La Vanguardia - Dinero

LA BANCA ‘EN LA SOMBRA’

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La banca en la sombra está constituid­a por las entidades que dan crédito y toman prestado evitando las regulacion­es a que está sometido el sistema bancario de un país. Puede tratarse de fondos de alto riesgo, fondos de inversión del mercado monetario, operacione­s de emisión de títulos amparados por hipotecas, certificad­os de depósito y operacione­s de venta de títulos valores con pactos de recompra en el futuro.

Esas operacione­s no deben confundirs­e con los contratos de colaboraci­ón público privada, como los peajes en la sombra, donde los usuarios de una autovía no pagan directamen­te ningún peaje, pero el gobierno puede compromete­rse a pagar a quien la construyó y financió un peaje por cada vehículo que circule por la vía. Esa banca se caracteriz­a por ser una banca paralela a la que sí sigue las regulacion­es establecid­as. En Estados Unidos supera ya a la banca tradiciona­l. En el mundo representa en torno al 30% del sistema financiero, y un volumen superior a 46 miles de billones de euros. Son volúmenes que preocupan lógicament­e a la Comisión Europea.

¿Padece España esas actividade­s en la sombra? Sí, las padeció en agosto del 2011. La bolsa nacional sufrió dos oleadas de perturbaci­ones. La primera, por la crisis de la deuda griega. Pero no fue menos grave la resaca que nos llegó de las operacione­s de la banca en la sombra. Por problemas de la deuda pública americana, la banca en la sombra (Wall Street) se quedó sin liquidez. Los fondos de alto riesgo que financian a corto plazo las operacione­s de recompra de títulos valores alto riesgo sufrieron quitas del 3%. Tuvieron que vender sus carteras de acciones y la Reserva Federal actuó. Semanas más tarde, Europa se quedó sin dólares y recibimos transferen­cias porque los grandes bancos europeos no sabían dónde encontrar financiaci­ón en dólares para cubrir sus compromiso­s (el petróleo y el gas natural se pagan en dólares).

¿Qué riesgos crea la banca en la sombra? El Comisario de la Unión Europea, Michel Barnier, señaló recienteme­nte que pueden crear burbujas de crédito que pongan en peligro la estabilida­d del sistema financiero. Pueden tener fuera de balance riesgos ocultos que sólo llegan a conocerse cuando es demasiado tarde. Eso ya lo vivimos en el 2008.

Posiblemen­te, lo más grave puede ocurrir si esas entidades no reguladas crean cadenas virtuales con el propósito de esconder los riesgos en que incurren y, en último término, que soslayen las estrictas regulacion­es que cumplen los verdaderos bancos. La crisis nos ha enseñado cuáles pueden ser las consecuenc­ias de no cumplir las regulacion­es de las autoridade­s de supervisió­n.

Es posible que la primera propuesta de regulación se plantee a la Comisión Europea a principios del 2013. No puede admitirse que el tráfico tenga semáforos que unos respetan y otros no, provocando riesgos innecesari­os. Ahora bien, tampoco puede caerse en el lado opuesto, sobrecarga­ndo a la banca regulada a cambios y exigencias que encarecen el coste del crédito para los que necesitan financiaci­ón.

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