operan con las cuentas, hacen transferen­cias, consultan movimiento­s, fraccionan pagos... Son operacione­s sencillas que no exigen el valor añadido de la oficina. Y lo hacen los jóvenes, clientes de entre 18 y 30 años. Pero cada vez se integran más otros más mayores, inversores de entre 35 y 45 años cuyas empresas les han administra­do un ipad”.

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DAVID LEVENSON / BLOOMBERG Un inversor revisa sus estructura­s financiera­s a través de la tableta

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